Capítulo 10

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Pov Desconocido:

Que hermosa puede ser la vida mientras haces lo que te gusta, ¿verdad?.

Todo está saliendo de acuerdo al plan, y paso a paso mis predicciones se han ido cumpliendo. ¿Por qué debí nacer con esta mente privilegiada?, mejor pregunto ¿por qué la gente es tan estúpida?

Solo hay una persona en este chiquero de cerdos que llena mis expectativas, y ni siquiera me ve, que injusticia.

Lo peor, es que no puedo doblegarla, no puedo hacerla mía, y eso amigos, eso me atrae aún más.

Agnes no puede ir por ahí revelando lo que me a costado tanto esconder.

De igual forma creo que ella no tiene una información privilegiada, solo serían pistas.

La princesa tétrica es peligrosa, ella es demaciado inteligente como para no sospechar de todo. Pensar que aquí los hilos están todos unidos.

Esto si es algo divertido, me exito solo de pensar en toda la locura que alberga este pueblo. Ay, Scarlett Evans, ni pienses que vas a salir fácil de mi.

¿Dylan? El vuelve pronto. ¿Con que buenas nuevas vendrá?, que intriga. Casi puedo saborear el caos.

Todo a su tiempo.

★★★

Próximo día, arreglo mi cabello azabache y acomodo la beta blanca que tengo por nacimiento a un lado de mi cara. Este espejo es una mierda, con ese fondo no se puede distinguir mi bello, magnífico y deseable rostro.

Luego de darme una ducha rápida y perfumarme, salgo a la acción. Hoy toca librarme de una nueva escoria.

★★★

—Niños, acérquense, les traigo caramelos —llamando a unos pequeños, el mayor de quizás unos 14 años; se encontraba una muchacha jóven de tez morena y cabellos castaños.

—Chicos, ¡caramelos!—todos corrieron hacia la chica y me apresuré en avanzar.

En este pueblo la caridad es escasa y muchos chicos pasan hambre por la pobreza del país.

—¿Qué haces? —la jóven me miró de arriba a abajo y se mordió el labio inferior.

Predecible.

—Caridad, ¿Me propones algo mejor? —contestó insinuante con voz seductora.

—Dame acá —le quité los dulces y los chicos comenzaron a quejarse.

—¡Ey! Eres un abusón —el más pequeño de todos tomo una piedrecita y me la aventó.

Luego me lo agradecerás, pequeño diablillo.

—Vamos —la chica me agarró del brazo y caminamos a mi "lugar favorito" el bosque.

Una vez en el bosque la miré fijamente y note como sus pupilas estaban dilatadas, tenía ganas, podía oler su deseo.

—Eres muy hermosa —la elogié y ella me miró coqueta.

—Me halaga esas palabras viniendo de alguien tan guapo —dijo.

Acaricié su mejilla y me acerque lentamente hasta casi besarla. Seguí mi recorrido hasta su oído y le susurré:

—Es una pena que seas una maldita enferma —ella se estremeció en su lugar.

Peligrosa Atracción [Editando Severamente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora