Capítulo 10 - Mobei Jun

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"Dawang... dawang, despierta..."

Suspiró, girándose, abrazándose a ese cuerpo y enterrando el rostro en su cabello, sonriendo ante el aroma conocido y las risitas que sentía contra su pecho. El sol de la mañana entraba por la ventana directo contra su espalda, pero nada podría despertarlo de ese momento con Shang Qinghua a su lado, recibiendo pequeños besos en la mejilla y dulces palabras que no cumplían con su cometido de sacarlo de sus sueños.

Todo era pacífico en el apartamento que compartían, donde vivían su vida sin las interrupciones de su tío o la molestia de su padre, donde era recibido con besos y comidas caseras y la sonrisa que lo tenía más que perdido.

"Dawang, despierta," escuchó el susurro distante mientras la calidez iba desvaneciéndose, a la par que el sonido de su alarma lo sacaba de aquella ensoñación.

Seguía en el penthouse, en la habitación de infancia que poco a poco dejaba atrás esos recuerdos debajo de afiches de bandas y ropa que no se preocupaba por levantar de su lugar, abrazando su almohada como si fuera el autor al que extrañaba ver. Gruñó, lanzándola al suelo de una patada y poniéndose en pie, permitiendo que su frustración saliera antes de cometer el error de embotellarla hasta explotar contra la primera persona que se le atravesara. Si antes tenía problemas relacionándose con sus compañeros de clase, ahora definitivamente nadie intentaba acercarse más a él.

Estaba harto de no poder hacer más que enviarle mensajes a Avión, esperando y esperando por respuestas que temía nunca llegarían. Algo tenía que hacer. Algo. Y, afortunadamente, tenía una pista.

Para encontrar a Shang Qinghua, necesitaba saber si el Shen de la librería era el mismo con el que se había encontrado meses atrás. Tal vez no eran amigos, seguramente Avión estaba aterrorizado del hombre al punto de renunciar a ese trabajo, pero era la única pista que tenía para encontrarlo... sin verse como el acosador que sabía que estaba brotando en él. Pero era por una buena razón. No estaba obsesionado, simplemente... estaba enamorado. Lo sabía muy dentro de sí aún si su tío lo trataba como algo pasajero.

Buscaría a ese tipo molesto y así, tal vez obtuviera alguna pista de su paradero. Un nuevo lugar de trabajo o algo, algún sitio al que pudiera asistir sin verse como un peligro para nadie, como sabía sucedería si se plantaba en las puertas de la Universidad An Ding.

Se arregló con prisa, dispuesto a llegar a Ling Xi en cuanto abrieran y quizás pasar el día allí hasta toparse con ese hombre y obtener alguna respuesta, dejando su habitación casi corriendo e ignorando cómo su estómago gruñía. Podría comer algo de camino a la librería, solo necesitaba llegar cuanto antes.

"Xiao-Jun, pensé que despertarías más tarde, ¿vienes a recibirme?", preguntó su tío, dejándole sus maletas al ama de llaves y quitándose sus zapatos lustrosos en la entrada. Lucía algo cansado, pero no tan frustrado como lo había visto esos meses desde que visitaran el hotel Huanye.

"Shushu... creí que volverías antes," se cruzó de brazos, siguiéndolo hacia la sala donde lo vio dejarse caer en su sillón predilecto y pedir que le trajeran un té. Estaba despeinado y parecía no importarle mucho cómo arrugaba su traje al acostarse así.

"Cambio de planes, xiao-Jun. ¿Me extrañaste?", se rió, mirándolo y de inmediato descubriendo la verdad a pesar de sus negativas. Quizás su propia frustración venía de no saber nada de las únicas personas que le interesaban en su vida. Claro, no le dejaría saber eso a su tío o este no dejaría de mencionarlo hasta que muriera de vergüenza.

"¿Quién podría extrañarte?", bufó, sentándose y encendiendo el televisor en el canal favorito de su tío donde daban las repeticiones de los dramas más populares. La imagen de Su Xiyan llorando en los brazos de un doctor fue lo primero que apareció, dándole paso a otra escena.

La Vida Secreta Del Autor - [Moshang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora