Razón #20: Si los ojos pueden ser sexys, los tuyos están que arden.

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Mamá y papá no están. Toda una semana sola, y no tengo nada planeado hasta el sábado. Soy una perdedora de Clase A.

Y hablando del sábado, tengo la lista de Jen preparada. La voy a memorizar toda porque no puedo hacer más de una copia. Mi mano todavía duele como el infierno, y no voy a escribirlo en el computador porque, bueno, ella probablemente no quiera eso. A ella le gusta la basura a mano.

La lista es más fácil ahora. Tras verla el lunes y notar cómo fue, no sé, fuerte pero aún así necesitándome, ahora todo está saliendo mucho mejor. No le importa si sueno estúpida o lo que sea. Ella lo entenderá.

Hay un golpe en la puerta de entrada. Gimo mientras me escondo la lista en el bolsillo de atrás y camino penosamente para contestar. Probablemente algún vendedor o algo así. Y si es Jae, le cerraré la puerta en la cara.

Sea quien sea, golpea de nuevo.

—¡Está bien, está bien, ya voy!

Abro la puerta, el sonido de la lluvia golpeando llega a mis oídos. Rosé está parada bajo el paraguas de color rosa brillante con una sonrisa enorme en su cara y dice—: ¡Hola, Lisa! ¿Qué haces?

Me toma un segundo limpiar el shock de mi cara. Rosé sabe que mamá está fuera de la ciudad. También me dijo en la escuela que sus vacaciones de primavera estaban repletas.

Tampoco soy una fan de las "visitas inesperadas", pero le digo que entre de todos modos. —Eh, no mucho. Pasando el tiempo.

Ella sacude el paraguas y lo deja en la entrada antes de cerrar la puerta. Sé que está cómoda aquí, lo entiendo, pero no estoy muy feliz cuando planta su trasero en el sofá sin realmente preguntar si se puede quedar. Por alguna estúpida razón, me aseguro de que la lista esté en mi bolsillo antes de sentarme a su lado.

—Pensé que dijiste que estabas ocupada esta semana.

Se encoge de hombros. —Lo estoy. Pero está lloviendo y pensé que no tuvimos la oportunidad de hablar el viernes pasado... —Su voz se apaga mientras estudia mi rostro—. Oh, Dios mío, lo siento. ¿Interrumpí algo?

Comienza a ponerse de pie, pero pongo una mano en su brazo para detenerla. No sé por qué, sin embargo. No quiero que se quede, pero tampoco quiero que se vaya.

Joder, pensé que tenía esto resuelto.

—No, no lo hiciste. Sólo me sorprendiste. —Intento sonreír—. ¿Cómo van tus vacaciones de primavera?

Qué inepta. Apesto en el parloteo.

—Bastante bien, hasta ahora. —Mete los pies debajo de su trasero y se desliza más cerca de mí. Trato de alejarme sin ser tan obvia—. Fui a algunas fiestas las últimas noches. Esperaba verte allí, pero alguien piensa que es demasiado buena para eso. —Palmea mi pierna y se ríe.

Me río con ella. No puedo evitarlo. —Nah, simplemente no soy de ir a fiestas. Sabes eso.

Ella rueda los ojos. —Sí, lo sé. Uno de estos días conseguiré que vengas conmigo. —Su cara se pone rojo brillante—. Me refiero a ir conmigo, no venir... —Se da una palmada en la frente mientras me río—. Por favor cambia de tema antes de que me muera.

—Bueno, cuando mamá y papá me dieron su itinerario de fin de semana, incluyeron cada momento en el que ... "dormirían".

Rosé reacciona, su cara sigue roja, pero se está riendo. —¡Qué asco!

—Dímelo a mí.

—Por lo menos sabes cuando no llamar.

Terminamos el tema y salto del sofá. —¿Quieres algo para beber? —Es como era antes, lo suficientemente divertida. Mejor, incluso, porque no estoy nerviosa con ella. La veo, le hablo, pero no la quiero. Es una especie de alivio.

