Capitulo 2

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Cinco años pasaron desde que Rosalie y Emmett habían encontrado y adoptado a Larissa, la pequeña bebé que desde esa entonces, se había convertido en una bonita niña rubia de ojos celestes, perfectamente sana, y con un poder muy controlado gracias ...

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Cinco años pasaron desde que Rosalie y Emmett habían encontrado y adoptado a Larissa, la pequeña bebé que desde esa entonces, se había convertido en una bonita niña rubia de ojos celestes, perfectamente sana, y con un poder muy controlado gracias a toda su familia.

Los Cullen habían decidido establecerse en una residencia permanente, por lo que Carlisle instó a sus hijos para quedarse en Denali, no en la misma casa, pero si cerca de la familia de Tanya.

La pequeña Larissa había conseguido ganarse a todos, Eleazar se sentía demasiado intrigado por la forma en que funcionaba el don de la menor, mientras que Carmen se la pasaba contemplando a la niña y complaciendo cada una de sus necesidades, al igual que Jasper y Edward.

—Vamos a intentar de nuevo— dijo Kate mientras el resto de la familia observaba en distancia como la vampira y la niña practicaban.

Dion cerró sus ojos, sintiendo como una especie de corriente eléctrica le recorría el cuerpo, volvió a abrirlos y la luz celeste emanó de ellos.

Los demás vampiros se quedaron paralizados, siendo Kate y Larissa las únicas testigos de lo que ocurría.

—Trata de incluir a todos en la cápsula— dijo Kate señalando a los demás miembros de la familia.

A Dion no le costaba mucho trabajo hacerlo, su poder fluía con naturalidad, había sido más difícil cuando ella era un bebé, y en cada berrinche, las cosas terminaban estallando a su alrededor sin ninguna razón aparente.

Todos los vampiros notaron el brusco cambio en cuanto volvieron a ser conscientes de en dónde se encontraban, sin embargo, notaban que a su alrededor el aire parecía no circular, y el sonido de los animales ya no se escuchaba.

-Trata de mover algo- dijo Kate.

Larissa sonrió entusiasmada, y de inmediato recordó el labial de su madre con el que había estado jugando la semana pasada.

Edward soltó una pequeña risa al ver el objeto en los pensamientos de la niña, ganándose una mala mirada de Rosalie. Todos secundaron en su risa a Edward en cuanto vieron como el pequeño labial cruzaba entre ellos hasta llegar a las pequeñas manitas de Dion.

—El maquillaje es para niñas grandes Dion— reprendió Rosalie.

—Si, pero nunca es muy temprano para aprender sobre el buen gusto— intervino Alice con su voz cantarina.

-—Eso es cierto— secundó Mary.

—¿Te sientes cansada?— le pregunto Kate a la niña, como seres inmortales no sabían qué alcance y consecuencias podía tener su poder, y si es que su uso traía consecuencias físicas.

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