Capítulo 13

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Tres vampiros desconocidos de ojos rojos se encontraban prácticamente a solo unos metros de ella y aún así Larissa no podía disimular las ganas que tenía de soltar una carcajada debido a los celos de Jasper, había visto muchas veces aquella reacci...

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Tres vampiros desconocidos de ojos rojos se encontraban prácticamente a solo unos metros de ella y aún así Larissa no podía disimular las ganas que tenía de soltar una carcajada debido a los celos de Jasper, había visto muchas veces aquella reacción con Edward, más de las que le hubieran gustado, pero con Jasper era diferente.

Carlisle, Edward, Mary  y el mayor de los Hale se habían adelantado a interceptar a aquellos tres "nómadas" como los llamaban. Rose y Emmett flanqueaban a su hija tratando de no llamar atención haciendo pequeñas bromas que estaban llenas de tensión a pesar de lo que trataban de disimular.

—Todo estará bien, tu aroma no es tan fuerte, pero... Tus latidos— su madre le acariciaba la espalda y la abrazaba como si tratará de disculparse con ella— Estaremos bien— le sonrió. Dion le devolvió el gesto dejándose envolver en la temperatura fría que el abrazo de su mamá le transmitía.

—Estoy contigo, claro que estaré bien— la plena confianza de Lala en su madre fue lo que más paz le transmitió a la inmortal.

Desde su cambio muy pocas veces Rose había vuelto a experimentar el miedo, ahora sabía que no había nada en el plano terrenal que pudiera dañarla, pero no era por eso por lo que Dion se sentía tan segura con ella. La mayoría de personas caían en el mito del instinto maternal, pero Larissa sabía que Rose no tenía toda su fortaleza solo por ser madre o una vampira, la tenía porque esa era su personalidad, su escencia, porque no importaba si el mundo se derrumbaba alrededor Rosalie Hale permanecía firme, audaz, fuerte.

Aún si aquella vampira no fuera su madre, aún si no fuera inmortal, la imagen de aquella mujer siempre representaría todo lo que ella admiraba e idolatraba, porque mientras tomará su mano y no la soltará no tendría miedo a nada.

—Puedo relentizar la conversación solo para ellos, mantenernos fuera de la burbuja así no se darán cuenta del momento en que nos vayamos— comento Larissa en voz baja con el suficiente cuidado de crear una interferencia haciendo ruido con sus movimientos para desviar la atención de su voz.

—No sin que ellos no se den cuenta, solo... Dejaremos que lo arreglen— contestó la rubia mayor abrazando a Lala sobre los hombros.

El ambiente pareció aligerarse un poco de repente y entre algunas carcajadas tensas los Cullen hicieron ademán de regresar a su extremo del campo con los invitados inesperados pisandoles los talones. Era esencial para la supervivencia de Lala no dar señal alguna de que era una humana, sin embargo todo el plan se fue al carajo cuando sus mejillas se tiñeron de rojo al captar  la mirada penetrante de cierta pelirroja, aunque su ensimismamiento no le duró mucho cuando una ráfaga de viento le pasó por el rostro y vió al mayor parado junto a ella y atrayendola a su lado.

—Los celos no te quedan, así que si no me sueltas en cinco segundos le diré a mi mamá lo que pasó en la motocicleta— susurró Lala.

—¿Qué pasó en la motocicleta?— preguntó Rosalie enarcando una ceja.

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