🎤 ❛ Sick of all the insincere
I'm gonna give all my secrets away
This time, don't need another perfect lie ❜
Donde Alessia y Sebastian pueden llegar a ser tan parecidos como tan diferentes, que logran que el odio se transfor...
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❪🎙️❫
SAN VALENTÍN ESTABA CADA VEZ MÁS CERCA, y aquello era notable por la cantidad innecesaria y poca ecológica de adornos que se divisaban por todos los pasillos y aulas de McKinley.
Kurt a un lado de Alessia parecía bastante desolado. Las visitas a Blaine se habían visto considerablemente reducidas a causa de la cirugía de la galletita —como solía llamarle Alessia—. Ella por su parte parecía más irritada de lo normal, si bien siempre había odiado aquella fecha, ahora lo hacía en mayor cantidad al haber descubierto ciertos extraños y confundibles sentimientos por un idiota castaño del cual prefería no decir su nombre.
—Su tarea para la semana de San Valentín es —habló el señor Schue—... encontrar y presentar las mejores canciones de amor.
Alessia y Kurt intercambiaron una mirada, en la cual blanquearon sus ojos.
—La regional es la próxima semana y necesitamos recaudar $250 dólares para vestuario y spray para el cabello —continuó diciendo el señor Schue.
—Oh Dios... —susurró cansado Kurt.
—No otra venta de pasteles por favor —Alessia dejó caer su cabeza en el hombro de su amigo, agotada de solo pensar en la idea y recuerdo.
—Si alguien dona $10 dólares le cantáremos estas canciones de amor a su enamorado —comentó el señor Schue—. Haremos serenatas en cada aula...
—¡No! —se quejaron todos.
—¡Sí! —celebró Rachel por su parte.
—Hace dos años cantamos villancicos así —le recordó Tina—. Y nos lanzaron comida.
—Y zapatos —agregó Mike.
En aquel momento Sugar alzó su mano, y el señor Schue le dió la palabra. Ella como una diva total bajó sus gafas de corazones y se dispuso a hablar.
—Aquí les va una cucharada de azúcar —sonrió—. No se preocupen por nimiedades, y todo es una nimiedad si eres rico... Así que aquí tiene —se puso de pie y le tendió una cantidad exacta de dinero al señor Schue.
Todos en la sala le observaron sorprendidos.
—Sugar, no puedo aceptarlo —negó el señor Schue.
—¡Acéptelo! —ordenó Kurt de manera rápida.
—¡Eso! —apoyó Alessia—. Digo... —se corrigió al haber sonado tan arrebatada—, sí Sugar quiere financiar amablemente nuestra ida a las regionales no podemos negarnos ¿no?
Todos apoyaron aquello, por lo que finalmente el señor Schue terminó aceptando el dinero.
—Bien, un aplauso para Sugar que financiará la indumentaria para las regionales.