—Claro, gracias. —Toma una manta de la parte trasera del sofá y la envuelve alrededor de sus hombros. Es la misma manta que usó Jennie cuando jugamos a las veinte preguntas, y justo cuando pienso que tengo el control de la situación, mi corazón comienza a golpetear. No estoy segura de que a Jen le fuera a gustar que esté sola con Rosé. Estoy bastante segura de que es algo enormemente negativo para convencerla de que no es a Rosé a quien quiero.

Y no soy estúpida. Sé que Rosé está coqueteando conmigo.

Esto está jodido. No soy como Jae. No soy como mi papá biológico.

Pero no soy grosera tampoco, y no quiero simplemente echarla.

Esto está pasando por mi cerebro mientras hago todo como un robot y saco un poco de Pepsi de Cereza de la nevera.

—Así que, eh...—tartamudeo cuando me vuelvo a sentar en el sillón reclinable esta vez—. ¿Qué tienes pensando hacer el resto del día?

Por favor que tenga planes.

—¡Nada! Totalmente libre. ¿Por qué? ¿Quieres hacer algo?

Ah, diablos.

—N-no estoy segura si puedo. —Una completa mentira, Lisa. Sólo dile la verdad. Estás viendo a alguien más—. Es viernes por la noche.

—Otra noche de juegos. —Suspira—. Deberías venir conmigo esta noche a la fiesta de Jamie. No estaba pensando en ir, pero si estás allí...

Pone los ojos de cachorro. Es una mierda. Jennie hace eso también, pero ella no planea hacerlo. Sus ojos son naturalmente grandes y redondos, marrones e inocentes. Son ojos sexys, si los ojos pueden ser sexys. Tal vez porque sonríe con ellos.

Niego y me centro en Rosé, que ahora se está mordiendo el labio inferior.

Jen nunca se muerde el labio. Sólo lo hizo una vez, y fue raro.

—Yo no...

—No te dejaré decir que no. —Me señala con un dedo—. Te saltas todas las cosas divertidas. Vas, y ya está.

Se pone de pie, cruzando los brazos, haciendo una pose de "estoy bromeando pero hablo en serio". Se pone el pelo castaño encima del hombro, y se inclina, metiendo los brazos en el sofá.

—¿Por favor, Lisa?

Esto apesta. Rosé no me gusta como solía hacerlo —estoy completamente segura— pero, ¿cómo tienen tanto poder sobre mi? Dos palabras. Esas malditas palabras. Por favor. Ugh.

—Llevaré a Jackson.

Sonríe y aplaude—. Un punto para Rosé.

Me río, pero es una risa forzada. Luego ella balbucea acerca de las fiestas o algunas otras cosas. No estoy prestando atención. Todo lo que está pasando por mi estúpida cabeza es lo que Jennie pensará si se entera.

¡Oh! Quizás quiere venir conmigo. ¡Le mandaré un mensaje ahora mismo!

No, espera. Dijo que tenía algo esta noche, por lo que vamos a salir mañana.

Maldición.

Pero puedo llamar a Jackson. Esto no será una cita. Porque ya acabé con Rosé. Tengo a Jen. O por lo menos, quiero tener a Jen.

Entonces, ¿por qué no puedo decir las palabras? ¿Por qué no puedo decirle a alguien? A mamá, a papá, o a Rosé. Ni siquiera sabe Jackson. La única persona que sabe es el idiota de mi hermano, y eso es porque me vió con ella. ¿Qué está mal conmigo?

—Bien, ¡nos vemos más tarde!

Debo estar en piloto automático, porque camino con ella hasta la puerta y la ayudo con su chaqueta sin siquiera darme cuenta.

—Eh, sí, está bien.

Salta de la entrada a su auto y se despide con la mano mientras se aleja.

Sip, soy una cobarde.

Razones por las que me enamoré de ti. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora