Capitulo 7

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—Odio a los hombres— dijo Dion tirándose en la cama—¿Creen que me sería muy difícil salir con chicas?— preguntó la ojiazul mirando a su tía Alice

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—Odio a los hombres— dijo Dion tirándose en la cama—¿Creen que me sería muy difícil salir con chicas?— preguntó la ojiazul mirando a su tía Alice.

—Cariño, créeme, las cosas están igual de difíciles en los dos lados— contestó Mary negando con la cabeza.

—Y aunque yo afirmo que todos somos un poco gay, no creo que funcione de esa forma, cariño— agregó Alice acariciando el cabello de Dion.

—Eso no ayuda en nada— suspiró Larissa— Ahora solo quiero beber y hablar mal de los hombres ¿Creen que mi mamá se oponga?— volvió a hablar la rubia.

—No creo que le fascine la idea— contestó Alice— Pero seguro te dará permiso de ir a la casa de Tracy.

—Me quieres decir por qué yo no sabía que ya bebes— comentó Mary enarcando las cejas.

—Porque me he esforzado por mantener esos pensamientos alejados de Edward, y la tía Alice es la única que lo sabe porque literalmente puede verlo— respondió Dion mientras se levantaba de la cama.

—Nos vemos mañana cariño— ánimo Alice mientras Dion salía de su habitación.

—Dedicale a Edward muchos insultos de mi parte— gritó Mary antes de que Larissa se fuera.

Dion salió de su cuarto, y echó un vistazo por el pasillo para ver a Emmett o a Rose, pero no los vió por ningún lado, estuvo tentada a ir hasta la oficina de Carlisle para hablar con él, pero decidió bajar en cuanto escuchó uno de los partidos en la televisión.

Su padre la recibió con una sonrisa en cuanto la vió, Dion la regresó débilmente, y se sentó a un lado de él en el sofá. Emmett la abrazó sobre los hombros, Dion se acurrucó a un lado del pelinegro y fijó su vista en la televisión.

—¿Quieres ver una película?— preguntó Emmett.

—No, estoy bien así, podemos seguir viendo el partido— contestó Dion regalandole otra pequeña sonrisa.

Emmett y Dion siguieron viendo la tele en silencio durante un par de minutos, repentinamente ya no quería ir a embriagarse con sus amigas, aún estaba triste, pero no lo suficiente para ir a acabar con su hígado en un sola noche, aún le quedaba la fiesta de graduación, y probablemente muchísimos más corazones rotos, así que ¿Por qué desperdiciar su tiempo en Edward Cullen?

Emmett había dejado de prestar atención al partido, pues discretamente estaba viendo cada una de las acciones de su hija, no hacía falta ser un genio para saber que ella estaba triste, y él solo quería animarla. Larissa estaba ahora concentrada en el partido, y eso era algo que lo enorgullecía en cierto modo, la pasión de ella por el deporte. Al juego solamente le quedaban unos minutos, por lo que decidió hablarle, estaba seguro de que no sé perderían de nada interesante.

—¿Alguna vez te conté la historia de cómo tu madre y Edward casi terminaron juntos?— habló Emmett llamando la atención de su hija.

Dion volteó a ver a Emmett, y una pequeña risa salió de sus labios.

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