Capitulo 5

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Más que incomodo en ese silencio que se había instalado entre los 2 al momento del salir del Santuario como seguramente cualquier otra personaje en una situación similar estaría, Regulus seguía los pasos del Santo guardián del 4 templo sin quedarse atrás, ansioso por ver que le tenía preparado su compañero, Manigoldo siempre fue una rara mezcla entre una persona caballerosa y una persona imprudente, haciéndole interesante el empezar a tratar de adivinar que le tendrá planeado. Mirando sonriéndose el uno al otro aun sin decir palabras. Cosa que Cáncer de noto, alentándose a romper ese silencio.

— No has dicho nada. ¿Ansioso?

— Algo. Aunque como tú me invitaste prefiero esperar a que me sorprendas. — Jovialmente expreso, moviéndose en la calle hasta quedar frente a Manigoldo. — Es un lindo día después de todo. — Y si, era algo que no había tonado desde hace un rato, sintiendo un aire de paz al ver a todas las personas pasando en su cotidianidad, una de las razones por las cuales peleaban por Athena después de todo, en esos días todo el ambiente en el pueblo se ha mantenido en paz.

— No te defraudare Pequeño Rey. — Declaro, pasando junto al ex-santo de leo guiándolo por su camino. —  Por cierto, mientras llegamos, he tenido curiosidad por algo, esa chica rubia que estada aquí vaya que estada preocupa por ti.

— ¿Connor?

— ¿Así se llama? Muchos fuimos a verte antes de que despertaras. Sage nos informo sobre lo que paso y el peligro que había, ella estada rezando por ti, totalmente asustada. Se negó a irse pues quería verte despierto.

— ¿Enserio? — Eso dejo enternecido al antiguo Santo de Leo, aun no se conocían del todo pero a pesar de poco tiempo no le evito a la joven princesa formar un ligero vínculo con él. — Considerare visitarla en un tiempo, será lindo estar juntos sin tener que protegerla de morir. — Manigoldo rio, dejando confundido Regulus por su forma de reaccionar.

— Ella es muy bonita, y de tu edad ¿No te gusta o te interesa? — Insinuó sonriéndole pícaro al Leo, provocándole una vergüenza y un sonrojo enorme.

— No... No la quiero de ese modo. Es solo mi amiga. — Entrecortadamente le contesto y cáncer no insistió más, entendía ese sentimiento de no poder considerarla como "Algo más" (¿Qué? Sera medio mujeriego pero no era tan sin vergüenza con las damas)

— Entiendo, no es la correcta para ti. — Volvió a reír. Había un punto donde se le hacía tierno el actuar de Regulus, se notada que una pareja era algo que nunca considero, tampoco lo culpada era joven y siempre estuvo con la motivación de ser como su padre. Aunque ahora le daba curiosidad cual habrá sido la historia de sus progenitores al ser su padre el anterior Santo de Leo.

Siguieron hablando de uno que otro tema más trivial, entre esos sus respectivos cargos. Manigoldo le comento que él siempre solía tener su tiempo para escaparse, divertirse y relajarse fuera de las estrictas órdenes del Santuario dictadas por Athena y obligadas a seguirse por Sage, aunque apenas estaban saliendo, le dijo que era bienvenido a acompañarlo cuando él quisiera, cosa que Regulus sonriente agradeció.

Regulus llego a mencionar una duba que tenia sobre la espada que El Cid le regalo, sabiendo quien se la regalada y el hecho de ser construída por 4 personas, se preguntada si era un tipo de arma especial, no en el sentido de fuera de lo común, al contrario, si no un arma hecha para él, pero igual era algo que ninguno sabia como comprobar.

— Ya casi llegamos, espero tengas hambre. — Regulus parpadeo sorprendido cuando ambos se pararon frente a una especie de cabaña donde Manigoldo entro, siendo seguido con Regulus notando hasta ese momento lo alejados que estaban del Santuario. Pero no negada que sentía su estomago gruñir al llegarle el olor a comida, ha estado muy exhausto tras su tiempo con Aldebaran, El Cid y sus amigos.

Luciérnagas azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora