Capítulo 22

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"Theodore Nott,

He recibido tu nota, espero que al escribirte no esté arriesgando nada con tu despreciable padre (lo siento) (de hecho, no lo siento, ambos lo sabemos), así que si no regresas el curso que viene, ya sabré por qué (ups, ¿muy pronto?).

Realmente no sé qué decirle a mi ex-némesis, así que espero que comprendas que esta carta será un poco corta.

Tal vez deba agradecerte por querer ayudar con esa Quimera, pero te dije repetidas veces que yo tenía la situación bajo control (y no, no te diré de dónde saqué la lanza). Lamento comunicarte que los hechizos normales no funcionan en ese tipo de criaturas, como tal vez ya te habrás dado cuenta. Ha sido muy Gryffindor de tu parte lanzarte contra la bestia, y lo digo como un insulto.

Antes de que preguntes, Canuto está bien (creo, aún no lo he visto), en un lugar que por obvias razones no puedo revelar.

Nos estamos escribiendo,

Draco

PD: Aún no te puedo perdonar :p, dame un par de décadas y tal vez lo empezaré a pensar.

PD 2: ¿Es el Crowley de tu pueblo el que siempre nombras?"

***

Al día siguiente que Draco llegó, se activaron las alarmas del campamento. Eso significaba que alguien había llegado, o que había un monstruo en los alrededores. En este caso, eran los dos.

Para entender todo, primero debemos remontarnos al desayuno. Draco estaba a la derecha de Jason y a la izquierda de Nico, pues Quirón había autorizado hace años que los hijos de los Tres Grandes podían sentarse todos en una sola mesa, para no estar tan solos. Era bastante beneficioso. No importa mucho lo que Draco estaba desayunando, porque con todo el movimiento que surgió una vez que sonó la caracola, quedó completamente olvidado.

Un sátiro se acercó corriendo hacia ellos.

― ¡Un... un hombre! ―jadeó el sátiro―. ¡Y una especie de... de grifo! ¡En la frontera!

Oh no, pensó Draco. Eso sólo podía significar una sola cosa.

Si la cabaña de Hécate reconocía al hombre, estaban fritos. Y si los campistas atacaban a la "especie de grifo", también estaban fritos (porque no estaba muy seguro de que se vaya a regenerar como los demás monstruos). Así que corrió. Corrió más rápido que los demás, y se posicionó frente a los campistas, que estaban a punto de lanzarle con sus flechas al idiota de su padrino y al hipogrifo de Hagrid.

― ¡ALTO! ―gritó Draco, y todos pararon en su lugar. Recordó cómo una vez Quirón le había dicho que en un futuro sería un buen líder, y por un segundo se lo creyó. Pero sacudió la cabeza, no era el momento adecuado para pensar en estas cosas―. ¡SON INOFENSIVOS!

― ¡Ese es Sirius Black! ―gritó alguien, y todos sofocaron un grito.

― ¡Asesino!

Ah, cierto que también había salido en el noticiero muggle.

― ¡Y eso es un grifo, como los de Gaia! ―gritó otro alguien.

Esto no iba a ser para nada fácil.

― ¡Dejen de apuntar con sus armas! ―exclamó Draco―. ¡A Buckbeak no le gustan las cosas brillantes! ―advirtió, pues el hipogrifo se estaba volviendo loco, y la víctima más cercana que tenía era Sirius.

― ¿Buckbeak? ―preguntó Hippolyta, que, a pesar de ser mayor, volvía al campamento cada verano―. ¿Ese hipogrifo tiene nombre?

― ¿Hipogrifo?

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