Razón #12: No dejas que mi hermano pendejoimbécil te afecte.

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—Lo siento. Sólo quiero dejar algunas cosas —le digo a Jennie mientras estaciono en mi entrada—. ¿Quieres esperar aquí?
 
—¡Cielos, no! —Sonríe mientras desabrocha su cinturón—. Quiero un poco de gaseosa, si tienes.
 
Me río y rápidamente abro la puerta para ella. —Por supuesto.

Está saltando mientras caminamos hasta el porche. Va a ser una buena tarde, ya puedo decirlo. No quiero arruinarla invitándola a salir, pero voy a hacerlo. Sólo tengo que encontrar el momento adecuado.
 
Meto la llave en la puerta y doy un paso atrás para dejarla entrar primero. Me roza cuando pasa frente a mí y tengo el repentino impulso de tocar la parte baja de su espalda. Sólo para descansar mi mano allí. Joder, quiero cualquier excusa para tocarla.
 
Se detiene en la puerta de entrada y furtivamente me pongo a su lado, "accidentalmente" chocándome contra su espalda. No se mueve, lo que me sorprende y entusiasma durante unos dos segundos.
 
—Maldita sea, amiga. No me hagas caso. Olvídate que estoy aquí.
 
Hermano idiota.
 
—¿Qué mier...? —Ah, claro, Jennie está aquí—. ¿Qué rayos estás haciendo aquí?
 
Jae acecha la nevera, su trasero saliéndose de sus jeans. Lleva bóxers, pero aún así no deja mucho a la imaginación. Jennie aparta los ojos, como si la pared roja cercana a las escaleras fuera la pieza más interesante de una obra de arte que jamás ha visto.
 
—Estoy hambriento.

—Ve a comprar algo entonces.

—No puedo. —Abre la nevera y se sube los pantalones, que caen de nuevo hacia abajo—. A Nana no le pagan hasta el treinta.

—Consigue un trabajo.
 
Se ríe y pone un bloque de queso, mayonesa, y un tarro de pepinillos en el mostrador.
 
—Para eso tengo a Nana. Así no necesito un trabajo.
 
—Y aquí estás, robando la comida de tu mamá.
 
Me importa una mierda lo que esté esperando hacer. Tiene que irse de aquí antes que me enfurezca frente a Jennie. Con sólo mirarlo me dan ganas de golpearlo en la entrepierna.
 
—Touché, hermanita. —Suelta su ahogada risa de idiota mientras mete la cabeza en el armario.
 
—Em —susurra Jennie en mi oído—. ¿El baño?
 
Sí, no la culpo. —Al final del pasillo, la segunda puerta a la derecha.

—Gracias.
 
Se ha ido, y estoy irrumpiendo en la cocina. Lucho con Jae mientras toma las cosas, y yo las pongo de vuelta.

—¡Necesitas salir de aquí!
 
  —Caray, ¿quién te molesto en el almuerzo? —Toma una bolsa de debajo del fregadero y comienza a guardar tanta comida como le es posible—. Te dije que olvidaras que estaba aquí.
 
—No puedes simplemente venir así después de diez meses de nada, excepto ser una completa mierda para mamá y papá. Y también está Rosé...

—Oh, lo entiendo. —Levanta sus jeans, que de nuevo no le quedan bien—. ¿Todavía vas por mi ex?
 
Trago. —¿De qué estás hablando?

—Sabes de lo que estoy hablando. No te culpo, niña. Es malditamente sexy. Daba trabajo, pero era buena en la cama. Digo que vayas por ella si puedes. Pero no te molestes conmigo por cambiar a otro pescado más rico.
 
No puedo soportarlo más. Lo empujo contra la nevera, tomándolo por su estúpida camiseta de Korn. —Mejor cierras la boca antes que lo haga por ti.
 
Se ríe y lo aprieto más.
 
—No es gracioso, idiota.
 
—Está bien, está bien. —Se retuerce bajo mi agarre, y de mala gana lo suelto.
 
Si no fuera por Jennie en la habitación de al lado, lo insultaría.

Busca en más armarios y lo dejo. Sólo lo quiero fuera de aquí.

—Bingo. —Saca un paquete de seis cervezas. Y sé que voy a tener problemas con papá, pero no me importa—. Mira, hermanita —dice, poniendo junta su "comida ganada"—. Aprende de mí y no te quedes atada demasiado joven porque tu novia tiene un tremendo culo. Dale a cualquier chica que te dé lo que quieras. Y vuelve a casa de tus padres cuando no estén. Confía en mí, esto es mucho más fácil que trabajar por un salario mínimo. —Abre una cerveza y la desliza por la barra para mí, después abre otra para él—. Oh, y deja de estar tan enojada todo el tiempo.

Razones por las que me enamoré de ti. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora