— Mani... — Casi en un susurro ese gemido salió de sus labios. No entendía porque pasaba pero el solo paso de los labios del santo de cáncer por su cuello era una sensación que le encantaba. Abrazándolo, pasando una de sus manos lentamente por el pecho del mayor para enredadera en su cabello, mientras la otra terminada moviéndose para bajar por su espalda. Todo había escalado de tono tan rápido, pero de forma tan natural entre los 2.
Como era de esperarse, eso provocó lo que tenía que provocar, ya que como ninguno traía mucha ropa sus pieles chocaban y se rezaban a cada beso que se daban, sus erecciones empezaron a rozarse de una manera peligrosa al estar pegadas a la tela mojada.
— Veo que estás muy despierto aquí. — Señaló a la entrepierna del menor. Alertando a Regulus que se sobresaltó al notar esto.
— ¡Lo siento! Ahh... No sé porqué me pasa esto, normalmente solo me pasa cuando me despierto. Espero que se baje pronto.... — La risa que soltó el Santo de cáncer causó cierto desconcierto en Regulus.
— Regulus, que te pase eso es normal. — Poniendo sus brazos a cada lado de su rostro se volvió a acercar hasta quedar encima de él, con la intención de susurrando en su oreja, explicarle todo el procedimiento que le provocó eso a lujo de detalle.
Si bien Regulus estaba totalmente consciente de todo lo necesario e importante entre lo que eran las relaciones humanas, sea de hombres y mujeres, o solo entre hombres, lo que era la sexualidad, o mejor dicho, la suya propia era algo de lo cual nunca se preocupó. O de lo que estuvo enteramente consciente. No creyó que llegara el momento de que pudiera estar en una relación. Por lo visto, eso no era del todo correcto. Si bien, estaba seguro que las mejillas las debe de tener calientes por la vergüenza que tenía, a su vez se sentía alentando a llegar un poco más lejos. Especialmente, ese momento parecía el indicado.
— Veo que experiencia no te falta. — Con sus manos en su pecho, Regulus apartó a Manigoldo ligeramente, aunque tenía sus rostros algo pegados porque quería verlo a los ojos.
— He tenido varias parejas antes. — Simplifico.
Al terminar de explicar, Manigoldo empezó a coquetear de manera muy descarada de todo lo que quería hacer con él, no solo en un ámbito sexual, sino como su novio de ahora en adelante. Toda su mente estaba en Regulus, y solo en Regulus, no pensaba en una guerra, en peleas, ni en el Santuario. Solo en su pequeño rey.
Besando su mejilla, su cuello, incluso su oreja mientras coqueteaba. Olvidándose del mundo a su alrededor. Le encantaba verlo en ese momento y notar la felicidad en su rostro. A pesar de su común inocencia, la confianza que Regulus se tenía lo ayudaba a desenvolverse en este momento. Sintiendo un ligero escalofrío que lo hizo parar cuando las manos de Regulus se aventuraron por su cuerpo, debajo de la ropa interior, como si quiera quitársela. Parándose Teniendo una clara idea de las intenciones que tenía el chico bajó de él.
Por su parte Manigoldo no sabía si poner un alto. Pensada que era un poco pronto, y por sobre todo, sexo al aire libre será casi una fantasía de muchos y no negada que podía ser un poco placentero, sea por el morbo o por el ambiente, pero no siempre era del todo cómodo.
Justamente, cualquier superficie que tenga agua era un NO rotundo en lo que a sexo se tratara. Si iban a tener sexo, quería que su primera vez sea en una cómoda cama.
Aun con eso, no veía razón para no darle un poco de gusto a la curiosidad de su pequeño rey. Parándose con las intenciones de volver a remojarse en el agua, de espaldas a Regulus se quitó la ropa interior quedando desnudo ante su novio. Sutilmente moviendo la cabeza para ver su reacción, sintiendo como su orgullo ligeramente se inflada.
Regulus jadeo apenas hizo eso. Nunca creyó que una simple acción como esa pudiera hacer que su mente se quede en blanco totalmente estremecido. Recobrando la postura no se quedó atrás, quedando desnudo también parándose frente a su novio.
— Vaya que eres hermoso... — Mirando de arriba abajo detallada la imagen que tenía enfrente lo que más que podía, tener a Regulus desnudo frente a él era muy deleitable.
— Tu eres grande... — Cierto. Se le olvidaba que estaba erecto.
— ¿Te gusta lo que ves mi pequeño rey? Porque a mí sí me encanta lo que veo. — Rodeándolo con sus brazos, lo acerco para besarlo. Llevándose una enorme sorpresa cuando el león hambriento empezó a tocarlo. — No hagas eso. Quisiera que mejor solo tomemos un baño, cuando volvamos al Santuario hacemos todo esto.
No muy complacido, Regulus se quejo.
-—¿Puedo hacerte cambiar de opinión? Ósea, ya estamos desnudos. Totalmente solos. Nos conocemos hace ya mucho tiempo. Y... Ahm... No creo estar adelantandome. No sé mucho del tema, pero con todo lo que me dijiste hace rato, de verdad me gustaría probar que nosotros tuviéramos sexo... — Aunque avergonzado le hizo saber, acto que le enterneció al mayor. Besando la frente de su novio. -
— Por eso. Volvamos al Santuario, y esta misma noche ven a mi templo para hacerte mío por primera vez. La primera sexual siempre duele un poco, en el agua eso es MUCHO peor. Lo mejor es hacerlo en un lugar mucho más cómodo. ¿Crees que dejaré que mi pequeño rey la pase mal en su primera vez con este semental? ¡Claro que no!
— Jajaja. — Rio risueño tras las últimas palabras del santo de cáncer. — De acuerdo. Esta misma noche. — Besando su mejilla dejó el tema allí. Sujetando su mano para volver a lanzarse al agua donde esta hizo su trabajo y todo el calor que había acumulado se desvaneció.
Promesas y palabras de amor no eran necesarias para ninguno en ese momento. Como dijo Regulus, ya ambos se conocían desde hace muchos, habían pasado varios momentos juntos. Sin contar lo que ha pasado las últimas semanas, para los 2, ya todo estaba hecho y dicho de forma satisfactoria para estar seguros de su nueva relación. Volviendo al Santuario con Manigoldo sujetando la mano de su pequeño rey.
— ¿Um?
— ¿Pasa algo?
— Nada, solo me pareció ver un licántropo blanco... — Las palabras de Asmita rozaron eco en su mente.
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Luciérnagas azules.
FanficOscuridad, luego de estar en una completa pelea y dificil pelea, donde se le reconoció por su gran poder, las heridas para el joven Santo de Leo serian más graves a pagar de lo que esperada en un primer momento. Toda su vida ahora se ve comprometid...