Capítulo 17

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Capítulo 17.

Narra Tyler.

Peace y yo no habíamos vuelto a hablar desde que me comporté como un completo imbécil aquella noche en su casa.

No he dejado de llamarla y de dejarle millones de WhatsApp, pero ella simplemente me ignora y sé que lo merezco. Varias veces había ido a esperarla al instituto, sin embargo se sabía escabullir muy bien, porque no la encontré ni una sola vez. A la que sí veía era a Trace, quien me mandaba al demonio cada vez que le preguntaba por Peace.

―Ella no quiere verte, Tyler. Deja de venir o terminaré golpeándote ―fue lo que me dijo un día.

No dudaba de su palabra, pero necesitaba verla y pedirle disculpas. De verdad había sido un idiota. Los celos no me dejaron pensar claramente y dije cosas que no sentía.

Reuní el valor suficiente y fui hasta su casa, aunque no quisiera enfrentarme al odio de su agradable madre, quien esa noche me dejó muy claro que me prefería por sobre Scott. Supongo que después de cómo actué había cambiado de opinión.

Inhalé y me atreví a tocar el timbre. Su madre abrió a los pocos segundos.

―¿Vienes a pedir perdón de rodillas? ―fue lo primero que dijo antes de que siquiera pudiera saludarla.

―Eh... si es necesario.

―Lo será, créeme ―afirmó y abrió más la puerta para que pudiera entrar. ―Está en su habitación. Puedes subir.

Le agradecí y subí las escaleras. La puerta de su habitación no estaba cerrada, pero aun así toqué. Recorrí el cuarto con la mirada, mas no la encontré.

Ella salió de su armario, luciendo tan hermosa como siempre. Llevaba unos jeans que le quedaban de maravilla y una blusa ajustada.

―¿Qué haces aquí? ―preguntó sin acercarse a mí.

―Quería hablar contigo...

―Pues yo no quiero ―me interrumpió con un tono extremadamente frío.

―Entonces solo escucha ―le pedí y di un paso hacia ella, rogando que no se alejara. No lo hizo. ―Sé que no eres la clase de chica que se acuesta con cualquiera sin conocerlo. Nada de lo que dije la otra noche es lo que siento. Es solo que al verte con ese tipo... me enfurecí y no pensé. Discúlpame, Peace.

―Lo que haga o deje de hacer con Scott no tendría que importante ―ni siquiera me miraba.

―Pero lo hace. Me importa mucho. Cada vez que te veo con ese imbécil ardo en celos. No sé qué me pasa... qué estoy sintiendo ―traté de sincerarme.

―Tú no sientes nada ―esta vez sí me miró. ―Solo pasa que eres un egoísta de primera. Me ves feliz con Scott y quieres arruinarlo. No soportas no tener la atención de una chica, aunque sea una que no te gusta.

Sus palabras me hirieron enormemente. Cuan equivocada estaba. ¿Que ella no me gusta? Tendría que ser estúpido para que ella no me gustara. Yo trataba de decirle lo que sentía y ella me contestaba eso.

―Sí, tal vez tengas razón y solo sea eso ―quería herirla casi tanto como ella me hirió a mí ―Quizá si te hiciera mía me olvidaría de toda esta estupidez.

No quise ver su rostro. No quería sentirme culpable. Salí de allí furioso, igual que la vez anterior. Me monté en la motocicleta y lo que menos me importaba en esos momentos era el límite de velocidad.

Beautiful NaivetyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora