CAPITULO 15: EL HOMBRE DE GRUESAS CEJAS

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Junio 2 de 1962

¡Oh! Que pesadilla tan horrible la que les conté, espero que ninguno de mis lectores se vaya a perturbar por mis narraciones, el objetivo de estos escritos es el solo hecho de poder desahogarme sin necesidad de llorar un río o de golpear tan fuerte la pared con mi cabeza que me llegue a dar una conmoción cerebral.

Me he dado cuenta que al escribirles me quito un gran peso de encima ya que confieso todas las atrocidades que he soñado.

De hecho, hoy ha sido un día brillante para mí, me ha ido muy bien en el trabajo y ¡ah! Se me había olvidado contarles, he conocido a una de las mujeres más bellas que haya visto en mi vida.

Su nombre es Kate, es nueva en la empresa.

¿Qué hace en la empresa?

No tengo ni la menor idea.

¿Cómo es ella? Sé que se lo están preguntando. He pensado en decirles, pero como no conozco a las posibles personas que vayan a leer este libro, eso me da a inferir que no sé si al describirla vaya a abrir su apetito sexual y tengan pensamientos pecaminosos e ir al tercer círculo del infierno  por lujuria.

¡Cerdos! ¡Cerdos mugrosos! ¡Vayan a revolcarse en el fango, donde pertenecen! ¿¡Cómo pueden pensar tal cosa sobre Kate!? Ella es hermosa, tiene carisma, tiene encanto, es extrovertida y divertida al mismo tiempo, ¿Y piensan eso de ella? ¡Deberían avergonzarse de ustedes mismos!

¡Oh! ¡Como lo siento mis queridos lectores! Tal vez exageré al decirles tales groserías, es que me enfurezco tan solo con el simple hecho de que otras personas la vean.

Es alta, delgada, rubia; es moderadamente hermosa.

Es perfecta.

Es abrumador el hecho de saber que no tengo las agallas suficientes para acercarme a ella y darle un simple hola, o darle una acalorada bienvenida a la empresa.

Por suerte para mí ella sí los tiene.

Llegó a mí tocándome el hombro:

-Disculpa- me decía ella.

¡Oh! Su voz era tan suave, tan cálida, tan tierna, tan baja y entonada que parecía que de su boca su voz estuviera disfrazada como un susurro, eso me ponía aún más nervioso.

-¿Sí?- le decía yo.

-Creo que tú eres el contador, ¿Verdad?

-Sí, sí lo soy.

-Bueno, yo soy la auxiliar contable.

-¿Crees que eres la adecuada para este puesto?- le pregunté.

-Pues, eso creo, por eso fue que me contrataron.

-¿Crees? Esa no es una respuesta validera.

-¡Entonces sí!

-En este trabajo vas a estar a cargo de todo lo que tenga que ver con gastos e ingresos que esta empresa tenga, tienes que ser rápida, astuta, hay mucha gente en el mundo exterior que lo único que quieren hacer es tratar lo posible por hacer tu vida miserable y poco agradable.

-¿Por qué me dice estas clases de cosas?

-Para entrenarte y así mostrarte lo que es la realidad, lo objetivo, el mundo corpóreo.

-Estoy muy confundida.

-Pues no lo sigas estando.

-Habla como si tuviera setenta años, ¿Cuántos años tiene realmente?

-Tengo veintitrés.

-Yo tengo diecinue...

-Sinceramente no me importa- le interrumpió Sherman.

¿Por qué la trato de esta forma?

No tengo ni puta idea, esa hostilidad sale de mis poros como una acción involuntaria, no puedo evitarlo.

-Yo voy a trabajar contigo, tienes que saber sobre mí- me insistía Kate.

-¿No entiendes cuando te hablo?

-¿A qué se refiere?

-Me importa una mierda tu vida, el hecho que seamos ahora compañeros laborales no significa que yo tenga que saber toda tu maldita biografía.

-Pues no es toda mi biografía, solo le estaba diciendo mi edad, ¿Por qué se pone de esa manera?

-¿Ponerme de esta manera?

-Sí.

-Este es mi estado de ánimo normal, tonta.

-Está bien ya lo dejo de molestar.

-Muchas gracias.

 

 

 

 

 

 

 

<<Este maldito hijo de puta estaba más loco que una cabra, ¿Quién lo entiende?- pensaba Tony —primero decía que la amaba, que era perfecta para él y toda esa cursilería para después saludarla y hablarle de una manera tan despectiva>>

Tony cierra la libreta y se va a su cama a dormir.

Soñaba que estaba en un pueblo, había grandes cantidades de humo, todos corrían hacía una parte en particular del pueblo, seguían al humo.

Tony los imitó al correr hacía el origen del humo también.

Al llegar se da cuenta que hay muchas personas reunidas contemplando como un edifico se incendiaba.

No había bomberos, policías ni ambulancias.

De las ventanas salían unos estruendosos gritos diciendo: ¡¡¡Ayuda!!! ¡¡¡Que alguien me ayude por el amor de Dios!!! ¡¡¡Soy muy joven para morir, tengo mucho por delante!!!

Estos alaridos lo hacían retorcerse de pánico, de disgusto y de impotencia.

A continuación ve como una de las ventanas se abre, ve que un hombre mira hacia abajo con total tranquilidad, éste tenía un aspecto muy peculiar, estaba pulcro, parecía que hubiera acabado de salir de la ducha, era de estatura mediana, blanco, regordete, tenía unas gruesas cejas, tenía poco pelo era casi calvo, podría jurar que nunca en mi vida lo había visto antes. Comienza a darles órdenes a los que estaban adentro señalando al piso.

Llega otro hombre asustado y sucio mirando al suelo, se le nota que trata de rogarle en algo pero el otro hombre de gruesas cejas lo convence de alguna manera y éste salta cayendo de cabeza y provocando un horrible sonido.

Luego vino otro y sucedió lo mismo hasta que aproximadamente unas cinco personas saltaron y pude ver como el cuello del último se hundió de una forma exagerada y horripilante, tanto así que pude ver como su nariz lograba tocar su pecho sin ningún esfuerzo.

 

Yo soy ShermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora