Capítulo 11

753 100 30
                                    

—¡No más de cuatro por bote! —gritó el hombre gigante, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla. Draco y Tracey subieron a uno, seguidos por dos chicas que a simple vista parecían gemelas.

Draco recordó cómo había visto dos chicos pelirrojos que eran iguales mientras buscaba un compartimento vacío. Solo esperó que eso de ser iguales no tenga nada que ver con ser traviesos como los Stoll...

—¿Todos han subido? —continuó el hombre gigante, que tenía un bote para él solo—. ¡Venga! ¡ADELANTE!

Y la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal. Todos estaban en silencio, contemplando el gran castillo que se elevaba sobre sus cabezas mientras se acercaban cada vez más al risco donde se erigía. Draco se quedó pensando en cómo le gustaría a Annabeth estar aquí, con todas sus torres y torrecillas.

Cuando llegaron, el señor de estatura no normal tocó la gran puerta del castillo de Drácula tres veces, y se abrió de inmediato. Una bruja alta, de cabello negro y túnica verde esmeralda, esperaba allí. Profesora McGonagall, se llamaba, según el hombre de estatura extraordinaria (decirle hombre gigante mentalmente tal vez era un poco rudo). Tenía un rostro muy severo, como cuando Quirón les decía una mala noticia.

El interior, por mucho que le pese reconocer a Draco, era increíble. Las paredes de piedra estaban iluminadas con resplandecientes antorchas como las de Gringotts, el techo era tan alto que no se veía y una magnífica escalera de mármol, frente a ellos, conducía a los pisos superiores. Está bien, tal vez los Tonks tenían razón y Hogwarts era más que un 20% de lo genial que era Ilvermorny, pero nunca lo oirían decir esas palabras.

—Bienvenidos a Hogwarts —dijo la profesora McGonagall—. El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupen sus lugares en el Gran Comedor deberán ser seleccionados para sus casas. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estén aquí, sus casas serán como su familia en Hogwarts. Tendrán clases con el resto de la casa que les toque, dormirán en los dormitorios de vuestras casas y pasarán el tiempo libre en la sala común de la casa.

Cuando explicó el sistema de puntos, que Draco ya conocía, se tomó el tiempo para pensar en qué casa hubiese terminado de haber ido a Ilvermorny. Lou Ellen, su amiga del campamento, iba a Serpiente Cornuda, la que favorecía a los eruditos. Más o menos como Ravenclaw. Él siempre pensó que terminaría en Wampus, la que favorecía a los guerreros. Percy y Thalia definitivamente irían a esa.

―... la Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Les sugiero que, mientras esperan, se arreglen lo mejor posible.

Draco no lo necesitaba, siempre se aseguraba de estar impecable. Sin embargo, Neville y aquél chico pelirrojo con una mancha en la nariz sí que necesitaban ayuda...

—Volveré cuando lo tengamos todo listo para la ceremonia —dijo la profesora McGonagall—. Por favor, esperen tranquilos.

A su alrededor, todos hablaban. Se giró para hacer lo mismo con Tracey, pero ella ya estaba hablando con las dos gemelas. A lo lejos, podía sentir la mirada de Theodore Nott penetrándolo.

Entonces sucedió algo que le hizo dar un salto en el aire... Muchos de los que estaban atrás gritaron.

Unos veinte fantasmas acababan de pasar a través de la pared de atrás. De un color blanco perla y ligeramente transparentes, se deslizaban por la habitación, hablando unos con otros, casi sin mirar a los de primer año. Por lo visto, estaban discutiendo. El que parecía un monje gordo y pequeño, decía:

OUROBOROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora