𝐓𝐑𝐘 [ᴛᴏᴅᴏʙᴀᴋᴜ] (Terminada)

Capítulo XXIX: Salgamos

Ya se estaba acabando la semana y el tema ya no era muy tedioso en la academia. Al contrario de lo que pensaron todos lo celebraban y si alguien hablaba mal pues esos dos no agachaban la cabeza y en su lugar los retaban.

Todoroki era frío pero amenazador y Bakugou pues era Bakugou.

Estaban en el cuarto del cenizo cuando Todoroki le conto el porque estaba pasando tiempo con Yaoyorozu.

— Así que solo fue porque Endeavor te lo dijo— hablo mordiendo su lápiz mientras miraba al mitad albino en el suelo con la piernas cruzadas. 

— Sí.

— Ya veo, así que la expedición es en un lugar de alto renombre.

— Sí, por lo que necesitaba ayuda con la etiqueta. Enji no solo quiere que valla como un héroe, sino como su heredero.

— Supongo que también para buscar a alguien.

— Eso es lo que el quiere. Yo no. Yo te tengo a ti.

— Ajá si... ¿enserio todo eso era necesario?

— No pienses mal las cosas— comento levantando las manos— le advertí que no quería nada con ella desde que me acerque.

— ¿Y si no te lo hubiera dicho, me hubieras evitado en la expedición?

— No, pero si me hubiera mantenido alejado.  Poder tenerte tan cerca, pero no abrazarte— soltó un suspiro.

— ¿Por qué eres tan... Tan así?

— Porqué eres tú.

— ¿No te molesta?

— Me da igual lo que digan, a ti igual.

— ¿qué planes tienes para este viernes? -dijo dejando el otro tema olvidado.

— Nada, mi padre no me quiere ver y mis hermanos están en shock junto a mi madre.

— ¿Que les dijiste mitad - mitad?

— Que estoy con mi novio, así que no quería su interrupción.

— ¿Qué?

— Tu no eres muy diferente— señalo el bicolor para levantarse del suelo y acercarse al cenizo.

— Salgamos.

— ¿Estás seguro? Afuera las cosas se alborotaran.

— Jeanist me dijo que haría algo con ello.

— Al menos está de tu lado.

— Tu padre luego lo hará. Recuerda las apariencias.

— ¿A dónde vamos?

— Tu solo sígueme. 

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El viernes por la tarde después de un exhaustivo entrenamiento los chicos regresaban a la residencia a la justas mientras otros dos tenían la cabeza en otro lado y el entrenamiento no fue muy complicado.

— ¿Saldrán solos?

— Si, Aizawa sensei prometo no hacer nada— dijo el heterocromático. De hecho no sabía que harían afuera.

— No me importa lo que hagan, me importa su eficiencia. Vuelvan antes de las 5 el día domingo. Sino los iré a buscar— advirtió dándoles la espalda y caminar con los papeles hacia su escritorio.