Epílogo

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—Te ves co... completamente sexy. Deja de alucinar.

Jen arregla su cabello una vez más en el retrovisor exterior antes de ponerse de pie. —¿Estás segura? Nunca he hecho algo como esto.

Retrocedo para estudiar su ropa. Ella odia cuando hago eso. Cuando dejo a mis ojos escudriñar su silueta, cada parte de ella, y sí, me fijo en la forma de sus senos más tiempo de lo que le gusta, pero ¿quién puede culparme?

—¡Para ya, pervertida! —Le da un puñetazo a mi brazo y agarro su mano, jalándola hacia mí.

—No me pidas que te observe si no lo dices en serio.

Rueda sus ojos. —Lo harías de todas formas.

—¿Eso es algo malo?

Otro puñetazo. Me río y la beso, evitando que me conteste con otro comentario sabelotodo. Es buena en eso. Los besos y los comentarios.

—Está bien, creo que estoy lista.

—¿Estás segura que no quieres sólo, quedarte?

Ella sacude su cabeza. —¡Se supone que me exhibas!

—Lo sé, lo sé.

Envuelvo mi mano alrededor de su cintura, y la jalo hacia el restaurante. Mamá y papá están allí adentro, probablemente hablando sobre por qué les pedí que se reunieran conmigo y Jen aquí. Mamá estaba hablando de todas esas cosas románticas y cursis mientras papá finge escuchar, pero realmente queriendo un trago.

—¡Jennie!

Mamá ha aceptado a Jen. Es bueno para ellas, lo sé. Mamá queriendola como otra hija y Jennie necesitando una mamá a quien no le importe como luzca. Aún así, desearía que no acaparara tanto a mi novia.

Ellas se abrazan, y saco la silla de Jennie para que se siente. Ella aún se ruboriza cada vez que hago estas cosas. Me pregunto si alguna vez se acostumbrará a ello.

—Bueno, bueno, ¡dígannos! ¿Se van a casar? —El entusiasmo y la hipótesis de mamá me hacen escupir el agua que acabo de poner en mi boca encima de papá.

—Muchas gracias. —Él agarra una servilleta y limpia su cara, riéndose por lo bajo detrás de ella.

—No, mamá. No nos vamos a casar. Acabamos de graduarnos.

—Algunas personas hacen eso, ¿sabes? —Ella sonríe y le guiña un ojo a Jen, cuyo rubor no ha desaparecido.

—No nosotras. Hacemos toda la cosa del matrimonio sin los anillos, primero. —Oh, no. Ella no les está contando a mis padres sobre nuestra vida sexual—. Ya saben, pelear y amenazar con tirar la ropa al césped. —Sonríe. Todos se ríen, incluyéndome.

—Está bien, así que no hay matrimonio. ¡Pero díganme qué es! ¡Estoy muriendo! —Mamá rebota en su asiento, y también lo hace Jen, igualando su emoción. Papá se ríe detrás del vaso.

—Bueno, voy a ir a la Universidad de M.

Mamá agarra a Jennie —no a mí— en un gran abrazo y papá me da una palmadita en la espalda.

—Eso es grandioso, chica.

—Gracias.

Mamá suelta a Jen, cuyo rostro se ha vuelvo permanentemente del color de esos tomates con que mamá me amenaza, y dice—: ¡Felicitaciones! Y eso está demasiado cerca, así que aún podemos visitarte a ti y a Jennie.

¡Alto! Esperen un segundo. ¿Ellos piensan que...?

—No vamos a vivir juntas. —Jen se ríe con nerviosismo, salvándome de esa conversación—. Sólo vamos a estar en la misma universidad. Ya saben, así puedo ayudarla a aprobar sus clases. —Ella me da un empujoncito, y yo sostengo su mano. No sé por qué se pone tan nerviosa en cada cita. Supongo que estaría nerviosa si saliera con ella y sus padres, pero ella es tan buena en todo.

Razones por las que me enamoré de ti. [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora