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Yoongi creía que adaptarse a ese cambio forzado tan repentinamente iba a causar serios problemas con los que debía lidiar, pero, para su grata sorpresa, los problemas no surgieron como pensaba.

Nadie de su manada se había acostumbrado a los cambios, aún así, los miembros de la manada Aurora se esforzaban por hacerlos sentir cómodos y la Luna de Aurora estaba al pendiente de cada necesidad que pudiesen tener y respetando el mando de Yoongi como Alfa de Eclipse, dirigiéndose a él antes que nadie o haciéndole saber de cualquier eventualidad a su compañero para que este, al ser líder y Alfa de todos, se entendiese con Yoongi directamente.

Yoongi no tenía quejas más que notar la incomodidad de algunos por las costumbres de otros, podían lidiar con ello.

Eso era mínimo.

Su Omega a cargo de las necesidades de los miembros de Eclipse siempre estaba fielmente disponible y asegurando que nadie se atreva a ofender a nadie y yendo con Yoongi directamente ante cualquier percanse.

Nada había cambiado realmente más que el hecho de acomodarse entre los demás y aunque el Alfa de Aurora les estaba dando espacio para dividirse en las casas de cada miembro de la manada, Yoongi prefirió quedarse fuera en las noches.

Aunque agradecía tanta hospitalidad, Yoongi prefería tener a toda su manada junta, por lo que en las noches se quedaban apiñados juntos fuera en sus formas de lobo y así Yoongi les observaba dormir, sintiéndose tranquilo al velar sus sueños y que ellos estuvieran y se sinteran seguros pues su Alfa estaba siempre al pendiente de cada uno.

Yoongi estaba satisfecho. Su manada tenía un lugar seguro, comida, podían limpiarse cómodamente y dormir con tranquilidad, pero ya había pasado una semana y estaba seguro que ellos ya debían irse. Necesitaban su propio espacio y vivir de acuerdo a sus propias necesidades e intereses así como sus costumbres.

Yoongi sabía que debía irse y llevar a su manada en busca de un lugar propio.

Pero...

Había una inquietud enorme en su pecho.

Tenían una semana de estar entre la manada Aurora y aunque no había tenido los problemas que creyó, después de aquella primera noche que pasaron ahí y ambas manadas cenaron juntos para conocerse...

Desde entonces...

Omega. Buscar. Nuestro. Ir.

Eso se repetía diariamente pues desde que ese Omega, hijo del Alfa de la manada Aurora, se levantó y se fue en la primera cena, Yoongi no lo había vuelto a ver.

Su lobo rasgaba desde adentro, exigiéndole ir a buscarlo. No podía. Yoongi tenía un deber, una enorme responsabilidad que no podía ignorar simplemente por un capricho repentino.

Aún así...

Necesitaba...

La brisa fresca de la noche azotó con fuerza, alterando a todos los que se encontraban durmiendo.

Yoongi gruñó al sentir como el ambiente se volvió tenso y con una orden silenciosa, ordenó a su manada mantenerse quietos y juntos... esperando.

Pisadas fuertes resonaban en lo profundo del bosque y observó cómo varios lobos, que reconoció como miembros de la manada Aurora, se apresuraron a hacer frente a aquello que parecía asechar.

Eran dos. Dos lobos. Podía sentirlo por sus fuertes pisadas y se dirigían rápidamente hacia ellos, uno llevando la delantera y sus gruñidos potentes resonando.

De repente, un hermoso lobo hizo acto de presencia, su aroma más fuerte de lo que Yoongi recordaba, todo desapareció por unos segundos mientras ese lobo lo miraba a él y Yoongi quiso acercarse y lamerlo de punta a punta, sus sentidos alterandose, hasta que, de nuevo, los intrusos los sacaron de su pequeña burbuja y el hermoso lobo omega que tenía embelesado a Yoongi, se apresuró a hacer frente a los intrusos y tomó la delantera de los otros lobos que rugían a la nada, preparándose.

REBELDE (YK-Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora