Capítulo 14

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Capítulo 14.

―Iré a decirle a Scott que no te sientes bien y tomaremos un taxi, ¿de acuerdo? ―dijo Trace.

―No, estoy bien ―ella me dirigió una mirada de "no te creo". ―Te lo juro. No dejaré que Tyler Maddox siga afectándome. Ve a divertirte, que yo haré lo mismo con Scott.

―¿Estás segura?

Asentí con la cabeza y fui a buscar a mi nuevo amigo, quien se encontraba charlando con su grupo.

Lo tomé de la mano y lo guié a la pista de baile sin decir nada. Nos hicimos paso entre sudorosos cuerpos y comenzamos a movernos al ritmo de Fireball de Pitbull.

Perdí la noción del tiempo, solo quería bailar y no pensar en lo que acababa de ver. Mi corazón estaba completamente destrozado, pero no podía seguir llorando por él. Debía lograr superarlo en algún momento.

―Peace ―mi mejor amiga habló a mis espaldas. ―Son más de las tres, deberíamos irnos o tus padres se enfadarán.

―Está bien ―acepté. ―Nos vemos, Scott ―besé su mejilla.

Tracy y yo logramos salir del lugar atestado de personas. Cogimos un taxi y allí me quité mis incómodos zapatos.

―¿Cómo te sientes? ―quiso saber Trace.

―Bien.

―Puedes ser sincera conmigo.

―¿Qué quieres que te diga? ¿Que volví a ilusionarme con el idiota que no debo y que volvió a hacerme daño?

―Sí, eso quería oír ―se ganó una mirada envenenada de parte mía. ―Peace, tú sabes que yo estoy segura de que él te quiere, pero es demasiado imbécil para darse cuenta. Por eso, debes dejar de esperarlo. Si él viene a ti y tú todavía sientes cosas por él, que seguramente así será, podrás aceptarlo y ser feliz a su lado, pero si no sucede... se feliz de todos modos.

―Eres una tonta, pero tienes razón.

Narra Tracy.

Peace se fue a la cama apenas llegamos. No había roto en llanto ni nada, y eso me preocupaba, no era habitual en ella. Verla tan calmada se me hacía raro, quería que fuera la llorona de siempre para poder consolarla.

Fui al baño a quitarme el maquillaje cuando su teléfono sonó. Corrí a contestar porque estaba más que segura de quién se trataba.

Y acerté. El nombre de Tyler aparecía en la pantalla.

―¡¿Peace?! ¿Dónde diablos estás? ¿Estás bien? ―él ni siquiera me dio tiempo para hablar.

―Soy Tracy. Ella no está conmigo. Se fue con Scott y me dejó su teléfono ―mentí. Se merecía sufrir un poco.

Rogaba a los dioses del Olimpo que Tyler no se hubiera encontrado con Scott, porque descubriría mi mentirilla.

―¡¡¿Qué?!! ¿La dejaste irse con ese imbécil y sin su teléfono? ―rugió.

―Sí, ¿algún problema? ―fui desafiante ―Podría apostar a que es más decente que tú.

―Wow, ¿qué sucede contigo?

―¿Eso es todo lo que tenías que decir?

―Eh... supongo.

―Idiota ―dije para mí.

―¿Qué has dicho?

―Nada. Adiós.

Narra Peace.

Desperté con Tracy casi encima de mí. La quité con nada de delicadeza, pero ni siquiera eso interrumpió su sueño.

Los recuerdos de la noche anterior regresaron de inmediato, sin embargo me negué a que me afectaran. Estaba decidido, de una vez por todas sacaría a Tyler de mi corazón y seguiría adelante.

Trace y yo pasamos todo el sábado de compras. No era mi actividad favorita, pero me sirvió para despejar mi mente y divertirme.

―Debes seducir a Scott ―mi amiga estaba tratando de convencerme de comprar un vestido demasiado corto. ―Aunque pensándolo bien, no es necesario. Él ya babea por ti.

Durante el fin de semana recibí varias llamadas y cientos de WhatsApp de Tyler, mas los ignoré todos. No tenía ganas de hablar con él. Y hacerlo no ayudaba en absoluto a mi plan de olvidarlo.

Por el contrario, mantuve largas conversaciones con Scott. El chico era muy agradable. Y me invitó a salir el lunes después de clases.

―El idiota sexy está en su lugar habitual ―Trace habló a mi oído, ya que Scott iba junto a nosotras.

Decidí ignorarlo. Scott y yo nos despedimos de Tracy y nos dirigimos al auto de este, el cual su padre le había prestado luego de varias súplicas, según me contó.

―¡Hey, Peace! ―habló Tyler detrás de mí.

Me volteé y fingí que no lo había visto antes. ―Ah, hola ―lo saludé sin mucho ánimo.

―¿Podemos hablar? ―frunció el ceño.

―Si no hay de otra ―le pedí a Scott que me esperara y seguí a Tyler hasta donde tenía la moto estacionada ―¿Qué quieres?

―¿Estás enfadada conmigo?

―No.

―¿Entonces?

―¿Entonces qué?

―Te fuiste del Red sin avisar y me preocupé. No contestaste a mis llamadas ni mis mensajes.

―No te vi nada preocupado en el Red. Más bien estabas ocupado con esa rubia.

―Al parecer tú también estabas ocupada con Comosellame ―contraatacó.

―Se llama Scott y está esperándome. Si eso era todo, ya me voy. Adiós.

Su mano agarrando mi brazo evitó que me fuera. ―Pensé que podríamos salir hoy.

―Tengo planes ―me solté de su agarre. ―Tal vez otro día.

Y sin más que agregar, me fui.

Los hombres, o tal vez solo Tyler, podían ser tan estúpidos a veces. Claramente sí estaba enfadada y no quería verlo, pero él ni cuenta se daba.

Scott estaba apoyado en la puerta del copiloto, y cuando me vio venir la abrió para mí.

―¿A dónde quieres ir? ―preguntó ya dentro del coche. ―¿Al cine, a comer...?

―Al cine estaría bien.

Y luego nos quedamos en un silencio bastante incómodo. Yo me dediqué a observar por la ventana y a jugar con las costuras de mi mochila que se encontraba sobre mi regazo.

―Disculpa que insista, pero... ¿tú y el tal Tyler no son algo? ―su pregunta me pilló de sorpresa.

―Seré honesta contigo ―o lo intentaría. ―Tyler me gustaba desde que era pequeña y yo creí que entre nosotros había algo, pero me di cuenta de que es y será el mismo mujeriego de siempre. Aunque ya no siento nada por él ―lo último no podía ser más falso.

―No me importa ¿sabes? Me gustan los retos ―me guiñó un ojo y mis mejillas se tornaron rojas al instante.

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Beautiful NaivetyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora