Llamo a la puerta rápido, luego me meto las manos en los pantalones vaqueros. Ella me pone nerviosa. Muy nerviosa. El buen tipo de nervios. El tipo que me hace querer saltar y no preocuparme por lo que pasa.
Eso fue realmente cursi. Me he convertido en una tonta que escupe un soneto de amor enloquecido. Al igual que todos los demás que se dan cuenta de lo que quieren.
El mango gira y estoy a punto de caer de rodillas porque soy una gran tonta ahora, pero es la mamá criticona.
—¿Puedo ayudarte?
Actúa como si no supiera quién soy. Sé que lo hace. Me ha dado esas miradas molestas desde la primera vez que la vi.
—¿Está Jennie en casa?
Su mano se mueve hasta la parte posterior de la puerta. La posición de lista para golpearme en la cara. Meto el pie en la puerta. —Ella está ocupada. Puedes verla en la escuela.
—Por favor, necesito hablar con ella. Es importante.
Deja escapar una risa desdeñosa que suena como un gruñido en su voz de Cruella. —¿Qué es tan importante que tienes que distraerla de sus ejercicios?
Mentí. Rosé no era la más difícil de contarle. Es la madre de Jen. Me rasco la nuca y trago.
—La amo.
De haber estado bebiendo algo, me lo hubiera estado rociando por toda la cara. Me escupe un poco de saliva, de todos modos, cuando abre la boca y me da una expresión de frustración.
—¿Perdón? ¿Quién te crees que eres?
—Mi nombre es Lisa Manoban.
—Sé quién eres. ¿Pero estás ciega? ¿Tal vez eres algo retrasada de la cabeza? ¿O simplemente buscas a alguien para pasar el rato hasta irte a la universidad?
Alto, alto, alto. ¿Qué tipo de padre habla así?
—¿Por qué pregunta eso? —le digo entre dientes.
—Sé que te estás aprovechando de mi hija. No sé para que la estás usando, pero no lo voy a permitir. Nadie con tu... —Hace un gesto a mi cuerpo y deja caer el pensamiento. Cruzo los brazos—, pasaría tiempo con mi Jennie sin una agenda.
El calor se está arrastrando a través de mi pecho, rogando ser liberado. Ahogo el insulto que tengo para ella, y trato de llegar a algo que no incluya la palabra "perra".
—No me debe conocer tan bien, entonces. —Perra—. Estoy enamorada de su hija porque ella es lo mejor que me ha pasado. Es inteligente, divertida. Y es hermosa. Y yo no voy a esconderla hasta que la encuentre "aceptable". Porque ya es perfecta. Y no me importa lo que usted piense. Eso se lo puedo asegurar.
Me meto en la casa y paso de ella, ignorando las protestas y las amenazas de llamar a la policía si no me voy de allí en cinco minutos. Voy directamente a la habitación de Jen. Ella está tendida en el suelo, los auriculares en sus oídos, los ojos cerrados y las lágrimas corriendo a ambos lados de su cara, hundiéndose en su cabello. Está cantando. Suave y hermoso, y me sorprende que sé la canción. Es de un musical. Júzguenme todo lo que quieran, pero conozco Los Miserables.
Cierro la puerta tras de mí. La mamá criticona me dio cinco minutos. Voy a hacerlos valer. Tendida en el suelo, con las cabezas juntas dando la cara en la dirección opuesta, le seco una lágrima de su ojo mientras canta la última nota.
Ella salta con la espalda recta y sujetándose el pecho.
—Santos demonios múrcielos. Me asustaste como un moco.
—Lo siento. —Sonrío. No lo siento en absoluto.
Me da un puñetazo en el hombro, haciendo ese acto de amiga que ha estado haciendo toda la semana. —¿Qué está haciendo aquí, señorita Manoban? —Sus ojos van a la puerta como si se estuviera dando cuenta de que estoy en su habitación—. Oh, Dios mío, ¿cómo llegaste hasta aquí?
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Razones por las que me enamoré de ti. [Jenlisa]
FanficEs estúpido enamorarte de la ex de tu hermano. Pero aún es acudir a otra persona para que te ayude a ganarte a esa ex. Pero Lisa está desesperada, y Jennie, su compañera en el lenguaje de señas, esta más que dispuesta a ayudarle con un par de consej...