CAPITULO 5: LA PRIMERA PESADILLA

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Tony estaba sorprendido por lo que su abuelo le había dicho, estaba en la expectativa de lo que podría pasar. Sinceramente le parecía algo un poco ridículo o tonto.

Agarró la libreta y salió del cuarto de su abuelo, se dirigió a la sala, se sentó en una bonita mecedora que por años posaba en la casa de sus abuelos, vio que al lado había un bonito bate que su abuelo guardaba, el cual lo había firmado el mítico Babe Ruth.

 Abrió la libreta y comenzó a leer:

Mayo 20 de 1962

Ya han pasado unos cinco años desde ese suceso, no sé si le hicieron un funeral ni siquiera sé si alguien lo recogió del piso. Pero desde ese día no se me ha borrado esa imagen de la cabeza, todos los días cuando comienzo a divagar, sin ninguna razón lo recuerdo.

¡¡¡Me está matando!!! ¡¡¡No lo puedo evitar!!! Me da un remordimiento de conciencia cada vez que me acuerdo, ¡¡¡Ahhh!!! Si me vieran ahora notarían que estoy llorando, pero menos mal que no pueden hacerlo. Siento mucha culpabilidad, siempre pienso que por mi culpa fue que él se murió, ¡le debí decir que no lo saltara! ¡Sabía que no lo iba a lograr! Soy un tonto, me siento desesperado, todos los días lloro su muerte, ¿¡Por qué no le advertí!?

No le dije a nadie, nadie supo de su muerte, nada más yo,  nunca conocí ninguno de sus familiares, ni siquiera supe donde vivía. Era una persona muy misteriosa y solitaria, eso lo hacía especial, me olvide decirles que se llamaba Matt, me parecía tan genial su nombre, muy diferente a un nombre tan simple como Sherman.

Él me apoyaba en todo lo que iba a hacer o en lo que quería hacer, pero parece que yo… Yo no lo hice al verlo ahí tirado en el piso, ¡Mierda! Estoy tratando de olvidarlo pero ¡No puedo! Es como si ese fuera un recuerdo que se quedó impregnado en una gran parte de mi memoria y que no tiene ganas de irse.

Pero por culpa de no haberlo ayudado Dios me ha mandado una maldición, una muy fea, lo tengo en mis sueños, todos los días, ¡Todos los malditos días!

Esos sueños comenzaron a aparecer cuando acabe de cumplir los 23. Fue algo muy extraño, luego de haber celebrado el cumpleaños con mis familiares y amigos, me eché a dormir aproximadamente a la una de la mañana, me dormí con la ropa que había usado todo el día, realmente no me importaba y comencé a dormir.

Y desde esa noche comenzó todo. Soñé que estaba en un gran campo, era de noche, lo único que hacía era caminar, miraba a todos lados y no lograba divisar a nadie, solo la oscuridad de la noche me acompañaba. Seguía caminando sin ir a ningún rumbo alguno, hasta que me acerqué a una parte alta del campo, demasiado alta de hecho, vi a una persona arriba, no lo lograba reconocer, seguía mirando hacia arriba para ver a la persona que estaba ahí, no sabía quién era, pero pasó algo, la parte alta del campo comenzó a distorsionarse hasta convertirse en una alta casa, de la nada comenzó a llover, atrás mío se formó otra casa, bajo mis pies la hierba desapareció y se convirtió en un largo callejón.

Sorprendido seguí mirando a la persona que estaba arriba, logré notar que se movía y saltó, queriendo alcanzar la casa que estaba detrás de mí, me sorprendí al ver que no la pudo alcanzar y que iba cayendo, iba a caer justo encima de mí, me aparte a un lado y cayó al piso, sorprendido me aparté, no había escuchado en mi vida un sonido tan desagradable como aquel, era como si uno le echara carne molida a un globo lo cerrara y lo estrellara fuertemente contra la pared. Segundos después de haber caído comenzó a asomarse de una parte de la cabeza un gran charco de sangre.

Me aparté y le vi la cara, esa cara la conocía, obviamente era Matt.

Me desperté, sudando, trate de levantarme y vi el reloj, las nueve  de la mañana, por suerte mi cumpleaños había caído viernes y ese día era sábado, así que no tuve que trabajar, me hubieran despedido.

Tony cierra la libreta, mira a su alrededor y agarra una cinta azul para no perder la página en donde estaba.

<< Este tipo sí que tenía imaginación >>, pensó Tony.

Escucha que alguien está entrando y se sienta encima de la libreta para poder ocultarla.

-Hola Tony- dice su abuela al entrar.

-Hola abuela, no sabía que ibas a venir tan pronto- responde Tony.

-Pues yo creo que demore bastante.

-Bueno, creo que se pasó el tiempo rápido- decía Tony mientras se sacudía la cabeza con la mano.

-¿Cómo está tu abuelo?

-Pues hace poco estuve hablando con él, y parece que ha mejorado un poco.

-¿Qué está haciendo ahora?

-Durmiendo.

-¿Y tú?

-¿Yo qué?

-¿Qué has estado haciendo? 

-Pues,- decía Tony mientras buscaba en su cabeza alguna mentira –estaba… este… limpiando.

-¿En qué lugar?

-¿Por qué tantas preguntas abuela?

-No, es para saber que estabas haciendo mientras yo no estaba.

-Está bien, estaba limpiando el baño, si quieres puedes ir a verlo, está impecable- decía Tony con cara de convencimiento.

-Pues para allá voy.

La abuela se dirigía hacia el baño, comenzó viendo el lavamanos, luego el inodoro, de último se agacho para ver el piso.

-Tony, esto no está limpi…- decía la abuela mientras ve a Tony atrás suyo con el querido bate del abuelo.

-Ahora va a estar más sucio.

Tony agarro el bate y cogió un impulso como si fuera a batear a una bola rápida, y comenzó a golpear, golpear, golpear y machacar  repetidas veces, sin parar, hasta dejar el baño lleno de sangre.

Yo soy ShermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora