—¿Quieres bailar? —alguien habló a mis espaldas.
Volteé y… el tipo no era nada feo. De cabello rubio, algo largo, ojos café miel y bastante alto.
—Eh… está bien. —dije tímida.
Puse toda mi concentración en no caerme con esos enormes tacos. Nos adentramos en la masa de gente moviéndose al ritmo de la música, y para mi sorpresa, él desconocido me llevó a un lugar alejado. Comenzó a bailar y yo traté de hacer lo mismo. Estaba sonando la canción Selfie. Cada vez se acercaba más a mí, poniéndome sumamente incómoda. Sin previo aviso, tomó mis mejillas y aplastó sus labios con los míos. Mis ojos se abrieron como platos y lo empujé por el pecho, cosa que no sirvió de mucho. Bajó las manos directamente a mi trasero y sentí las lágrimas calientes rodar por mis mejillas. Su lengua chocaba con mis dientes y sin pensarlo dos veces, se la mordí con todas mis fuerzas.
Retrocedió de inmediato y pude ver furia en su mirada. Me estrelló contra la pared y esta vez tocó mis pechos, mientras que volvía a atacar mis labios. Y lo único que podía hacer era llorar. ¿Nadie se daba cuenta de que de lo que él estaba haciéndome?
De un segundo a otro, ya no lo tenía sobre mí. Las cosas pasaron muy rápido. Tyler lo tenía tomado por el cuello y su puño se estampó en la nariz del maldito. Por supuesto, cayó al suelo y él no se detuvo ahí. Volvió a levantarlo para asestarle otro golpe. Sabía que los Maddox eran conocidos por ser violentos, pero nunca había visto a uno en acción.
El guardia que nos dejó entrar apareció y con bastante esfuerzo logró quitar a Tyler de encima del imbécil. Mientras lo arrastraba fuera del lugar pude ver como sangraba su rostro.
Recién en ese momento, me di cuenta de que un gran círculo de personas nos rodeaba, curiosos por saber qué ocurría.
—¿Te encuentras bien? —la voz de Tyler hizo que volviera a la realidad.
Lo miré y no sé por qué, pero mis ojos se llenaron de lágrimas otra vez y no pude controlar el llanto.
—Ven, vamos a sentarnos. —tomó delicadamente mi cintura y me guio hacia la barra.
Solo quedaba una butaca desocupada, pero la mirada asesina de Tyler fue más que suficiente para que el chico junto a ésta decidiera buscar otro lugar donde beber su cerveza.
—¡Cami! —llamó a una de las barman, quien, al igual que las otras, se encontraba realmente ocupada.
—Tyler, ¿puedes esperar? —le pidió, pero al verme llorar se acercó de inmediato a nosotros.
—¿Qué le sucedió? —preguntó. Lucía verdaderamente preocupada.
—Un estúpido pervertido, ya sabes.
—¿Es la primera vez que vienes? —se dirigió a mí.
Yo asentí. Llenó un vaso de agua y me lo entregó. Después de darle las gracias, volvió a lo suyo. Bebí un trago e intenté calmarme. Ni siquiera podía disfrutar de la compañía de mi amor platónico. Solo quería irme a mi casa y llorar.
Volteé para verlo y pude notar que su mandíbula estaba apretada y que tenía las manos cerradas en puños.
—Debería haberle roto los jodidos dientes. —murmuró enfadado.
—Creo que fue suficiente con lo que hiciste, no quiero que te metas en problemas por mi culpa. —le dije, secando mis mejillas. —Muchas gracias. —le sonreí y una nueva lágrima se deslizó por mi rostro sin permiso.
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Beautiful Naivety
RomancePeace O'Brien es una adolescente tímida y dulce, ama los libros y el cine, siempre saca buenas calificaciones y nunca hace enfadar a sus padres. Su único defecto es estar enamorada de uno de los gemelos más calientes y mujeriegos de la ciudad: Tyler...