Capitulo once

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La jornada laboral del rubio había llegado a su fin, a diferencia de otros días no se sentía estresado mucho menos agotado, todo había salido muy bien. Camino hacia la puerta trasera, saliendo hacia un callejón sin salida para fumar un cigarrillo mientras esperaba a Zeff llegará de donde sea que se haya ido.

Saco su teléfono móvil, revisando algunos mensajes que había recibido del grupo de sus amigos, alguno que otro de Pudding preguntando sobre sus interacciones con la peliverde, decidió responder todos mientras su cigarro terminaba de consumirse.

— Ey —Apenas escuchar de quién pertenecía de voz lo hizo girar con rapidez, sonrió a más no poder a ver a la dueña de unos hermosos ojos ámbar en la entrada del callejón.

— Un poco más de rapidez al girar tu cabeza y te desnucas —La sonrisa de Sanji desapareció por el comentario de la chica, un comentario aterrador.

— Deberías dejar de escuchar los comentarios de Robin-chan, son aterradores —Ella soltó una risilla, caminando hacia él—. No marimo, quédate ahí, no puedo permitir que entres en un lugar tan feo.

— No me molesta la suciedad —Gruño con molestia, cruzando sus brazos sobre su pecho mientras esperaba a que el rubio fuese hacia donde estaba ella—. ¿Solo estabas aquí para fumar?

— Si, termine mi jornada laboral —Llegó hacia ella, besando rápidamente ambas mejillas—. ¿Qué haces aquí, marimo-chan? Si necesitabas algo solo tenías que mandarme mensajes, es muy tarde para que...—Guardó silencio, pensando muy bien las palabras que iba a decir, Zoro se iba a enojar si mencionaba que era peligroso para una chica salir a esa hora, pero ella no paraba de remarcar que no era una chica cualquiera.

— ¿Estás libre ahora? —Preguntó—. Quiero que me acompañes a un lugar.

El rostro de Sanji se iluminó con una enorme sonrisa, mientras asentía una y otra vez sin parar.

— Solo permíteme, tengo que cerrar el Baratie.

— No es necesario mocoso —El rubio giró a ver al mayor—. Puedes lárgate de una vez, me encargaré de cerrar el restaurante.

— Bien, nos vemos anciano decrépito —No tenía intenciones de ponerse en contra del mayor, no cuando tenía a una hermosa chica esperándolo—. Entonces, ¿Es una cita?

— ¿Qué? No —Sanji soltó una carcajada mientras veía como las pálidas mejillas de ella comenzaban a pintarse de rojo, un golpe en sus costillas lo hizo callar, pero la sonrisa en su rostro no desapareció—. Sígueme.

El asintió sin decir nada más, Zoro había tomado su mano mientras lo jaloneaba por las calles del lugar, comenzaron a caminar sin rumbo alguno, pero Sanji estaba satisfecho por eso.

— ¿Perdida? —Sonrió con burla mientras ella chasqueaba la lengua—. Puedes decirme a dónde vamos, no tengo problema en guiarte.

— Se a dónde vamos cocinero, deja de molestar —Se detuvo, observando de un lado a otro las calles—. Oh, ahí está —Jaló a Sanji comenzando a caminar por la calle que había decidido escoger.

— ¿Estás segura? Esto no parece un lugar para una cita —Ella puso sus ojos en blanco, deteniéndose frente a una casa-. ¿Es aquí? —Ella asintió, Sanji estaba confundido, el lugar era uno de los mejores barrios de la ciudad, el lugar no parecía un restaurante ni nada dónde pasar una noche agradable, era una casa moderna, pero al mismo tiempo se sentía muy hogareña—. ¿Qué hacemos aquí, marimo-chan?

Ella lo ignoro, camino hacia la puerta principal aún con su mano sujeta a la del rubio, y giro la perilla para abrir la puerta.

— Llegamos —Dijo en voz alta, soltando la mano del rubio que estaba totalmente confundido y no terminaba de entender que estaba sucediendo.

Little green【Sanzo】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora