Capítulo 25 - Vínculos

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Sin importar cuánto lo pensara, Shen Yuan tenía razón.

No podía esperar más para revelarle la verdad a Shang Qinghua, para decirle quién había sido –quién seguía siendo en el fondo– y pedirle perdón por la rabieta que había hecho y la forma en que accidentalmente había terminado todo entre ellos. No era sencillo, tan solo pensarlo provocaba que su estómago se contrajera y sintiera náuseas. No odiaba esa parte de su vida ni a Ice King aún si eso intentaba creer, porque sin él, sin esa inmadurez y el anonimato sabía que no habría podido acercarse a Shang Qinghua de la forma en que lo hizo, no habría podido ni hablarle sin asustarlo o hacerle sentir incómodo. Ice King seguía siendo parte de él por más que lo negara, ese nombre estaba ligado a buenos recuerdos y una etapa de su vida que había revivido una y otra vez en esos largos años, aún si odiaba la forma en que su inseguridad lo hizo actuar al final de todo.

Era él, seguía siendo él, y Shang Qinghua tenía que saberlo.

Suspiró, algo perdido sobre cómo continuar. Esos últimos días, Shen Yuan no había dejado de echarle miradas severas cada vez que se atrevía a olvidarse de lo que había prometido, cada vez que se permitía ser feliz al lado de su autor en las incontables horas que pasaban editando el nuevo manuscrito. Tenía que revelarle la verdad, pero era más fácil decirlo que hacerlo, sobre todo cuando sonreía libremente a su lado, cuando cocinaba para él –ellos– y le recordaba todas las fantasías domésticas que había tenido durante dieciséis años. Estaba viviendo lo que había deseado por años y aunque le pesaba la verdad que se negaba a soltar, era feliz. No quería romper esa nueva realidad aún si era tan frágil como una simple fantasía.

Necesitaba consejo y, aprovechando que se habían dado el día libre por un festival escolar, decidió reunirse con alguien que podría ayudarlo.

"Xiao-Mo," saludó Tianlang-jun, abriendo la puerta del apartamento que compartía con su sobrino, vistiendo jeans y una playera roja con el nombre de su hijo en color blanco tan grande que sería imposible ignorarlo. Frunció el ceño, extrañado. ¿No tenía trabajo ese día? "¿Sabe Langlang que vendrías?"

"No, solo venía de pasada," comentó, pasando detrás de él y topándose con banderillas del mismo tono que la playera de Zhu Xinyi y, ante su sorpresa, una pancarta idéntica. "¿Vas de salida?", preguntó. A como lo veía, asistiría al festival deportivo del niño.

"Vamos," respondió Zhu Zhilang, saliendo de su habitación con una playera similar y el cabello recogido en una coleta baja, "Siempre asistimos al evento deportivo de a-Bing," sonrió, "¿Querías algo?"

Algo urgente, pero sería imposible ahora que estaban por irse.

"¿Por qué no vienes, xiao-Mo?", invitó Zhu Xinyi, sonriéndole de esa forma que le hacía pensar cuán obvia era su situación para que lo mirara así, "Binghe tiene que irse acostumbrando a verte junto a Qingqing para aceptarte. Además, solo se ven por trabajo, ¿no?" Tomó la pancarta y se la lanzó. "Tal vez puedas aprovechar un poco. Los espero en el auto," se despidió, tomando sus llaves y dejándolos con la tarea de guardar lo que llevaban.

"¿No se terminará enojando más tu primo?", preguntó, doblando la pancarta.

"Probablemente. Y nos verá como traidores," suspiró Zhu-ge, tomando las banderitas de papel y una maleta. "Comeremos en el festival, tienen comida allí pero tardas horrores en las filas," explicó, guardando algunos bocadillos –claramente comprados– con sumo cuidado. "No le agradarás menos si apareces, xiao-Mo. ¿Por qué no aprovechas y pasas un rato con Qingqing?" Lo miró.

"No me negaré a eso," asintió, tomando las cosas y saliendo detrás de él, "Quiero decirle la verdad," musitó, "aunque dudo que hoy sea el día."

"Definitivamente no," cerró la puerta, siguiéndolo hacia el ascensor. "Pero deberías decirle pronto. Conozco a Qingqing y...no será fácil si dejas pasar más tiempo. Supongo que sería así con cualquiera, en realidad."

La Vida Secreta Del Autor - [Moshang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora