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Ella despertó mirándolo, sonrió y besó su cuello, cuando iba a abrazarlo, éste se esfumó en una nube de humo.
____________ quedó en un ligero shock, hasta que frunció el ceño y se levantó de la cama apresuradamente; se vistió lo más rápido que pudo ignorando el dolor de su cadera y espalda, se acercó a una esquina de él cuarto y sacó el frasco que tenía en el armario.
— Te lo dije..~—. dijo la criatura blanca mientras sus ojos se achinaban en forma de felicidad.
Por otro lado, ella no mostraba ni una pizca de felicidad. Con su mano realizó un sello que provocó que un aire frío saliera de su boca, abrió el frasco y poco a poco la criatura fue moldeandose.
—Quiero que lo encuentres y lo traigas con vida, Ese Ingrato no debe llegar a esa Aldea.
Dicho eso, "él", volvió a su forma de morfo, y se fue arrastrando con rapidez por el piso, mientras emanaba un aura fría.
—Me las vas a pagar, Obito.
Por otro lado, el azabache saltaba de árbol en árbol sin mirar atrás, su plan había sido arriesgado, y se sentía mal al respecto, pero no hubo otra forma de encontrarte con la guardia baja.
Pensaba en cómo iba a decirles a sus compañeros que había desaparecido por años por una chica que ni siquiera sabía que seguía viva, y que cuando la volvió a encontrar, lo mantuvo como prisionero sexual, ¡Ah!, sin olvidar que ahora es la jefa de la organización más peligrosa y que casi los mata.
Obito no tenía ni idea de cómo iba a decir eso, pero tenía los huevos bastantes para ir a esa Aldea.
Sin embargo, no notó algo importante, aquel ser ya lo tenía en la mira, y con el encargo de su salvadora, éste no iba a fallar.
Se avalanzó sobre Obito, lo atrapó en su masa blanca, mientras él trataba de zafarse, pero él frío lo estaba dejando cegado, hasta que se desmayo y volvió a aquel lugar.
Cuando despertó, lo primero que vi fueron las botas negras y largas de la castaña, después miró hacia arriba y notó sus ojo penetrantes, sabía que estaba jodido, ella siempre fue más inteligente que él, un plan que le había costado años fabricas, arruinado, un plan suicida que le había costado una semana de pensar, frustrado. No sabía sus habilidades, no sabía nada de lo que le había pasado estos años, él no tenía oportunidad contra ella.
Salió de sus pensamientos cuando recibió el primer golpe en la cara; seguido de un tirón de pelo fuerte, y para finalizar, un arranque de su cara contra el piso, dejándole probablemente la nariz rota.
— Perdón Cariño, no te quiero hacer daño, pero su osadía me tiene fuera de mis casillas.
Lo volvió a levantar de él suelo tirando de su pelo haciendo que la mirara a los ojos.
