9. No puedo alejarme de ti

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Hicieron el amor, hasta que Yuuji se durmió entre sus brazos.

Toji, se preocupó de limpiar al chico, dejándolo arropado y cómodo en su cama. Besó su frente, levantándose para salir al pequeño balcón que se encontraba en la sala, para fumar un cigarrillo.

Se apoyó con sus brazos, en el borde del balcón, sin importarle seguir desnudo.

De su cajetilla, sacó un cigarrillo, llevándolo a su boca, para encenderlo y disfrutar de aquél vicio. La luna estaba en lo alto, iluminando su cuerpo desnudo.

Un cuadro, cubierto por una sabanilla, qué se encontraba en la pequeña sala, llamó su atención, quitó la tela que lo cubría, dejando que cayera al suelo y se sorprendió con lo que vió.

Era una pintura de él.

— Yuuji, — Susurro, formando una sonrisa cariñosa en su rostro, logrando que su cicatriz se estirara.

— Quería mostrárselo a Gumi, pero si lo ve, él podría pensar qué...— Su voz se apagó, en un pequeño susurro, en su rostro se formo una mueca y sus ojos expresaban miedo.

— Oye chico, — Toji apagó el cigarrillo, en un cenicero que él pelirosa le tenía.

—No quiero perder a Megumi,— Sollozo Yuuji, aferrándose al hombre, —Él fue mi primer amigo, es muy importante para mi.

—No lo harás, se que Gumi lo entenderá.

—E-eso esperó , —Apoyó su barbilla en el pecho del hombre, mirándolo a los ojos, lágrimas caían, de sus bonitos ojos, color miel.

—Me podrá odiar a mí , pero no a ti,— Limpió con delicadeza, las lágrimas que bajaban por sus redondeadas mejillas.

—Tampoco quiero eso, —Yuuji suspiro, sintiendo las caricias delicadas que Toji le brindaba.

Yuuji rodeo el cuello del hombre, con sus brazos, colocándose de puntillas, para besarlo.

—No llores, no soporto verte llorar, cariño, — Mencionó, acariciando la espalda del menor.

El pelirosa asintió, jugando con la cadena de oro, que decoraba el cuello del hombre. Sus ojos notaron qué el cuadro, en su sala, estaba descubierto.

Se alejó nervioso, empujando a Toji, para cubrir el cuadro, pues era el retrato del mayor, el cuál aún no estaba terminado, queriendo evitar qué él hombre lo viera.

Demasiado tarde, Toji ya lo había descubierto, mientras él dormía.

—¿Por qué lo cubres?, ya lo ví, —Rodeo la cintura del chico, apoyando su barbilla en el hueco de su cuello, observando la pintura.

—E-es un trabajo, necesitaba hacer un rostro, para una clase, —Se sonrojo, dejando caer la sabanilla con la que había cubierto el cuadro.

Observó el trabajo que estaba realizando, un retrato, que mostraba parte del rostro de Toji, sus facciones, su cicatriz, el cabello oscuro largo que cubría su frente.

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Secret Love | TojiItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora