Capitulo catorce

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Zoro bajaba las escaleras con pereza, mientras tallaba uno de sus dorados ojos, no tenía ganas de levantarse pues su noche no había sido la mejor. Habían pasado cinco días desde que Sanji había estado en su casa y le había confesado sus sentimientos.

— Akagami —Shanks gruño al ser llamado por su apellido, pero giró a ver a la peliverde—. ¿Por qué amas a papá?

— ¿Ah? ¿Por qué a él le llamas papá y a mi Akagami? —Lloriqueo, Zoro puso sus ojos en blanco—. Pero, me enamore de él por su seriedad, lo hace tan atractivo, pero a la vez es tan tímido, cuando intenta decir algo cursi su rostro se pone totalmente rojo y tartamudea cuando nunca es así... ¿Zoro?

— Ella se fue desde que dijiste atractivo, pero sigue contando, cuéntame cómo se conocieron, amo su historia de amor —Chilló alegremente Perona, y ambos comenzaron su charla.

Zoro no se había quedado a escuchar a Shanks, él estaba enamorado de Mihawk por su seriedad, pero Sanji no era serio, no la mayoría del tiempo como su padre, ¿Entonces como sabría ella que está enamorada del rubio? Días antes había intentado hablar con Mihawk sobre el amor, pero el azabache solamente le dijo que hablara con Shanks sobre eso, nadie tenía una respuesta clara.

Había salido de su casa sin rumbo alguno, sin darse cuenta había llegado a un parque, el mismo parque donde había conocido al rubio cuando golpeó a Yosaku y Johnny. Observo su ropa, era lo suficientemente cómoda como para hacer ejercicio, primero comenzó a calentar sus músculos para después ponerse a trotar alrededor del lugar.

— ¿Zoro-san? —Aquella voz se le hacía un poco conocida y detuvo su andar, giró su rostro mientras buscaba a la dueña de esa voz—. Oh, si eres tú.

— Pudin —La castaña soltó una carcajada, y negó con su cabeza—. ¿Entonces quién eres?

— Es Pudding, no pudin —Sonrió mientras se acercaba a ella—. ¿Haz arreglado las cosas con Sanji-san? La última vez que los vi a ambos fue cuando Sanji-san te estaba buscando para pedir disculpas.

— Oh, todo bien con el cocinero.

— ¿Sucede algo? —Zoro dudo un poco, pero termino asintiendo—. ¿Me quieres contar?

— No veo porque no —Ambas caminaron hacia una banca, tomando asiento juntas, Pudding espero a que ella hablara—. ¿Sabes qué es estar enamorada? ¿Estás enamorada del cocinero, cierto?

La cara de Pudding se pintó de rojo, sus manos se posaron en sus mejillas mientras giraba su rostro de lado a lado.

— ¿A qué se debe esa pregunta Zoro-san?

— La mayoría de personas que me ven con el cocinero, dicen que estoy enamorada de él, pero no entiendo cómo sé que estoy enamorada, si siempre peleó con él por algo mientras que el solo ríe, si eso es estar enamorada, entonces también lo estoy de Luffy —Soltó un suspiro de frustración, Pudding giró a verla—. ¿Cómo sabes que estás enamorada del cocinero? Me gustaría saber si... Si estoy enamorada de él —La castaña se quedó quieta, sabía a dónde iría esa conversación y comenzaba a doler.

— Es diferente Zoro-san, por ejemplo, cuando veo a Sanji-san mi corazón late con fuerza, quiero tomar su mano y nunca soltarla, me gustaría hacerle cariños y decirle apodos cursis, me gustaría cocinar a su lado, ayudarle en todo lo que pueda en la cocina —Bajo la mirada a sus manos.

— Pero yo no quiero eso —Un rayito de esperanza apareció en el interior de la castaña—. Solo lo del corazón me sucede, yo quiero ver hasta dónde puede llegar el cocinero por sí mismo, me gustaría estar ahí con el cuándo logré algo, me gusta su determinación y su obstinación —Sus mejillas se empezaron a colorear de rojo—. M-me gusto su beso, quizás, podría dejar que lo siga haciendo.

Pudding sonrió tristemente, y tomo la mano de la espadachina, Zoro volteo a verla con dudas.

— Está bien eso Zoro-san, no solo hay una manera de amar, y si sientes eso por Sanji-san entonces puedes llamarlo como gustes —Zoro parpadeo un par de veces confundida—. Tu amas de esa manera a Sanji-san, no es igual que con Luffy-san, ambos cariños son diferentes.

— Entonces tengo que decirle al... Tú también lo amas —Bajo su mirada con tristeza—. Ustedes se aman, ¿No?

— ¿Qué? No, no Zoro-san, el sentimiento no es mutuo, si ambos son felices entonces está bien, yo me hago aun lado —Sonrió, ambas aún tomadas de la mano, Pudding apretó su agarre—. Cuando amas a alguien te importa su felicidad este o no contigo, y yo quiero que Sanji-san sea feliz contigo.

— Entonces tengo que decirle cuando lo vuelva a ver, ¿Corremos juntas? —Se puso de pie, y Pudding asintió con una sonrisa.

Ambas comenzaron a correr por todo el parque, mientras comenzaban una conversación o al menos era lo que la castaña intentaba, Zoro cortaba muy pronto la conversación, pero no le molestaba.

Las horas comenzaron a pasar, Zoro estaba descansando en su casa pues era fin de semana y no tenía nada más que hacer, sus pendientes estaban hechos, solo tenía una cosa que hacer.

— ¡Iré a ver al cocinero! —Grito mientras salía corriendo de su casa, sin prestar atención a los reclamos del pelirrojo.

Al llegar al Baratie observo al rubio fuera del restaurante, parecía estar discutiendo con alguien dentro de un auto, la punta de su pie golpeaba el pavimento, y sus dientes apretaban el cigarrillo.

— ¿Cocinero? —Se acercó a él, dando un vistazo a quien estaba en el auto, un hombre rubio de bigotes negros.

— Roronoa —Murmuró el hombre mirando a la chica—. Me voy, pero no olvides lo que te dije, es una orden.

— No eres quién para darme órdenes, viejo, si te vuelvo a ver aquí te pateare el asqueroso trasero —Zoro frunció sus cejas y se acercó al hombre mayor.

— Y yo te cortaré por la mitad, largo —Gruño mientras el hombre soltaba una risa, Zoro chasqueo la lengua.

El auto se marchó, dejando a ambos totalmente solos, Sanji no decía nada, solamente miraba el suelo con sus puños cerrados, Zoro rodeo la cintura del rubio, dándole un cálido abrazo haciendo reaccionar al rubio.

— Cocinero —Sanji volteo a verla, pasando sus brazos por el cuello de ella—. Sanji, te amo.

El corazón de Sanji comenzó a latir con fuerza, una sonrisa de dibujo en su rostro apretando el abrazo.

— Quizás no es el momento para decirlo —Murmuro ella en su pecho—. Pero, ¿Cuándo lo es? Los momentos se crean, y decidí crear este —Levanto su vista, ambas miradas chocaron entre sí, Zoro sonrió mientras Sanji se inclinaba para darle un beso tierno.

Su felicidad apenas comenzaba.

Little green【Sanzo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora