Razón #23: Eres tan cachonda como yo.

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Mamá y papá no podrían haber elegido un mejor fin de semana para estar fuera de casa. Despertarse con Jen en mis brazos es algo que hace que mi estómago se apriete en el buen sentido.

Todavía está dormida... creo. Hay una pequeña sonrisa en sus labios por lo que puedo ver, pero me está dando la espalda. Beso el sexy tatuaje en su hombro y ella suspira.

Supongo que está despierta.

—Hola.

Suspira de nuevo. —¿Qué hay?

Me río entre dientes, apretando mi agarre en su cintura. Ella mete una de sus piernas entre las mías y se ríe.

—¿Qué?Su cuello se tuerce para poder mirarme a los ojos. —Gominolas saltarinas, Lisa. Estoy tan jodidamente feliz.

Ah, demonios. —Yo también.

Nos besamos, ni siquiera me importa que las dos tengamos aliento matutino. Tengo pastillas de menta en mi cajón si las necesitamos. Pero no me muevo de aquí hasta que tenga que hacerlo.

—Entonces, ¿estás de acuerdo con... todo?

Menea su cuerpo, quedando frente a mí, engancha su pierna sobre mi cadera y agarra mi mano, poniéndola en su trasero.

—Como que quiero hacerlo otra vez. —Su rostro se ruboriza.

Genial. Porque quiero volver a hacerlo también. Eso fue más o menos lo mejor que he experimentado jamás.

—Está bien. —¿Por qué mi voz sale temblorosa? Ya no tengo más razones para estar nerviosa cerca suyo. Ella ya me ha dado todo.

—¡Oh! —Chilla justo a medida que voy por otro beso. —¿Qué hora es?

Suspiro. —¿En serio?

—Sí. —Se inclina y busca un reloj por la habitación—. Lo siento, pero tengo que estar en casa al... ¡Mierdona! ¿Está bien ese reloj?

Debería mentir para que se quede en la cama conmigo. Pero no quiero que tenga más problemas. —Sí.

Su labio sobresale mientras se abraza a mí nuevamente. —Me tengo que ir.

No. —¿Sólo quédate un poco más? —La tiro más cerca de mi cuerpo y siento su suspiro de derrota contra mi pecho.

—Dos minutos, pero luego me tengo que ir.

—Creo que podemos hacer algo en dos minutos. —Sonrío e inclino su barbilla. Ella está riendo y me golpea... bueno, más bien me toca en el brazo.

—Tan romántico como suena... —Rueda sus ojos—. Eso no es lo que quise decir. Yo sólo... ¿puedes sólo abrazarme?

Claro que sí puedo abrazarla. Incluso besarla, también. Es tan condenadamente linda.

La beso, manteniendo la lengua en mi boca esta vez por el aliento matutino y en caso de no poder controlarme a mí misma otra vez.

—De acuerdo, cierra los ojos.

Enarco una ceja. —¿Por qué...?

—Porque tengo que vestirme. —Tira de la manta alrededor de su pecho mientras se desliza hasta el borde de la cama.

—¿Y tengo que cerrar los ojos porque...? —Anoche vi todo, y sí quiero volver a verla.

—Debido a que las cosas se ven diferentes en la luz. —Sonríe antes de poner su mano sobre mis ojos—. Y no quiero que vayas con "¡Qué asco! ¿Eso es con lo que lo hice anoche?"

¿Habla en serio? —Ya basta, Jen —digo, empujando su mano—. Eres. Hermosa. —Estiro la mano para tirar la manta, pero ella pelea.

—¡Oye! —Está riendo tontamente, y lo tomo como mi señal para sujetarla contra el colchón. Sosteniéndole los brazos sobre la cabeza, la miro entera mientras ríe y grita para que deje de comérmela con los ojos.

Razones por las que me enamoré de ti. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora