10. Real

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"Él era cómo éste híbrido,
Está mezcla de un hombre ,
Qué no podía contenerse a sí mismo,
Siempre tuve la sensación,
De qué se sentía dividido,
Entre ser una buena persona,
Y perder todas las oportunidades,
Qué la vida podía ofrecerle,
A un hombre tan magnífico como él,
De esa manera, yo lo entendí a él,
Y lo amaba, lo amaba, lo amaba,
Y lo sigo amando, lo amo".

National Anthem ( monólogo) - Lana Del Rey

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Lloró hasta que sentía que no le quedaban, más lágrimas por derramar.

Sus ojos se encontraban hinchados, sus mejillas húmedas y su nariz totalmente roja, al igual que toda su cara. Durante todo ese rato que estuvo aferrado a la almohada, su celular no había dejado de sonar.

Sabía que era Toji.

Pero él no quería escucharlo, su corazón se rompería aún más.

Quitó las mantas de se cama, para cubrirse hasta la cabeza con ellas, cerrando sus ojos, rogando que el sueño lo invadiera.

Despertó con un rayo de luz, que se filtraba por la cortina a medio cerrar, de la ventana, llegando directamente a su rostro.

Se frotó los ojos con pereza, sentándose en la cama y suspiro al notar que se había dormido sin cambiarse a su pijama.

Agradecía que fuera sábado, a pesar de que debía dirigirse a su trabajo.

No quería que sus amigos notarán su tristeza.

Por lo que se levanto, para ir a la ducha, necesitaba limpiarse y prepararse para su trabajo.

Finalmente salió de su acogedor departamento, sin tomar bocado alguno, no tenía apetito. Caminando con priza para llegar a la librería donde trabajaba los fines de semana.

El ambiente era agradable y la dueña, una señora de edad, era muy amable con él.

Durante toda la mañana se la pasó acomodando libros en las estanterías, ordenando y limpiando.

Qué su mente se concentrara en otras cosas, le otorgaba un cierto alivio.

No quería pensar en Toji.

Con pesadez, rogaba con que el fin de semana no transcurrirá tan rápido, pues debía enfrentar su realidad. Volver a clases, estando seguro de que Nobara no lo dejaría en paz, hasta saber el por qué, de su pesar.

Un dolor en su corazón, le hizo fruncir el ceño al recordar aquél retrato del hombre que debía llevar el día lunes, para correcciones y dar termino a aquella obra de arte.

Sin embargo pensó en romperlo y comenzar un nuevo retrato que no involucrara al mayor.

Pero el cariño que le tenía, no le permitía hacerlo.

Lo amaba...

Amaba tanto a Toji, que le dolía pensar que todo pudo haber sido un juego.

El mayor sacando provecho de su enamoramiento, por él.

Fruncio el ceño, al notar sus ojos nuevamente húmedos.

Ya no quería llorar, Toji no merecía sus lágrimas.

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Su fin de semana, paso en un parpadear.

Los días transcurrieron con lentitud, dolorosamente, pues no se atrevía a responder a las llamadas del hombre.

Tenía miedo.

Durante uno de sus entrenamientos, había recibido un balonazo en la cara, por estar distraído, siendo sacado de la práctica.

Suspiro, caminando lentamente hasta su habitación, soportar el peso de su corazón roto, lo tenía fatigado.

Sabía muy bien, que llevaba una semana evitando a Toji.

Se le hacía imposible no llorar, cada vez qué el hombre, estaba presente en su mente, recordando sus besos, sus caricias, susurros en su oído de palabras de amor, que resultaron ser falsas.

No quería creer en aquellas palabras dichas por su amigo.

No quería que aquello fuese real.

También sabía, que era inmaduro de su parte evitar al hombre y no enfrentarlo.

Aclarar las cosas, entre ambos.

Pero no se sentía listo, para tener en frente a Toji, puesto qué terminaría rompiéndose ante el mayor.

Tomo su celular, para escribirle a sus amigos, cancelando la salida al cine que planeaban para la noche de hoy, ya qué solo quería tomar un baño e ir a la cama, no tenía ánimos de nada.

Trás escribir, volvió a ver los mensajes que Megumi le había dejado.

Le alegraba saber que su amigo se encontraba en Japón, al menos ya no tenía nada que ocultarle, cuando lo viera.

Aunque se sentía mal por ignorarlo.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos, por el sonido del timbre, por lo que lentamente se levantó de la cama, arrastrando sus pies, hasta llegar a la sala.

Suspiro y abrió la puerta, sorprendiendose al ver a Megumi, con algunas bolsas en sus manos.

Rápidamente se arrojó a sus brazos.

—Oye, —Megumi susurro, perplejo ante la actitud de su amigo, pues le había notificado que vendría a visitarlo para entregarle algunos presentes, pero la preocupación lo invadió, al notar que Yuuji no le había dado respuesta alguna.

Trás una semana, de haberle mencionado al pelirosa sobre su llegada a Japón, no entendía porque lo evitaba.

— Pasa, te extrañe mucho Gumi, — Mencionó con una voz plana.

— Yuuji, ¿qué?..., —Frunció el ceño, ante el tono de voz y el semblante qué tenía él pelirosa.

— Mi relación se acabó, él me engaño, — Susurro con la voz entrecortada, cerrando sus ojos de golpe, para evitar dejar caer más lágrimas.

— Oh, — Megumi, solo pudo suspirar, acurrucando a su amigo, dándole suaves palmaditas en la espalda, tratando de consolarlo.

—Siento haberte ignorado, pero no quería preocuparte con mis problemas,—El pelirosa suspiro, dedicándole una sonrisa avergonzada, para posteriormente invitarlo a pasar a su sala.

— Idiota, es obvio que me preocuparé, eres mi mejor amigo.


Pasado unos minutos, ambos se encontraban, sentados en el sofá, mientras que Yuuji mantenía su cabeza, apoyada en el hombro del pelinegro, sosteniendo una taza de chocolate caliente, entre sus manos.

El silencio en la sala, se vió interrumpido por unos fuertes golpes en la puerta principal.

— ¿Esperas a alguien?, tirarán la puerta— Megumi le preguntó, poniendo los ojos en blanco.

Yuuji negó, por lo que el pelinegro se levantó del sofá y abrió lentamente la puerta.

—Yuuji, joder cariño, podemos... ,— Toji mencionó preocupado, con un tono de voz cabreado, pues no había tenido respuesta a sus llamadas, pero su boca se cerró al ver a su hijo del otro lado de la puerta y no al pelirosa.

Ambos Fushiguros se miraron.

Pero Megumi acortó la distancia, para levantar su puño y estamparlo contra la mejilla de su padre.

Secret Love | TojiItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora