CAPITOLO DICIOTTO

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Cuando llevaban quince minutos en la autopista del Pacífico, el silencio entre ellos se había disipado y habían accedido a darles a sus abuelos un poco de su propia medicina. Lo cual quería decir que Gulf estaba saliendo oficialmente con Mew, aunque sólo fuera fingido. Y sólo era fingido.Gulf había insistido en ello y al final Mew había accedido. Pero sentía estremecimientos por todo el cuerpo sólo de pensar que iba a pasar sus ratos libres junto a Mew.

Tendría que echar mano de toda su fuerza de voluntad para no ponerse a salir de verdad con él, como había sugerido Mew. Porque aquel hombre despertaba sus sentidos, era sexy y divertido. Si no fuera por su pasado, por sus fallos, lo agarraría y no lo soltaría. Sólo Dios sabía las ganas que le entraban de hacerlo.

Pero también sabía que jamás lo vería como a Gulf. Y sencillamente no podría vivir con eso, por mucho que se estuviera enamorando de un hombre.

Ahogó un suspiro y se obligó a sí mismo a concentrarse en la casa de Mile. Ya tendría tiempo suficiente para pensar en Mew cuando hiciera el trabajo.

El señor Mile había accedido de buena gana a ayudar a Mew y el trato era que él no tendría ni idea de cuándo se produciría el allanamiento. Le había dado a Mew el código de su sistema de alarma para que pudiera conectarla o desconectarla cuando fuera necesario. Y Mew había acordado con él, que o bien él mismo o Gulf, le informarían cuando ya se hubiera llevado a cabo el allanamiento, es decir, después de que Gulf entrara, para asegurarle de que no era un ladrón de verdad el que estaba entrando en su casa.

Habían decidido hacerlo dos veces. La primera con el sistema de seguridad apagado, como un grupo de control en un experimento científico. Así el podría ver si era fácil o difícil entrar en la casa cuando la alarma no estaba conectada. Además, Mew y el podrían evaluar mejor la eficacia de la seguridad una vez activada.

La misión de Gulf era abrir la caja de caudales que había en el despacho y sacar un efecto. Una vez que lo hubiera conseguido con éxito con la alarma desactivada, volvería a hacerlo con la alarma activada.

En general, no resultaba tan útil como lo sería entrar en la mansión de Driskell, pero al menos se acercaba bastante. Además, como Driskell había insistido en que no entraran mientras él estaba de vacaciones, sencillamente no tenían otra opción. Desde el punto de vista de Gulf, no había tanta diferencia. Era el trabajo en sí lo que importaba; la tarea que tenía por delante lo que lo llenaba de emoción: poder cruzar la valla, forzar la cerradura y meterse en una casa que no era la suya.

Era una emoción familiar, aunque no resultaba muy conveniente. Y eso lo inquietaba todavía más que los sentimientos cada vez más fuertes que tenía hacia Mew.

Desde el interior del Jeep, Mew observó a Gulf que avanzaba despacio hacia la casa de Mile. El sol se ocultaba tras las laderas de las colinas y Gulf  pareció disolverse entre las sombras. El pulso se le aceleró. Aunque no estaban haciendo nada ilegal, sentía una subida de adrenalina. La emoción impregnaba el ambiente y Mew entendió porqué había personas que hacían aquello; porqué se arriesgaban. Por la emoción. Por la misma razón que hacían esquí acuático o practicaban el bungee jumping.

Enseguida sacudió la cabeza, disipando aquellos ridículos pensamientos. No había ido allí buscando emociones fáciles. Estaba allí para intentar salvar su negocio. Pasaron unos minutos mientras su mirada estudiaba el perímetro, intentando ver si lo veía. Pero nada. Apretó el botón del micrófono y susurró: - ¿Gulf? ¿Gulf? ¿Me recibes?

-Alto y claro -le susurró ella por el altavoz

-Te he perdido de vista. ¿Dónde estás?le repitio por el salpicadero del coche.

-¿Qué quieres decir con eso? Estoy donde debo estar; en el despacho de Mile, delante de la caja fuerte que tiene en la pared.

Él pestañeó y miró su reloj. Era imposible. Debía de haber entendido mal.

-¿Que estás dónde?

El se echó a reír.

-No te sorprendas tanto, Roller. ¿Has olvidado por qué me contrataste? Soy uno de las mejores.

-Quieres decir, eres uno de los mejores. ¿No dices que te has retirado?

-Eso es -dijo el-. Era uno de los mejores. ¿Qué eres, un policía del lenguaje?

Él se echó a reír.

-Ya no soy ni policía, pero si puedes abrir esa caja con la misma rapidez con la que has entrado en la casa, te prometo que te daré un extra en cuando vuelvas.

-¿Ah, sí? ¿Cómo qué?

Él bajó la voz para añadir dramatismo al momento.

-Confía en mí, cariño. Haré que te valga la pena.

Su risa atravesó los altavoces.

- Cuidado con lo que estás pensando, Roller.

Mew deseó estar pensando en algo así. Lo que estaba pensando no era en absoluto sexual. Estaba pensando en sentimientos puros, en amor, en un compromiso. y formar una familia.

Pensamientos aterradores para un soltero, pero por alguna razón esos sentimientos no le daban ningún miedo. Lo malo era que Gulf estaba empeñado en mantener que el no era el hombre adecuado para él. Y Mew no estaba seguro de qué demonios haría para convencerlo de lo contrario.













































Holaa!! Espero este capitulo fuera de su agrado pero ¿La situación entre estos dos es algo confusa no?

Solo esperen la próxima actualización y les aseguro que el Helado no es sólo para comer con cuchara...

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