Capítulo 7

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Capítulo 7.

Al despertar, un fuerte dolor taladró mis sienes. Ni siquiera quise abrir los ojos. Hundí el rostro en la almohada y un olor masculino que conocía inundó mis fosas nasales.

¿A caso estaba soñando con Tyler? Olí una vez más y en efecto, era su perfume.

Me incorporé y pude darme cuenta de que no estaba en mi casa. En su lugar, me encontraba en una habitación bastante pequeña, con las paredes desnudas, a excepción de una en la que colgaba una fotografía enmarcada de los cinco Maddox. En la esquina opuesta a la cama estaba el closet. Eso y una mesita de noche eran toda la decoración.

¿Por qué estaba allí? Odiaba no poder recordar lo que había sucedido. Solo sabía que Trace y yo habíamos ido al red y que Camille me había dado algo de beber, a partir de ahí todo estaba borroso.

La verdadera sorpresa me la llevé al notar que llevaba únicamente mi camiseta y la ropa interior. Los latidos de mi corazón se apresuraron a causa del pánico. No, Tyler y yo no pudimos haber hecho nada. Eso era imposible.

Salí de la habitación y ya estaba en terreno conocido. Bueno, algo así. Caminé por el angosto pasillo y no tuve que esforzarme mucho en encontrar a Tyler. Descansaba en el sillón completamente inconsciente. La manta que usó para taparse yacía en el suelo y la otra parte enredada en sus piernas, dejando a la vista su cuerpo, cubierto únicamente por unos bóxer negros.

Mi boca se secó. Jamás lo había visto con tan poca ropa. Su abdomen cincelado, el cual subía y bajaba con cada respiración casi hizo que babeara. Y esos enormes brazos repletos de tatuajes... Salí de mi ensoñación y me acerqué para despertarlo.

−Love & Peace. -su voz era ronca y a la vez tierna. -Qué maravillosa forma de despertar. -recorrió mi cuerpo de arriba abajo con la mirada.

Olvidé por completo que no llevaba pantalones. Tiré la manta de entre sus piernas y la envolví en mis caderas, cosa que lo hizo reír. Se sentó en el sofá y estiró su maravillosa anatomía, dejándome hipnotizada una vez más.

−¿Cómo dormiste? -quiso saber.

−Por casualidad... −ignoré su pregunta. −¿Nosotros no hicimos nada anoche?

−Desvirgar chicas borrachas no es mi especialidad. -sus palabras hicieron que me ruborizaba. -Aunque me lo pediste varias veces.

−¡Eso no es cierto! -ni con todo el alcohol del mundo en mi sangre sería capaz de eso.

Soltó otra carcajada.

−No, no lo es.

−¿Qué pasó anoche? -me atreví a decir luego de unos segundos.

−¿Por dónde quieres que empiece? Tal vez por la escena que me hiciste frente a mis hermanos y mi primo, ¿o prefieres que te diga cómo te exhibiste frente a ese montón de pervertido? Aunque mi parte favorita fue cuando nos besamos, una y otra vez...

A medida que hablaba, los recuerdos comenzaron a llegar a mi mente. No sabía qué era peor: el dolor de cabeza o estar consciente de todas las estupideces que hice la noche anterior. Eso me hizo pensar en mis padres, de seguro estaban preocupadísimos.

−Mis padres deben estar preguntándose dónde pasé la noche. -exterioricé mis pensamientos.

−Trace los llamó y les dijo que te quedarías con ella. ¿Quieres seguir con la charla mientras desayunamos? Muero de hambre.

−Creo que debería irme a mi casa.

−Prometo llevarte luego de desayunar. Además, tenemos que discutir eso de "ser amigos"

Beautiful NaivetyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora