Capítulo 15

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Draco,

Eh, colega, no sé nada de ti estos días. Espero que te esté yendo bien con los romanos esos, y con el despertar de la "Cara de Tierra", como le dices tú (¿me pasará algo si la insulto en cartas? Si me pasa algo, que sepas que tendrás sangre en tus manos) (Estoy bromeando, por cierto) (¿O no...?).

Por casa las cosas van bastante bien, mejor de lo que estaban en la última carta. Resulta que Harry no contestaba mis cartas porque un elfo doméstico se las robaba, y no quería que vaya a Hogwarts este año. Si me preguntas a mí, creo que está un poco chiflado ese elfo. Pero, en fin, creemos que lo mandó Nott para gastarle una sucia jugarreta a Harry. ¿Te lo puedes creer?

Ah, y encima después nos encontramos con el desgraciado y su padre. El señor Nott (que, por cierto, tiene un nombre de lo más complicado) se ha peleado con papá en medio de Flourish & Blotts. Ha sido un poco gracioso, si soy honesto. Mamá los separó antes de que llegue a mayores, pero él iba ganando. Nada mal, ¿eh?

Bueno, me voy que Ginny me está diciendo que la cena está lista, y no quiere perderse ni un segundo junto a Harry. Creo que está colada por él.

Nos vemos pronto,

Ron.

***

El Encantamiento Portus resultó ser un gran fiasco, y Draco tuvo que acudir a su tía a regañadientes para que reserve un portkey en el Ministerio de la Magia. Pero esto se acabaría pronto, Draco lo juraba por la laguna Estigia. No podía ser que podía realizar un Patronus, pero no un simple Portus. Era una noción simplemente barbárica.

Fue sacado de sus pensamientos al escuchar el «auch» de su mejor amigo, y se giró lentamente para verlo al otro lado de la red de voleyball. Aparentemente, y guiándose por los insultos en italiano que estaba soltando Nico, le había lanzado el balón en la cara. Puso su mejor cara de perro compungido.

―Eh, ¿tanto te sorprendió lo que dije? ―preguntó, y se lo veía herido, aunque no solo por el pelotazo que había recibido recién.

Ah, eso le pasaba por no prestar atención y todavía seguir pensando en aquél gran desastre.

―No, disculpa. Estaba pensando en otra cosa. ¿Puedes repetirme lo que estabas diciendo? ―y después agregó un―: Lo siento.

Nico suspiró, y le pasó la pelota.

―Estaba diciendo... que estaba pensando en ir al colegio. No al tuyo claro, no quiero que tu padre me incinere con un rayo en el avión. Algo aquí por Long Island. ¿Qué... qué piensas? ―inquirió el pelinegro.

Draco soltó el balón que tenía en sus manos de la sorpresa y abrió la boca, estupefacto. Pero rápidamente se recompuso, por el bien de Nico.

― ¿De veras lo dices? Me parece una idea genial, pero... ¿por qué? ―preguntó―. Te dan mucha tarea, y tienes que dar exámenes y...

―Ya sé, ya sé. Pero creo que me aburriré aquí en el campamento y de verdad que no tengo ganas de volver allí abajo ―explicó―. Además, Hazel me dijo que para ir a la Universidad de Nueva Roma debo rendir un examen que dan los mortales, y como habías mencionado que querías ir ahí... no sé, tal vez sea una idea tonta. Olvídalo.

Ahora sí que Draco se había quedado sin palabras. ¿Nico quería ir a la universidad por... él? ¡¿Cómo podía soltarle una bomba así si ni siquiera lo dejaba que lo abrace?! Nico era muy cruel con él.

Cuando Nico empezó a incomodarse por el silencio de Draco, decidió hablar. No quería hacerlo sentir mal nunca más, no después de todo lo que había pasado este verano.

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