Anabel.
-vaya hasta que el sr se digna a venir, eres un estúpido porque tardaste tanto-le digo estoy realmente furiosa, mi Alex esta en brazos de esa estúpida y de su bastarda, no se como esta tan ciego para creer que es suya, si la mocosa es guera y tiene el mismo color de ojos, pero y eso que, me revienta estaba tan cerca de que nos casáramos, si tan solo no la hubiera visto.
-Tranquila fierecilla, no te metas conmigo ya sabes como me pongo-me dijo el estúpido, si no fuera porque lo necesitaba lo mandaba al diablo.
-Que es lo que quieres, que tengan otro maldito hijo-le digo el frunce el ceño.
-Por supuesto que no, y si ese fuera el caso créeme que no llegaría a nacer, esa estúpida no tendrá un hijo mas de ese maldito.
-Cuidadito con lo que hablas de Alex, no olvides que fue tu noviecita quien se le ofreció-le digo, y Calisto me toma por los brazos.
-Tu te callas, yo hablo como quiero, vamos que necesitó relajarme y tu me servirás-dijo.
-Eres un animal, no me pienso acostar contigo, no te equivoques conmigo-le digo esta completamente loco si piensa que me acostare con el, se sentó a mi lado y paso su mano por mi cara.
-Vamos te haca falta un buen polvo, para que olvides el rechazo de ese estúpido-me dijo, y me jalo para sentarme en sus piernas.
-Basta, suéltame si estas aquí es por ella no por mi, así que mantén tus manos alejadas de mi, y mejor dime que es lo que quieres que haga-le digo separándome de el, solo de pensar que me toque me causa repulsión.
-Primero que nada consígueme su teléfono-me dice, eso es fácil tomo mi teléfono y marco el numero de Alex.
-Alex cariño, ¿como estas?-le pregunto, el como siempre es amable, le pido que me de el numero de ella por que quiero invitarla a comer, y el me dice que me lo mandara en un mensaje me despido de el, pronto volverá a mi, después de que Calisto consiga llevársela con el, me llega el mensaje-aquí tienes el numero-le digo dándole mi teléfono, el lo apunta en el suyo.
-De acuerdo fierrecilla, te mantendré informada-me dice y se va.
Espero que lo haga bien, se que Alex le dolerá pero yo estaré ahí para el, llamo a la estúpida para invitarla a comer, no quiero que Alex piense que le mentí, ella me contesta con su voz de estúpida, y acepta mi invitación a comer.
Lina...
Tenemos 2 meses de haber regresado a casa, hicimos la entrevista para la revista fueron muy amables con nosotros. Doris esta feliz en su trabajo. Dany aun no ha regresado, cada que la veo se que quiere preguntarme por el, pero no se atreve así que yo lo traigo al tema y finge que no le interesa, pero se que el saber que esta dedicándose a su trabajo y que no se le ha visto con ninguna mujer últimamente le da tranquilidad, hoy quede para comer con Anabel, la amiga de Alex y aunque no me cae muy bien tengo que hacerlo por el, esforzarme con ella, llego al restaurante donde quedamos y ahí esta ella, al verme me sonríe pero su sonrisa no le llega a los ojos, se que no le caigo bien aunque finge que si.
-Hola Anabel, ¿llevas mucho esperando?-le pregunto.
-No, de hecho acabo de llegar-me dice y la comida se pasa rápidamente. ambas estamos incomodas no tenemos mucho de que hablar, y me da un dolor en el estomago cada que ella menciona todo lo que ha hecho con Alex, se que ella es su mejor amiga fue su apoyo, el no la ama pero por lo que veo ella a el si, pero no le daré el gusto de ver que me incomoda, Alex me ama a mi y yo a el, me despido de ella quedando en hablarnos para comer otro día, ni en mil años, me dice mi subconsciente, salgo y J me espera, Alex acepto dejarlo para que fuera mi guardaespaldas.
-Vamonos J-le digo, el sonríe y abre la puerta, se coloca a lado del chofer.
-¿Vamos a la casa Sra?-me pregunta, y se me ocurre una idea.
-Llévame a las oficinas de mi esposo-le digo, tengo ganas de ver a Alex, nunca he estado en su oficina antes, minutos después nos paramos frente a un edificio de cristal, en el que se lee Corporativo Giovannino, bajo del auto y J me acompaña al vestíbulo, nos dejan entrar subimos al elevador y el marca el ultimo piso, las puertas se abren y una mujer nos recibe, es guapa y joven ella le sonríe a J de manera coqueta.
