Capítulo 6

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Draco ya no se encontraba en la Cabaña 1, eso estaba más que seguro.

Estaba parado en medio de una sala con paredes de mármol, y el techo estaba formado por nubes tormentosas que no largaban ninguna gota de agua, sólo relámpagos de vez en cuando. Sabía en dónde estaba, pues ya había visitado el lugar en su infancia otras veces. Además, cómo no reconocerlo, cuando sentado en su trono en medio de la sala se encontraba su...

―Padre ―saludó―. ¿A que le debo el placer de visitarlo?

―Hijo mío, qué bueno verte después de tanto tiempo. ¿Cómo has estado?

―Bien... supongo ―respondió Draco, confundido―. Su majestad, de verdad no sé por qué me ha convocado hoy.

Zeus no se comunicaba con él desde antes que llegase Percy al campamento, era muy raro que el dios hable con sus hijos a menos que estén directamente frente a él, o que sea una emergencia. Pero a juzgar por los ojos azules eléctricos acuosos, temía que sea la segunda opción.

―En el Olimpo estoy muy ocupado con toda la situación reciente ―dijo su padre―. No te pediría esto si no fuese de suma importancia. Necesito que vayas al viejo Campamento Mestizo en Halvergate y hagas un relevo de la situación allí. Ha sido abandonado hace unos cien años, es verdad, pero temo que fuerzas antiguas hayan tomado control del predio.

― ¿Fuerzas antiguas? ¿Se refiere al S-señor del Tiempo? ―preguntó Draco aterrado. No sabía si podría entrar a la guarida de Cronos y salir para contarlo.

¿Acaso su padre lo estaba mandando en una misión suicida?

―No necesariamente hablo de mi padre, no, aunque no me sorprendería que también esté detrás de esto ―respondió Zeus, y Draco lo observó confundido.

― ¿Si no es él entonces quién podría hacer algo así?

―No te preocupes por eso, hijo mío. Tú sólo encárgate de cumplir con tu misión ―demandó Zeus.

―Está bien, padre ―masculló Draco, pero antes de salir de ese lugar debía hacerle una pregunta más―. Padre... ¿por qué parece que se va a largar a llorar en cualquier momento?

El rubio menor temió ser azotado por uno de los rayos de su padre, pero el rey de los dioses en cambio le ofreció una sonrisa.

―Porque cada día te pareces más a tu madre.

***

Luego de despertar (porque claro, su padre le había encomendado una misión en sueños, no teniendo la mínima delicadeza de siquiera hablarle en persona), Draco se salteó el desayuno y fue directamente a la Casa Grande a hablar con Quirón acerca de su nueva misión. Dioses, cómo odiaba las misiones.

Tocó la puerta principal tres veces, y al ver que no recibía respuesta, decidió entrar. Adentro se oían dos voces hablando frenéticamente. Quirón, Clarisse y... ¿Annabeth? ¿Qué hacía ella en el campamento? Todavía no habían empezado las vacaciones de primavera.

Draco entreabrió la puerta unos centímetros y se dio cuenta de que no estaba su hermana en persona, sino que era un mensaje Iris.

De pronto, la reunión terminó y Draco cerró rápidamente la puerta.

―Nos vemos luego, Clarisse... ¡Oh, Draco! Pasa, pasa, ya he terminado con la señorita La Rue ―dijo Quirón.

Una vez dentro de la sala de estar, Draco le comentó la reunión en sueños que había tenido con su padre, y el centauro puso una expresión pensativa al final del relato.

―Una misión de relevo... ya veo. Si la situación es tan grave como para que tu padre en persona te mande allí, deberás partir esta misma tarde. Ten estos documentos, hazle creer a los mortales con la Niebla que son tu pasaporte y pasaje. También te pedirán un permiso para salir del país solo siendo menor de edad, no te olvides de falsificar ese también. Le diré a Argos que te lleve al aeropuerto de inmediato. Empaca lo esencial, si tienes suerte no estarás mucho tiempo allí ―indicó Quirón. Luego, agarró un papel y escribió algo dentro―. Ten, ésta es la dirección del antiguo campamento. No sé si sigue existiendo la Carreta Noctámbula o si se actualizaron, pero en mis tiempos, además de lo que ahora es el taxi de las Hermanas Grises, antes los magos como tú podían llamar a una carroza mágica extendiendo su varita. Úsala para llegar al campamento.

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