Draco podía escuchar llantos. Llantos y gritos. Ni bien tuvo fuerzas para abrir sus ojos, observó una escena que la palabra caótica le quedaba corta. Luna y Ginny sollozando frente a su camilla, su tía Andrómeda gritándole a Severus y al director Dumbledore, Ron comiendo una rana de chocolate, y, por alguna razón, Baz, el gato de Nott, en sus pies.
Sabía que estaba en la enfermería, eso estaba más que claro. Había estado en ella más veces de la que le gustaría (y a Madame Pomfrey, de paso). También sabía que le dolía el cuerpo como si lo hubiese pisado una horda de dracaenae. Pero más allá de eso, no sabía qué estaba ocurriendo. Tal vez lo que sea que le había pasado le había causado una contusión en la cabeza, porque Draco no recordaba por qué estaba en la enfermería. Es más, no recordaba nada de lo que había ocurrido ese día. Sólo tenía un vago recuerdo de una neblina y ya.
Quiso hablar para que sus amigas dejen de llorar, pero rápidamente notó que tenía la garganta seca. También quiso mover su mano para llamar la atención de alguien, pero tampoco pudo, pues estaba enyesado. No, todo su cuerpo lo estaba, y parecía más bien una momia.
―A... Agua ―dijo Draco en un hilo de voz, e hizo que sus amigas lo miren alarmado.
― ¡Madame Pomfrey, ha despertado! ―gritó Ginny. O tal vez había sido Luna. No sabía, su cabeza aún le dolía mucho y no registraba nada. Inmediatamente, las dos chicas desaparecieron de su vista, probablemente a alarmar a su tía.
Rápidamente, la matrona llegó a su lado y le hizo un encantamiento para chequear sus signos vitales. Se llevó una mano a la boca, aterrorizada por algo que vio, probablemente.
―Draco, ¿cómo te sientes? ―preguntó Pomfrey.
―A... Agua... ―repitió el rubio.
― ¡Ah, claro! ―exclamó la enfermera, y conjuró un vaso de agua de la nada―. ¿Estás mejor?
Draco asintió. No sabía qué tenía el agua (probablemente alguna poción revitalizante), pero lo había hecho sentirse de perlas en un instante. Casi como tomar néctar.
Inmediatamente, llegaron su tía, Severus y el director a su lado. Ron se había quedado a un lado con las chicas, pero tenía una amplia sonrisa en su rostro.
― ¡Mi niño! ―exclamó su tía―. ¿Cómo te encuentras? ¿Quién te hizo esto? ¡Juro que los haré pagar!
Draco pestañeó un par de veces, confundido. ¿Quién había hecho qué? ¿Pagar por qué?
―Señora Tonks... si me permite ―interrumpió Madame Pomfrey―, no creo que el señor Black sepa las respuestas a sus preguntas.
― ¿Por qué no? ¿Lo están chantajeando? Háblame, mi niño ―lloriqueó Andrómeda.
― ¿Qué me ha pasado? ―preguntó Draco con la voz rasposa, como si no la hubiese usado en mucho tiempo―. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
Se hizo un silencio en la enfermería que fue roto por los sollozos de Luna. O tal vez fue Ginny. De vuelta, todo estaba difuso en su cabeza. Esta vez fue el turno de su tía Dromeda de llevarse la mano a la boca.
―Señor Black, ¿qué recuerdas, exactamente? ―preguntó el director Dumbledore, con ese brillo especial en los ojos que le daba una mala espina a Draco.
―Lo último que recuerdo es... irme a dormir en la noche de ayer, creo. Había tardado un poco en alistarme para la cama porque Nott me había escondido el pijama, y luego me dormí con Baz en mis pies, como ahora ―respondió―. ¿Qué? ¿Por qué todos me miran así?
―Amnesia parcial ―anunció Pomfrey―. Tienes amnesia parcial, si no recuerdas nada. Llevas aquí tres días, señor Black.
― ¡¿Tres días?! ―preguntó Draco, alarmado―. ¿Alguien puede decirme qué me ha pasado? Por favor.
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OUROBOROS
FanfictionDraco Black y la venganza de Lamia. La vida de Draco B. Black nunca fue ideal. Podía lidiar con el hecho de ser el hijo prohibido de un dios y una bruja, ¿pero ser el protagonista de una de las mayores profecías de todos los tiempos en donde deberí...