―Por favor, tía Dromeda ―rogó Draco, intentando zafarse del abrazo de la Black-Tonks mayor―. Ya está, déjame ir.
―Debería meterte en una cajita de cristal, ¿sabes? ―dijo ella―. No te dejaría salir nunca... siempre metiéndote en problemas... Merlín y Morgana, yo que pensaba que me ibas a dar menos dolores de cabeza que Nymphadora...
― ¡Hey, que todavía sigo aquí! ―se quejó su prima, que había ido a despedirlo al andén por primera vez, ahora que ya era una Auror y no tenía que ir a la Academia.
De fondo se podía escuchar el silbato del expreso de Hogwarts, una reluciente máquina de vapor de color escarlata, que ya estaba allí, y de él salían nubes de vapor que convertían en oscuros fantasmas a los numerosos alumnos de Hogwarts y sus padres, reunidos en el andén.
―Dora... ayuda... ―dijo Draco con un hilo de voz.
Ella puso una mano en su barbilla y adoptó una pose pensativa.
―Sólo si me dices Tonks ―dijo finalmente su prima.
―Dioses... ―masculló Draco y puso los ojos en blanco―. Tonks, por favor, ¿me ayudas?
―No sé, es bastante divertido verte así...
― ¡Tonks, que se me va el tren!
―Está bien, está bien ―rió su prima―. Mamá, deja al niño que se va a asfixiar.
― ¡Con una condición! ―exclamó su tía―. Yo sé que las probabilidades de que te elijan son mínimas (aunque con la mala suerte que tienes...), pero en caso de que algo fuera de lo normal te ocurra en Hogwarts, te cambiaremos inmediatamente a Ilvermorny.
Espera, espera, ¡¿qué?! ¿Cambiarlo a Ilvermorny? En primero o segundo Draco hubiese aceptado de inmediato, pero ahora tenía amigos en Hogwarts, no quería irse. Además, ¿era eso algo como para que se lo digan en la maldita estación del tren? ¿Y qué demonios iba a ocurrir que la tenía tan loca a su tía? ¿Tendría que ver con la misteriosa túnica de gala que tuvo que confeccionar a último momento? Todas esas preguntas y más pasaban por la cabeza de Draco como si estuviesen en un carrusel.
El silbato volvió a sonar, más fuerte que antes, y esta vez su tía sí que lo soltó. Tampoco tuvo tiempo de preguntar a qué se refería, porque fue empujado hacia la puerta de un vagón por su prima.
―Están locas... ―masculló una vez que estuvo fuera del alcance de las Tonks.
― ¿Quiénes están locas? ¿Tus amigas? ―preguntó alguien detrás de él.
Cuando se dio vuelta, encontró a la persona con la que se estuvo carteando durante todo el verano. Theodore Nott, su ex gran némesis, ahora... una especie de amigos. O eso Draco creía, era todo muy confuso con él.
Pero no estaba solo, sino que lo acompañaban sus dos minions, Crabbe y Goyle, que parecían haber
crecido durante el verano al menos treinta centímetros cada uno. Así que, como tenían compañía, tampoco podía hacer algún comentario como que Nott era un Stalker, porque se suponía que seguían siendo enemigos ante los ojos de los demás. De vuelta, su relación era bastante complicada.
―Aquí el único loco eres tú, Nott. Ahora déjame pasar, que me deben estar busc...
―Oh, no tan rápido ―dijo Nott.
Acto seguido, se vio arrastrado hacia un compartimento vacío. Antes de que los dos gorilas pudieran entrar, Nott les cerró la puerta en las narices, y también corrió las cortinas las cortinas para que desde el exterior no se vea nada. Draco, para no ser escuchado por los guardaespaldas, colocó un hechizo silenciador.
ESTÁS LEYENDO
OUROBOROS
FanfictionDraco Black y la venganza de Lamia. La vida de Draco B. Black nunca fue ideal. Podía lidiar con el hecho de ser el hijo prohibido de un dios y una bruja, ¿pero ser el protagonista de una de las mayores profecías de todos los tiempos en donde deberí...