-Es la Sra Giovannino-le dice, y ella me mira y me sonríe amablemente.
-Si la reconocí por las fotos, del Sr Giovannino-Alex tiene fotos mías-el Sr esta en una llamada pero si quiere puede pasar-me dijo, yo le sonreí a los dos y camine hasta la puerta, todo era de cristal pero había algo que no permitía que se viera dentro de la oficina, entre y lo vi estaba de espaldas sin su saco, se miraba tan guapo al escuchar la puerta se giro y me miro, en su cara se dibujo una sonrisa coqueta, me recorrió el cuerpo con la mirada desnudándome con ella, di un paso al frente y el corto la llamada, en dos grandes zancadas lo tenia frente a mi y me beso, le correspondí con la misma ansia no me cansaba de el, y al parecer el de mi tampoco.
-Hola-le dije una vez que libero mi boca.
-Hola mi amor, ¿que haces aquí? ¿paso algo?-me pregunta.
-No, salí a comer con Anabel y quise pasar a verte-le dije, el sonrió.
-Que bueno que decidiste venir, te extrañaba-me dice y yo sonreí.
-Me acabas de ver hace unas horas-le digo, y el sonríe y me acerca a el, me pone en medio de sus piernas el esta recargado en su escritorio.
-Si eso lo se, pero aun así te extraño, no se como soy capaz de dejarte cada mañana-me dice y besa mi cuello, sus manos suben mi vestido y se posan en mis nalgas, las aprieta acercándome mas a el y siento la dureza de su miembro, su boca sube por mi cara y devora nuevamente mi boca, yo me acerco mas a el le paso las manos por sus cabellos, el suelta un gemido toma el teléfono, y pide que no lo molesten.
-Alex que haces-le digo, pero el ya bajo el cierre del vestido dejándolo caer a mis pies, quedando solo en bragas y sujetador, el me gira y me deposita en el escritorio y yo me acomodo, el baja mis bragas que ya están empapadas, besa mis muslos y yo apoyo mis codos en el escritorio, y abro mis piernas me muerdo el labio para no gritar al sentir su lengua en mi intimidad, siento escalofríos recorrer mi cuerpo y estoy apunto de explotar, pero el se levanta y de un solo empuje entra en mi, y no puedo callar el grito que sale de mi garganta.
-Grita para mi amor, esta oficina esta insonorizada, no nos escucharan-dice y es cuando yo puedo realmente dejarme ir, el bombea dentro de mi y se mete mis pechos en la boca, sale de dentro de mi y me baja del escritorio y me apoya en el quedando con el trasero a su merced, el me muerde una nalga y yo grito, esto están caliente el abre mis piernas y me penetra desde atrás, toma mi cabello y gira mi cara-eres una maldita diosa, mi amor-me dice y me devora la boca, lo siento tan dentro de mi no se cuanto tiempo me puedan sostener mis piernas. el me aprieta las caderas mientras me penetra, siento que mi cuerpo estalla y el conmigo, caigo por completo en el escritorio, el aun esta dentro de mi sale y yo aun no puedo moverme, siento un trapo húmedo en mis piernas el me esta limpiando, me gira para quedar frente a mi-¿estas bien? ¿te lastime?-me pregunta.
-Estoy de maravilla, esto fue caliente de verdad-le digo Alex y yo somo muy apasionados pero siempre en nuestra habitación, esto fue maravilloso.
-Si es que el verte aquí y con ese vestido me puso realmente duro, tendrás que venir a verme mas seguido-me dice. y yo sonrió el me abraza y me besa, me pasa mi ropa interior y yo me visto bajo su atenta mirada, me pone el vestido y sube el cierre besa mi hombro desnudo-te amo-me dice.
-Y yo a ti, pero ahora te dejare trabajar-le digo.
-No espera, me iré contigo no creo que hoy me pueda concentrar aquí-me dice, lo veo acomodarse su ropa miro por primera vez bien su oficina, cuando entre solo pude verlo a el, tenia fotos mías y de Mel por toda la oficina, el toma mi mano y salimos de ahí, soy tan feliz parece que al fin dios me esta recompensando por todo lo malo de mi vida, me apoyo en el y salimos sonrientes.
ESTÁS LEYENDO
Amor Italiano
Storie d'amoreAngelina Voulgaris estando comprometida se enamoro de Alex un chico que estaba de vacaciones en Italia, el flechazo fue instantáneo y a los poco días se entregaron a la pasión pero el desapareció sin despedirse, ella se convenció de que el solo la u...