🔚 | Si Supieras

C A P I T U L O ¹

Sonó el timbre.

—¡Ya voy! —grité llendo hacia la puerta.

Estaba ansiosa de que mis amigos llegaran.

—¡Hola! —al abrir la puerta Beverly saludó.

—¡Hola querida amada! — nos abrazamos mientras que los otros solo pasaron.

—¿Qué vamos a ver? —preguntó Stan.

—¡Pongan porno! —llegó el "chistín" y entró a la casa.

—Agh —todos se quejaron.

—¿Qué? ¿A caso a ustedes no les gusta? ¡Vamos! Se que todos lo han buscado alguna vez.

—No, no porque hagamos esa expresión significa que no nos guste, significa que ya nos tienes hasta la madre de tus cochinadas Richie —corrigió Beverly.

La verdad a mi no me molesta, solo pienso que algunas veces no cuadra lo que dice, como en este momento.

—Si Richie, a veces enfadas.

—Me lo están diciendo como si en algún momento les hubiera preguntado,  bola de vírgenes —dijo para luego sentarse a un lado mío.

—Busquemos una de miedo —cambió de tema Bill.

—Va —tomé el control de la televisión para ver si en algún canal estaba alguna.

Por suerte estaba una y apenas comenzaba, todos se acomodaron mientras que yo fui a la cocina por palomitas.

Estaba esperando a que el microondas terminara, escuché que alguien venía hacia la cocina y pronto pude ver que era Richie.

—Hola... —dije.

—Hola, ¿Necesitas ayuda? —preguntó.

—Eh... sí, por favor ¿Podrías ayudarme a bajar un plato? Esque no lo alcanzo.

—Ah... claro, ¿Cuál necesitas? — se acercó a los platos.

—Uno hondo y grande.

El comportamiento de Richie no es igual que cuando está con los demás, eso me hace sentir un poco especial.

—Mira ¿Cómo este? o... hay otro, este —me mostró otro plato.

Ya cuando tomé el plato que deseaba se esperó a que las palomitas estaran listas.

—¿Y que cuentas? —preguntó mientras se recargó en la barra de la cocina.

—Mm... no sé, mi vida es muy aburrida, hago lo mismo casi siempre.

—¿Y te gusta?.

—Obvio no, quisiera que mi vida fuera diferente, quisiera que cambiara, aunque fuera poco. —Alzó las cejas esperando a que le dijera más—Tal vez me gustaría salir un poco más, no lo sé, tener una rutina diferente a lo mejor.

—Quieres que tu vida tuviera otra rutina, ya veo...—recalcó.

Pero sólo se comporta cariñoso e interesado en mi, cuando estamos solos, cuando estamos con los demás siempre está haciendo sus bromas.

El microondas sonó y eso significaba que ya estaban listas.

—Si quieres te ayudo —se ofreció.

—No gracias, te puedes quemar.

Frunció el ceño —¿Por qué lo dices?.

—Lo digo por experiencia —reí.

—No me quemo, mira —abrió el microondas y tomó las palomitas —¡Ahh!. —soltó las palomitas y se agarró la mano.

—¡Ves Ricardo, te dije! —tomé de su mano y vi que la tenía toda roja.

—Espera, ¿Cómo me dijiste? —frunció el ceño.

—¿Por qué?.

—¿Cómo me dijiste? —alzó las cejas esperando su respuesta.

—Ricardo.

Remojó sus labios, que sexy...

Se agachó a mi estatura y se sostuvo en sus rodillas, se acercó a mi y dijo: —Que sea la ultima vez que me llames así ¿okey? —volvió a pararse quedando a su estatura normal, lo dijo casi susurrando.

Hice un gesto vengativo.

Me puse de puntitas y le dije al oído —Yo te llamaré como yo quiera, mi Ricardo.

Me fuí con todo y las palomitas, creo que fue una buena pequeña pelea, me vi muy diosa con lo último que dije, lo sé.

Llegué a la sala donde todos estaban.

—¡Uhh! —abuyearon todos.

—¿Qué? —pregunté, pronto sentí al gafotas detrás mío.

—¿Ya llegaron de coger?.

—¡Beverly! —abrí los ojos como platos.

—Así es  —mintió Richie, me abrazó por la espalda —prepárense para ser tíos —me dió un beso en la mejilla.

Yo solo rodé los ojos, me separé de Richie y me senté donde antes estaba, restándole importancia y volviendo a la película.

Me dejó pensando sobre el beso, ya lo sé, su humor es así, pero ya lo a hecho varias veces, el problema no es que lo haga, el problema es que me gusta...

Hola!!

Espero que les guste esta historia, la hice con mucho cariño y esfuerzo.

Si no te gusta la historia simplemente puedes salir y POR FAVOR evita los malos comentarios, ya que puede quitarme la inspiración a seguir escribiendo.

–ferfloo.