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𝗠𝗮𝗰𝗸𝗲𝗻𝘇𝗶𝗲 𝗽𝗼𝘃:
A la mañana siguiente, no había dormido nada. Cuando mi madre entró a la habitación, me dieron ganas de morirme, más de las normales.
-Buenos días dormilonas.-dijo abriendo la persiana.
Y de nuestras gargantas salió un grito frustrado.
Kiara se levantó y mi madre le dió los buenos días con un abrazo, el cual ella respondió con algo que no llegué a entender.
-Mack, levanta cariño.- dijo mi madre cogiéndome por la cintura ayudándome a levantarme.
-Agh.-dije yendo al baño con Kiara, la cual se estaba duchando. Yo en cambio estaba sentada esperando.
Cuando se pusó la toalla y salió, hablé.-Puedes coger lo que quieras.-le dije refiriéndome a la ropa.
Entré, y salí básicamente en un minuto. Al salir me encontré a Kie con un bikini turquesa, un top marrón y con un pantalón azul. Y una gorra.
Yo en cambio me puse un bikini rojo, un top negro, unos pantalones negros y una gorra también, negra. Cogí unas gafas de sol y le cogí otras también a Kiara.- ¿Quieres?.-le dije a Kiara refiriéndome a las gafas.
-Joder, sí.
Bajamos y mi madre nos esperaba sentada en el comedor con un café. Kiara se puso una taza de café y unas galletas. Mientras que yo me cogí una taza con leche y una manzana.
-¿Estas de luto?-me preguntó mi madre mirándome.
-Si.- le contesté.
-¿Quien ha muerto?
-Mis horas de dormir.
-Exagerada.-dijo rodando los ojos, esta es la fuente causante de que lo haga tanto.-Os he traído esto para el dolor de cabeza.
-Agh, gracias, muchas gracias.-le dijo Kiara.
Murmuré un gracias.
Después de eso fuimos al coche y nos dirigimos al chateau.
-¿Me haces un tutorial fácil y rápido de como le miro a la cara ahora mismo?-dije tocándome la cabeza.
-Le miras como si nada. Sino parecerás muy interesada y eso no le gusta a nadie.-asentí.
-Parecemos muertas vivientes.-le dije.- ¿Estas segura de que la pastilla de mi madre funciona?
-No lo sé.-dijo frotándose la frente.-Pero al menos las gafas y la gorra hacen algo.
-Hmn.-ya habíamos llegado por lo que bajé del coche.
Entré al chateau, después de Kie. Nos dirigimos a la terraza y nos tiramos en el sillón, yo con mi cabeza en su regazo, sin mediar palabra con los presentes.
