-Siéntate- dijo Julia.
Tony seguía de pie, sorprendido, a la expectativa de lo que su madre le explicara.
<<Acaso es un asunto familiar o ¿Qué onda?>>, pensó Tony.
-¿Cómo conoces esa libreta?- le preguntó Tony sin apartarle la mirada.
-Mira, es algo un poco complicado.
-¿Complicado?
-Tu abuela… Ella…
-Ya lo sé.
-¿Qué cosa?
-Qué de ella salió esa libreta, y también tengo que decirte algo sobre ella.
Julia agachó la cabeza, luego la alzó de nuevo, se puso las manos en la frente mientras apoyaba sus codos sobre la mesa y comenzaban a salir las lágrimas lentamente sobre sus mejillas, se trató de limpiarlas con las manos mientras se quedaba observando fijamente a Tony.
-Ella…- decía Tony con voz entrecortada.
Julia rompió a llorar.
-No digas nada- decía ella.
-Pero yo…
-Ya lo sé, sé que murió.
-¿Cómo lo sabes?
-Ella me lo dijo.
-¿Cómo?
-Sí.
-Pero, ¿Cómo?
-Una vez tu abuela estuvo igual de enferma que tu abuelo.
-Espera, eso no lo recuerdo.
-Aún no habías nacido, yo tenía unos dieciocho años.
-¿Estaba igual de enferma que mi abuelo?
-Exactamente.
-Es decir, que ella había parado de leer.
-Sí.
-¿Qué le pasaba?
-Recuerdo que ella- decía Julia con poco entusiasmo –estaba acostada en la cama, mi padre estaba trabajando, yo estaba a su lado, pendiente de ella. Ni siquiera dormía para poder vigilarla, no salía con mis amigos para estar junto a ella.
>>Recuerdo que una noche no aguanté el sueño y me eche a dormir, pero un sonido fuerte me despertó, logré visualizar a mi madre y noté que tosía, traté de calmársela golpeando suavemente en el pecho, pero vi algo raro en sus manos mientras tosía, se las agarré y noté que era sangre. Asustada le limpié las manos y sin saber que hacer le di un jarabe para la tos, ya que ni siquiera sabía cómo curar un raspón, tuve suerte ya que se durmió, después de esa escena no pude dormir más, al día siguiente tuve que levantarla de la cama y la bañé.
-¿La tenías que bañar?- pregunta Tony.
-Le tenía que hacer de todo- respondió la madre.
-Que incómodo.
-Cuando ya la estaba secando con la toalla recordé que tenía que arreglar su cama, la dejé en la tina con la toalla puesta, mientras ella no decía ni hacía nada solo se quedaba mirando a un punto específico del baño. Arreglé la sobrecama y puse encima de ella una sábana gruesa, cogí una almohada y comencé a sacudirla cuando fui a ponerla en su puesto la vi.
-¿Qué cosa?- pregunta Tony.
-La libreta, noté lo raro que era, ¿Qué es eso? ¿Un libro? ¿Un diario? ¿Lo escribió mi papá o ella? ¿Por qué está forrado en lija? ¿Quién es Sherman? Y lo más importante de todo ¿Por qué mi madre lo tenía debajo de su almohada? Esas eran las preguntas frecuente que rondaban por mi cabeza, no hice más que levantar y colocarla debajo de mi brazo, puse de nuevo la almohada en su lugar.
>>Fui a levantar a mi madre de la bañera, mientras ella me extendía las manos se detuvo bruscamente, “¿Qué haces con eso?”, me preguntó. “¿De qué estás hablando?”, le dije yo. Se paró bruscamente, cogió la libreta y la arrojó en la tina que aún estaba llena de agua, “¡¿Qué has hecho?!”, le grité, “Lo necesario, aunque sé que no va a saber de nada”, me decía ella. “¿De qué hablas? ¿No te entiendo?”, le preguntaba desconcertada. “Te lo explicaré otro día”, me respondía mi madre. No hice más que llevar a mi madre a la cama.
>>Después de cambiarla y alimentarla la logré dormir, ahí aproveché y fui al baño, ya el agua se había ido, agarre la libreta y lo más raro de todo era la libreta estaba totalmente seca.
-Espera, espera ¿No se supone que mi abuela la había tirado en el agua?- preguntó Tony.
-Sí.
-¿Entonces como carajos?
-No lo sé, eso fue lo que me dio más curiosidad, sin embargo, hice lo correcto.
-¿Lo cual era?
-Dejarlo en el lugar donde lo encontré.
-Parece que esta vez lo correcto no era la mejor opción.
-Tristemente es cierto, luego de hacer eso dormí, lo hice como nunca antes lo había hecho, dormí muchas horas, al despertar veo la cama vacía, me levanto preocupada y voy a la sala de estar, y veo en el comedor a mi madre poniendo la mesa.
>>“¿Qué estás haciendo?”, le pregunté. “Poniendo la mesa”, me respondió ella. “¿No se supone que estabas súper enferma?”, le pregunté. “Exactamente, pero hice algo muy malo para poder sanarme”. “¿Qué hiciste?”, le pregunté de nuevo. Ella se me quedó mirando y me comenzó a explicar todo, al final me dijo: “Lo terminé de leer, esa era la única forma de parar mi sufrimiento, ahora sé que mi final va ser indescriptible”.
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Yo soy Sherman
Gizem / GerilimTony llega a casa de su abuelo para verlo compadeciendo una enfermedad, luego nota algo muy extraño en su biblioteca, una libreta cubierta de lija que en la portada dice Yo soy Sherman, la cual contiene contenido muy raro y misterioso. Es una clase...