El calor de la mañana era suficiente para derretir a cualquiera que no estuviera acostumbrado a ese clima. Para Binghe, no era más que un día normal de inicios de verano; para su padre, Zhu Xinyi, era como estar en el infierno.
"¿Seguro que quieres acompañarme, a-die? Puedes darme efectivo y compraré la ropa que necesito," se ofreció Binghe, caminando de espaldas para mirar a su padre que venía abanicándose con un folleto, sudando y con su cabello usualmente bien peinado ahora en una coleta digna de su baba con mechones saliendo por todos lados.
"¡Estás castigado, a-Bing! Qingqing no puede acompañarte por su trabajo ni Liu Qingge. A menos que quieras ir de compras con Huang-mei o Chen-mei, tendrás que soportar a tu padre sudoroso. ¿Cómo pueden con esto?"
"Viviendo aquí desde siempre," se encogió de hombros, dándose la vuelta para entrar a una de las tiendas. Realmente sentía que podía comprar ropa de playa por sí mismo, pero el castigo seguiría vigente hasta terminar el verano y no planeaba ser acompañado por sus tías. Las adoraba pero ya tenía experiencia siendo vestido por ellas cuando era más pequeño. Definitivamente no iba a repetir eso ahora que planeaba tomarse muchas fotografías en la playa.
"Aire acondicionado, al fin," suspiró su padre al entrar detrás de él, dejándose caer un momento en el primer sillón que encontró para probarse el calzado. "¿No quieres llevar unas?", preguntó, alzando una sandalia para que la mirara.
"No me gusta la suela," respondió, caminando por la limitada selección de calzado playero y comparando cada uno.
"Te ves bastante tranquilo, a-Bing," comentó su padre, mirándolo con atención, "¿Todo bien? No estabas del todo seguro de este viaje hace semanas pero ahora incluso me invitaste a comprar tu ropa nueva para la playa. Pensé que insistirías en llevar a tus amigos o a Qingqing."
"También están castigados, no tiene caso insistir si las tías no les darán permiso," musitó. Además, Qingge-ge acababa de comenzar a trabajar medio tiempo como repartidor y Yuan-ge tenía trabajo. " Y baba tiene mucho por hacer con la edición de su libro y todo eso," terminó por pedir un par de sandalias negras con líneas rojas, sentándose frente a su padre, "¿No comprarás nada?"
"¿Y cargar todo? No. Compraré lo necesario en Huayue," lo miró, "¿De verdad está todo bien?"
"Ya dije que sí, a-die. Quiero ir al viaje y relajarme un poco. ¿Y aprender a surfear tal vez?" Sonrió, aunque comprendía por qué la preocupación. Le emocionaba el viaje, pero después de lo sucedido en Huan Hua y cómo se expuso ante aquél hombre, le sonaba más a un escape de todo eso. Estaba casi seguro que de haber podido, sus padres lo habrían sacado del país. O tal vez podían hacerlo y solo se estaban conteniendo para no exagerar la situación. "¿Tú estás bien?"
"¿Por qué no habría de estarlo?", la dependienta le llevó el calzado en su talla, momento que su padre aprovechó para ponerse en pie y caminar a la sección de ropa de playa.
"Tal vez porque llevan toda mi vida haciéndome prometer que no revelaría el verdadero nombre de mi madre a nadie solo para que lo hiciera frente a alguien así de peligroso," se acercó a él, mirando los trajes de baño. "Ya me regañaste, no tienes que hacerlo de nuevo. Solo preguntaba," se apresuró a decir.
"Realmente te malcriamos demasiado, Binghe. Debería seguir regañándote cuando nos hablas así," negó, tomando en sus manos un traje de baño naranja y observándolo con suma atención.
"Es culpa suya que yo sea así," asintió, "¿Entonces?"
"¿Quieres saber si sigo molesto?", dejó la prenda en su sitio, volteando para mirarlo, "Por supuesto que lo estoy, pero no es contigo, sino con ese hombre. Por su culpa no estuve con tu madre ni contigo y pasé años encerrado. Claro que voy a estar molesto, Binghe. Pero," sonrió un poco, "pronto se le acabará el reinado de terror que impuso," llevó una mano a su hombro, dándole varias palmaditas. "Y una vez que deje de ser el director de Huan Hua y pueda mover mis piezas, no habrá más razones para esconderse. Claro, es mejor que nadie se entere de quién eres hijo, pero su palabra no valdrá para entonces. Por ahora, debes ser más precavido, a-Bing. No te confíes demasiado, aún si nos tienes para protegerte," siguió caminando, mirando cada prenda y sacando algunas de su lugar para mostrarlas. Binghe fue tras él, rechazando la mayoría o tomando algunas que su padre se negó a tomar en cuenta, dejando el tema atrás de momento aún si sentía demasiada curiosidad sobre lo que estaba planeando. Como su padre decía, era mejor ser precavidos y evitar que se corriera la voz antes de tiempo.
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La Vida Secreta Del Autor - [Moshang]
FanficA los 20 años, Shang Qinghua comenzó a escribir 'Camino del Orgulloso Demonio Inmortal' a los 20 años, ganando un lector obstinado que buscaba enamorarlo, perdiendo a su hermana y tomando la responsabilidad de criar a su sobrino llevándolo a vivir u...