13. Preparativos.

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El matrimonio Black caminaba por las calles de aquella horrible zona, no se sorprenderían si apareciera un ladrón o algo peor.
Hace un par de días había dado con el paradero de Eileen y no tardaron en ir a visitarlos con las clausulas del contrato, pero viendo el lugar pensaron que sería más apropiado hacer esos papeleos en el ministerio, cerca de la casa vieron a un sujeto ebrio que blasfemaba a los cuatro vientos por su hijo fenómeno, no le tomaron importancia ni él a ellos.
Llegaron a la casa de Eileen en la calle La Hilandera y tocaron la puerta esperando ser atendidos, no tuvieron que esperar mucho pues ahí estaba la que una vez fue la mejor amiga de Walburga con el labio reseco y partido, afortunadamente sin golpes en la cara.
—Eileen que gusto encontrarte, después de tanto tiempo.
Saludó Walburga entrando a la casa sin ser invitada y Orión pisándole los talones.
No dejaron de lado la cara asustada de la mujer cuando entraron.

Walburga conocía la situación de Eileen, ese estúpido muggle debía estar muerto ya después de hacerle la vida imposible a su amiga.

Walburga, Orión que... gusto, pero ¿qué los trae por aquí?— preguntó era demasiado extraño verlos ahí  después de tantos años, no contaba con que algún día la fueran a visitar.
—Tenemos un asunto pendiente Eileen, como sabemos Severus cumplirá diecisiete años en enero...
—Si... Oh, ya se a que va todo esto lo había olvidado pero... Sé de buena fuente que tu hijo es abusivo con mi hijo y no quiero que tenga una vida igual a la mía.
Los Black estaban más que extrañados por aquella información, ignoraban por completo que Sirius... Pero, bueno eso era una excusa más simple para cambiar o anular el contrato.
—No lo sabíamos, lo lamentamos, es una completa decepción pero... A lo que veníamos era a cancelar el contrato o si estas de acuerdo en cambiarlo, supongo que sabrás que Regulus y él son buenos amigos.
—Si, un chico amable, un buen amigo según mi pequeño Severus, pero fuera de eso... Las clausulas dictan que por la muerte de uno o...
—A eso venimos, Sirius a manchado el nombre de la familia y abandonó la misma, sin contar que es abusivo con Severus eso da pie a la anulación del contrato pero también dice que no podemos anularlo ya que fuera de Sirius tenemos a Regulus y debe tomar su lugar, por eso te hemos estado buscando, para cualquiera de las dos situaciones necesitamos tu aprobación y presencia en el ministerio.
Explicó Walburga, había sido muy apresurado ir a visitarla sin poner a prueba a su hijo, pero solo faltaban semana y media para conocerlo y debían dejar claras las cosas.
—Pensabamos... En cambiar o anular el contrato después de año nuevo y antes del cumpleaños de Severus pues...
—El menor cumpla diecisiete...— continuo Eileen robándole las palabras de la boca a Orión, si en ese momento preguntaban se podía ver el carácter Prince tan fuerte, algo que desaparecía en presencia de Tobias—. Bien, supongo que el cinco de enero será una buena fecha para el cambio del contrato, pero sinceramente lo había olvidado, no le he dicho nada aún a Severus.
—No te preocupes si se hará el cambio aún faltaran dos años hasta que Regulus cumpla la mayoria de edad, creo que eso es todo...
—Oh no, este año se celebrará el año nuevo en la mansión Malfoy, y queriamos invitarte a ti y a Severus, aparte porque no queremos que Regulus esté incómodo entre tanta gente mayor solo hablando de negocios y política, así tendrá a un amigo al menos, ¿aceptas la invitación?—preguntó Walburga, era un tono bastante suave con el que le hablaba a Eileen, sorprendia demasiado a Orión pues nunca suele escuchar ese tono en ella.
—Iría encantada pero es año nuevo y lo paso con mi esposo, pero Severus irá, me pidió permiso hace unas semanas.
—Entendemos Eileen, creo que... Ya es hora de irnos, no veremos el cinco de enero como acordamos, te mandaremos una carta para acordar la hora de la reunión.
Habló Orión viendo su reloj y extendiendo su mano ante Eileen, no querían ser una molestia y en el fondo no querían encontrarse con el esposo muggle de la mujer.
—Hasta entonces, nos veremos el cinco de enero.
Se despidio, justo a tiempo pues no pasaron más de diez minutos y Tobías entró por la puerta, nuevamente borracho.

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