Capítulo 3

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Capítulo 3.

Nos dormimos casi a las 2 de la mañana, pero aun así despertamos cerca de las 8. Creí que al abrir los ojos me daría cuenta de que todo lo que pasó ayer no fue más que un maravilloso sueño, sin embargo, era real. De verdad Tyler Maddox me trajo a casa e intentó besarme.

Irradiaba felicidad. Salté fuera de la cama y obligué a Trace a hacer lo mismo.

Moríamos de hambre, así que bajamos a preparar el desayuno. Se nos antojaban panqueques. Rebuscamos en la alacena y logramos dar con todos los ingredientes.

—Buenos días. —mamá apareció en la cocina. Aun llevaba el pijama puesto, no obstante, lucía fresca y radiante como de costumbre. —¿Qué cosa tan mala hicieron ayer para levantarse a las 8 de la mañana y prepararnos el desayuno? —sabía que bromeaba, pero no pude evitar ponerme nerviosa.

—Yo, nada. —dijo Tracy con inocencia fingida. —Esa pregunta va dirigida a su promiscua hija.

Mamá se rio. Ya estaba familiarizada con el humor de mi amiga. —¿Conociste a alguien, Peace?

—¿Yo? Claro que no. —en teoría no mentía, a Tyler lo conocía hace bastante. —Solo bailé con un chico. Ya sabes lo exagerada que es Trace.

—¿Y era guapo? —quiso saber.

—Mucho. —contesté pensando en Tyler.

—¿Volverás a verlo?

—No lo sé, pero eso espero.

Seguimos hablando de la noche anterior. No quería mentirle a mi madre, pero dudaba que su gran capacidad de comprensión abarcara a chicos en motocicleta y extremadamente violentos. Si seguía viéndome con él —y le rogaba a Dios porque así fuera— eventualmente tendría que contarles a los dos. Nunca he tenido secretos con ellos. 

Estábamos poniendo la mesa cuando papá bajó las escaleras. Él también nos preguntó sobre lo que habíamos hecho ayer. El desayuno transcurrió con indirectas sobre Tyler por parte de Trace y con mis padres riendo sin entender de qué hablaba.

Terminamos de comer y Tracy y yo subimos a mi cuarto a ducharnos y vestirnos. Ella debía volver a su casa, ya que ni siquiera le avisó a su madre que no pasaría la noche allí.

Aunque con el padrastro que tenía no la culpaba por aprovechar cualquier oportunidad para salirse de ese lugar. Hace algunas semanas estuvo rara todo el día y yo le insistí que me contara lo que le pasaba y ahí fue cuando me dijo que la pareja de su madre comenzaba a asustarla, ya que siempre lo encontraba mirándola y cada vez que se estaban solos él trataba de tocarla. Yo me puse como loca, quise contarles a mis padres, tal vez ellos podrían hacer algo, ir a la policía, cualquier cosa, pero ella dijo que no debía darle importancia y que si se pasaba de la raya se encargaría de, cito: “cortarle las pelotas”.

El fin de semana fue como todos; aburrido y sin novedades. No es que creyera que Tyler llamaría o algo por el estilo, aunque sí guardaba la leve ilusión de que lo hiciera. Sin embargo, para el domingo ya no quedaba mucho de esa esperanza.

¿Y si lo llamo yo?le pregunté en un WhatsApp a mi mejor amiga.

Ni se te ocurra, Peace O’Brien. Debes hacerte la interesante, que crea que te olvidaste de su existencia. Ahora vete a dormir y deja de pensar en él.

Está bien. Nos vemos mañana. —me despedí.

Besos.

El lunes llegó. Al despertar tomé la decisión de no obsesionarme más con Tyler. Nunca dejará de ser mi amor imposible y debo aceptarlo. Al menos logré hablar con él. Era algo conformista de mi parte. Pero seamos sinceros, el muchacho tiene detrás a toda la población adolescente y adulta joven de la ciudad, y yo no podría competir con ninguna de sus conquistas.

Beautiful NaivetyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora