16 - Unión perfecta

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"Como un destello fugaz... Su mirada me desarma. Contrae mi alma hasta apropiarse de ella.
Y lo permito, me derrito, ante la flor más bella. Aquella, que tanto admiro y deseo que deje dentro de mí su huella".
—Jean Pierre, R.

La tarde se tornaba apagada, afuera casi no había viento, y el sol era tenue. La florería se llenaba de un ambiente tranquilo, como era lo usual.

Estaba con mi supervisor. Pasaba tanto tiempo allí conmigo que Incluso había pasado por mi mente la idea de hacerlo oficial, pedirle a su madre que lo pusiera a trabajar —Solo para molestarlo—. Y así, al menos, no estaría sentado haciendo nada.

Aunque, debería darle mérito por alcanzarme algunas cosas. O, hacerme compañía.

Alcé la vista al notarlo frente a mi, con algo en su mano, sonreí plenamente.

—Una flor para otra flor —citó con su voz tierna.

Reí y aparté el pequeño girasol que me estaba ofreciendo, él se mantuvo expectante.

—¿Eso es todo lo que tienes? Esfuérzate un poco más, escritor.

Él ladeo la cabeza e hizo una mueca de disgusto.

—Bien, ya no te daré esto. —Señaló a la pobre flor—. Porque gira para ver al irritante sol, cuando tiene algo mejor que hacer y es ver a la luna.

Me miró con esa intensidad que me mareaba. Sus pupilas se dilataron y sus iris brillantes formaron ese cielo estrellado que tanto me gustaba.

Una galaxia frente a mis ojos.
El silencio se hizo presente. Era cálido y lleno de emociones. Pero como si de un gran deja vú se tratase, un sonido en la puerta nos sobresaltó.

Un chico de ojos celestes sonrió.

Luna, el significado del nombre Levana, proveniente del Latín. —Le guiñó un ojo a Pierre—. Bien tirada.

Luna. Sol… ¿Qué será lo siguiente?

—Siempre que llegamos él está diciendo algo bonito, ¿será solo coincidencia?

La morocha se acercó sonriendo, llevaba sus manos posadas en los hombros de su hermano, que, como la vez anterior, se veía más sereno que los demás.

Miré a Pierre encantada. ¡Me alegraba volver a verlos!

Sonreí y me acerqué a ellos para saludarlos. Sarah me recibió con un abrazo realmente tierno, sentí como si fuéramos amigas de toda la vida.

Dicen que las personas que te hacen sentir así cuando apenas las conoces, valen la pena.

Luc hizo lo mismo. Su aroma era masculino pero suave. Sus brazos me sujetaban con firmeza y a la vez se relajaban, volviéndolo todo reconfortante.

Ryan dejó un beso en mi mejilla y yo susurré en su oído preguntando si todo estaba mejor, él hizo una mueca pero luego sonrió. Estaba bien.

Por último, estaba Bastian, y yo tenía un asunto pendiente, no había olvidado esa nota y era desconcertante. Me acerqué a él y antes de que pudiera decir algo, me rodeó con sus brazos; olía a menta, y me fue imposible apartarme hasta que él lo hizo.

Era tan extraña esa sensación… Seguía viéndome con inocencia, aunque podía adivinar que estaba pensando lo mismo que yo.

—Tenia que hablar contigo sobre una cosa…

Asintió decidido, había diversión en sus ojos.

Todos me miraron confundidos al oírme decir eso, pero no pude dejar pasar por alto las miradas que sus amigos le dirigieron al rublo que no dejaba de sonreír por nada del mundo.

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