Capítulo 12 - Moshang

501 89 166
                                    


'Luo Bingge, sólo podía ser él.

Su mirada carmesí brillaba en medio de la oscuridad del qí demoníaco que lo consumía con tal fuerza que era imposible mantenerse en pie allí, ni siquiera era capaz de acercarse o sacar algún talismán de entre sus túnicas. Lo único que un espía como él podía hacer era aferrarse al escondite en el que se mantenía fuera de la vista de ambos demonios mientras sus ataques pasaban sobre su cabeza. Ver a Luo Bingge allí, al mestizo que el Lord de Qing Jing había lanzado al abismo hacía más de un año, lo había dejado aturdido, olvidando los ases que tenía bajo la manga y los múltiples planes que había trazado para que Mobei Jun los siguiera en cuanto buscara al mestizo. Pero este poder inconcebible y su súbita aparición en el reino del norte los había dejado por los suelos.

Mobei Jun impactó frente a él con tal fuerza que un cráter se creó, lanzándolo lejos del demonio al que había jurado servir a cambio de escalar rápidamente en Tian Gong.

Shang Hua abrió los ojos solo para ver la sonrisa cruel en los labios de Luo Bingge mientras tomaba una espada que se le antojaba sumamente poderosa, rasgando la realidad a su alrededor y desapareciendo sin dejar rastro.

Tardó en salir de su estupor, hasta escuchar al demonio de hielo toser en medio de la piedra destruída. Se apresuró a ponerse en pie, tambaleante, corriendo hacia él. Mobei Jun tenía las ropas rasgadas, sus impresionantes músculos manchados de tierra y sangre, pero seguía respirando, vivo, y sin duda furioso por haber perdido y sobrevivido a ello. Era un golpe demasiado grande a su ego y temía ser el que recibiera ese odio más tarde, pero bajó hacia el centro del cráter con rapidez, arrodillándose a su lado.

"Dawang," llevó su mano a uno de sus brazos, el que no parecía dislocado, pero Mobei Jun lo miró como si en ese instante fuera a asesinarlo, queriéndolo lejos de él. Shang Hua no podía tocar al demonio, no poseía su confianza y ¿cómo hacerlo cuando ya había apuñalado por la espalda a enemigos del futuro rey? ¿Qué lo detenía de hacerle lo mismo a él? No era más que un humano al que no le importaba nada ni nadie más que él, y ambos lo sabían. "Lo ayudaré a salir de aquí, Luo Bingge podría regresar antes de que su cuerpo se regenere."

"¿Qué importaría eso?", pero estaba tan agotado que simplemente permitió que ese humano en el que jamás podría confiar, pasara sus brazos alrededor de su torso, ayudándolo a ponerse en pie y casi siendo aplastado bajo su peso. Su espía casi lo arrastró fuera del cráter, con el rostro enrojecido por el esfuerzo. Debería haber aprovechado ese momento de debilidad para matarlo, pero si Luo Bingge estaba afuera con ese poder consumiéndolo todo, sería un estúpido si lo mataba allí mismo y quedaba a merced del mestizo.

"Dawang... ¿qué haremos ahora?", lo sentó en lo que quedaba de su trono, retirando la túnica de su cuerpo para revisar sus heridas. Con cuidado y dedos quemantes, Shang Hua colocó ungüentos y salvias especiales sobre su piel, arrodillado entre sus piernas. "Debería jurarle lealtad y..."

Mobei Jun no esperó a escuchar más, tomando al cultivador del cuello hasta acercarlo a su rostro. Las manos de este fueron a la suya, buscando ser liberado, sus ojos entrecerrándose, asustado.

"No trabajaré para nadie más. No soy un demonio débil que jurará lealtad a cualquiera. Soy Mobei Jun, y si quieres mantener tu patética vida, no volverás a decir estupideces así," lo soltó, escuchándolo toser y caer sobre su regazo.

"No... no lo haré de nuevo... dawang," juró, llevando manos temblorosas a su piel para continuar con su trabajo. La marca de su mano en el cuello de su espía no desapareció por varios días, un recordatorio para Shang Hua; uno para él.

La Vida Secreta Del Autor - [Moshang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora