CAPITULO 14: SUS ÚLTIMOS PARPADEOS

54 4 1
                                    

Respiración pesada, ritmo cardiaco acelerado, nervios alterados; todo eso fue lo que sintió Tony al despertar abruptamente de esa horrible pesadilla. Se frotó la cara con ambas manos, retiró la sabana de sus piernas y fue hacía el refrigerador para tomar algo de agua.

Seguía aún exaltado por la extraña pesadilla, nunca antes había tenido una así ¿Eso que significaba? Si Linda es una de las personas que más lo quiere y aprecia ¿Acaso era una señal? ¿Señal de que?

-¿Tony?- suena una voz femenina.

Tony aparta todos sus pensamientos y al ver el piso, las paredes y la decoración se da cuenta que no está en su casa.

-¿Linda?- dice Tony.

-Parece que te quedaste dormido- dice ella con una sonrisa en su cara.

-Emmm yo... lo siento mucho, estaba muy cansado- se excusaba Tony.

-Tranquilo amor- decía Linda mientras se acercaba a Tony -sé que lo estás, yo lo estoy igualmente, ese colegio está presionando demasiado, no me deja ni conciliar el sueño.

-Sí... el colegio.

-Horrible.

-Sí, claro, ya debo marcharme.

-¿Estás molesto conmigo?

-No lo estoy, solo un poco agotado.

-Si he hecho algo malo solo dime y ya.

-¡No me pasa nada! ¡Deja de joder por una puta vez!

-¿Por qué me gritas de esa forma? Nunca antes lo habías hecho.

-Yo...

-Tú estás muy raro, me estás escondiendo algo, lo sé.

-No te estoy escondiendo nada.

-La base de una buena relación es la confianza.

Tony sin mirarla agarra sus cosas y se marcha de su casa en plena madrugada sin besito sin bye bye sin nada.

Al llegar a su casa tira sus cosas al piso con fuerza y rabia, se sienta en el sofá y prende la televisión, apoyando sobre una mano y dando un largo suspiro mira al suelo y ve entre los libros salidos de su bolso a la libreta de Yo soy Sherman.

No sabe qué hacer si seguir viendo la televisión que a las tres de la mañana solo pasan cosas aburridas o leer el perturbador libro, opta por apagar la televisión y levantar la libreta del suelo.

Con un conteo mental del uno al diez abre lentamente la libreta y llega hasta donde lo había dejado:

Junio 1 de 1962

He tenido varios sueños extraños pero hay uno en particular el cual quiero narrarles.

No he querido dormir, he tratado muchas cosas para irme de los brazos del dios Morfeo y la diosa Nix, pero su fuerza es muy atrayente y placentera.

Me he quedado leyendo, mirando a la nada, haciendo ejercicio, tomando pastillas, nada ha funcionado. No me queda de otra que dormir.

Hace unos días soñé que estaba en un lugar muy oscuro.

Trataba de caminar pero no podía ver el camino al cual iba, tambaleando me agarraba de las paredes y de la nada una pequeña luz me dejó ver.

Era muy opaca y pequeña y alumbraba a un punto específico del piso, venía del techo, pero al mirar arriba solo veía más oscuridad.

La luz se intensificó más, pero esta se prendía y apagaba en cortos intervalos de tiempo, pero un largo rato se quedó encendida.

En ese tiempo pude ver bajo la luz a alguien en una silla, esta persona estaba sentada con la cabeza gacha y los codos apoyados sobre sus rodillas, solo miraba al suelo.

Quise ir a su lado pero al avanzar unos centímetros vi que no podía pasar, había una clase de barrera invisible. Trataba de patearla, de empujarla violentamente con el hombro y nada funcionaba, no quedaba de otra que mirar.

La luz se apagó, de nuevo estaba en total oscuridad, luego prendió de nuevo y vi a alguien al fondo y la luz se apagó al instante, de nuevo prendió y vi a la persona más cerca, esta vez la luz se apagaba y se prendía con más rapidez como si alguien estuviera prendiendo y apagando repetitivamente el switch de la luz.

Me desesperaba, me extasiaba, por un momento pensé que me iba a dar un ataque epiléptico.

De nuevo el hombre estaba aún más cerca y la persona que estaba sentada seguía en la misma posición de reflexión, vi más de cerca y noté que yo conocía a la persona sentada.

Y sí de nuevo era Matt.

Sabía que esto no iba a acabar bien ya que el otro hombre al estar más cerca le vi algo en la mano, al prenderse de nuevo la luz vi que era una reluciente hacha, con mucho temor comencé a gritarle a Matt, pero aparentemente él no me escuchaba.

EL hombre con el hacha ya estaba a pocos metros de él. No pude reconocer quien era ya que tenía un pasamontañas en su cabeza.

Al momento de estar solo a pocos centímetros veo que el misterioso hombre levanta el hacha y antes de bajarla le gritaba con todas mis fuerzas a que se detuviera.

Éste se detuvo, me quedo mirando y bajando el hacha con la mano izquierda mientras con la derecha se quitaba el pasamontañas y claro que conocía al verdugo, él era yo.

Al tirar el pasamontañas al piso se me queda observando y con un estruendoso grito me dijo: ¡¡¡Fuiste tú!!!

Cogía el hacha de nuevo y con suma rapidez le rebanaba la cabeza a Matt y esta rodó a mis pies y pude ver mientras de su cuello cercenado brotaba gran cantidad de sangre y sus ojos daban los últimos parpadeos...



Yo soy ShermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora