Percy Jackson había desaparecido. De vuelta, por tercera vez en dos años, el hijo de Poseidón había desaparecido. Y, como siempre, eso ponía la vida de Annabeth patas para arriba. Como consecuencia, eso, de algún modo, también afectaba a Draco.
―Annie, de verdad que no creo que Percy se haya tomado unas vacaciones a Escocia... ―intentó razonar con su pseudo-hermana, pero ella, como siempre que de su novio se trataba, no escuchaba.
― ¡Draco, por favor! ―protestó Annabeth―. Estoy desesperada, ¿sí? No aparece hace dos días, y temo que...
―No hace falta que lo digas, comprendo ―suspiró―. Está bien, mantendré un ojo abierto por si vino a visitarme de sorpresa, pero de todos modos mañana estaré en el campamento por las vacaciones.
― ¿Y me ayudarás a buscarlo? ―preguntó con los ojos rojos de tanto llorar.
―Por supuesto que sí ―le ofreció una sonrisa reconfortante.
―Muchas gracias, Draco. Ahora me voy, que debo hablar con Butch sobre una misión de búsqueda. Es la única pista que tenemos, un chico con un zapato en el Gran Cañón... pero yo confío en que es él. Debe ser él.
―Está bien, Annie. Nos vemos mañana ―saludó y cortaron el mensaje Iris.
Dioses, incluso estando fuera del país, Percy seguía causando problemas. Qué sorpresa.
***
En la estación de trenes de King's Cross, ya estaban presentes sus tíos para recogerlo y llevarlo al Ministerio de la Magia para tomar su portkey de vuelta al campamento. Si bien había intercambiado cartas con ellos durante el transcurso del primer semestre, realmente los había extrañado.
― ¡Mi niño! ―exclamó su tía Andrómeda una vez que lo vio bajar del tren, y lo envolvió en un fuerte abrazo de oso, llenando su cabello de sonoros besos.
A unos pocos metros, podía sentir la intensa mirada de Nott, observándolo con los ojos entornados. Draco le sacó la lengua. No, para nada infantil.
―Draco, ¿qué tal el viaje? ―preguntó su tío Ted después de saludarlo de una manera no tan similar a la de su esposa. Tomó su baúl y la jaula de Altair y los colocó en un carrito.
―Muy bien, fue bastante tranquilo ―respondió, apurándose para cruzar la barrera mágica de la Plataforma 9 ¾.
―Oh, espera un segundo ―dijo de pronto su tía, agarrándolo de la manga―. Debo hablar con el padre de ese niño que te molesta tanto. ¿Cómo se llamaba? Nottingham... no, no era así. ¿Nathaniels?
― ¡Tía Dromeda, por favor no lo hagas! ―rogó Draco. Tiró de ella para perderse entre los nomajs y no cruzarse con Nott―. ¡Así solo harás que me moleste más!
Andrómeda lo observó con una mirada reprobatoria que lo hizo encogerse en su lugar. Realmente daba mucho miedo.
―Además... ―siguió, sin mirarla directo a la cara―. Seguro que ya se le pasará después de las vacaciones, ¡y si sigue lo retaré a un duelo de magos!
― ¡Merlín, no! ―dijeron sus tíos al unísono, horrorizados.
Pero no importaba, ya habían llegado al auto de los Tonks. Su plan de distraerlos de Nott había funcionado exitosamente.
― ¿Acaso quieres que te expulsen del colegio, Draco? ―preguntó Andrómeda, mientras se sentaba en el asiento del acompañante delantero.
―Para nada, tía Dromeda, era sólo una idea tonta... ―contestó Draco, fingiendo un rostro de perro compungido.
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OUROBOROS
FanfictionDraco Black y la venganza de Lamia. La vida de Draco B. Black nunca fue ideal. Podía lidiar con el hecho de ser el hijo prohibido de un dios y una bruja, ¿pero ser el protagonista de una de las mayores profecías de todos los tiempos en donde deberí...