Capitulo 9

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— Vaya que has mejorado. —  Regulus halago. Teneo siempre fue de tener una gran fuerza física, eso era algo que era fácil de notar, siendo que una vez logró sostener al santo de Tauro en sus 2 brazos sin que pareciera difícil. Ahora, luego de probarlo otra vez, lo notaba más motivado a mejorar.

— Gracias. Desde lo que pasó con tu cosmos tengo claro que quiero obtener una armadura cuanto antes. Quiero pelear al lado del señor Ha... -— Rápidamente se corrigió, a veces se le olvidaba eso. No sé sentía tan cercano como Sísifo para tener ese atrevimiento. — El señor Aldebarán. Pelearé al lado de mi maestro y lo protegeré en la pelea, él está arriesgando su vida continuamente, es inevitable que haya muertes en ambos bandos pero odiaría quedarme solo siendo protegido. — Alego. Recostando su cuerpo sobre sus manos.

— Entiendo eso. — Un rápido FlashBack de su padre llegó a su mente, junto con ello la imagen de cierto infeliz que tanto sufrimiento le causó. Ya no podía cumplir esa vieja promesa. — Te puedo confirmar que serás un gran santo dorado.

— Gracias. Pero no sé si aspiro a ese puesto. — Tampoco lo creía viable estando en una pelea que ya ha durado décadas. Quería aportar su fuerza en ese momento, sin contar que... Solo había un puesto disponible: Leo. — Y hablando de eso. ¿Cómo te sientes? Supe que ya están reclutando un futuro santo de Leo. — Haciendo una mueca Regulus cerró los ojos, apoyando su cuerpo en sus manos.

— Ya sé que ese ya no es mi destino. Ni la propia Athena pudo hacer algo, solo consolarme. — Tras la pérdida de su cosmos a la mañana siguiente Sasha había ido a visitarlo, permitiéndole a Regulus abrazarla, incluso llorar para desahogarse. — Ya es imposible y nada puedo hacer. Solo vivir.

Teneo no sabía cómo tomar esa declaración, la expresión en el rostro de Regulus era como si solo se estuviera resignando a lo que era su realidad por más desagrado que está le generará pero echarle sal a la herida era una cosa que no estaba dispuesto a hacer.

— Debe ser duro. — Y eso que nadie más que Sísifo, Hasgard, Sasha y el patriarca estaban conscientes del peso que la muerte de Ilias dejó sobre Regulus. — Supe que con Manigoldo has estado saliendo del Santuario. ¿Cómo ha sido con él? Lo que sucedió con Kardia aún lo tengo en mente.

— Con Manigoldo ya tengo historia, desde que obtuve mi armadura he pasado tiempo con él. Ya que me llegue a escabullir en su templo de vez en cuando. Es muy bien amigo mío.  — Cambiando totalmente su expresión, eso le trajo lindos recuerdos. — Lastima que no he podido terminar la salida que tenía planeada.

— Entiendo. — No puedo evitar reír complacido al ver su cambio de semblante. — ¿Te molesta contarme de eso? — De parte de Regulus no hubo alguna objeción, entablando una conversación rápida mientras la tensión de sus cuerpos tras la batalla disminuye.

Al Santo de Unicornio le tomó unos minutos aparecer frente a sus amigos, llamando la atención varias marcas moradas que se llegaban a ver en sus brazos, incluso en su cuello. Poniendo nervioso al joven hombre coreano.

— Yo... Ammm... Tuve que entrenar con mi maestro. — Fue su excusa, pero lo que le llamó la atención a Teneo es que estaba nervioso, como si hubiera pasado algo bastante vergonzoso, obligándolo a ocultar esas marcas como pudiera.

— ¿Estás seguro? — Hasta Regulus lo noto. Su actitud era rara, pero Yato se negó a seguir con ese tema.

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Por otra parte, el Santo dorado de Cáncer estaba ya un poco impaciente. Sus planes con Regulus se habían ido a la borda, y ya se había calado el discurso de Sage junto a su buen golpe en el cráneo, al haber usado su ausencia en el Santuario para escapar despreocupadamente sin importar que tan buenas intenciones tenga.

— Umm... De cierta forma hiciste lo correcto. - Fue lo que le dijo hace un par de días luego de haber escuchado sus declaraciones, pero aún así lo escuchó después del golpe que le ofreció. — Pero para la próxima avísame. Si corre un peligro queda bajo tu responsabilidad. Ya hice mucho permitiendo que use un arma. — Primero que iba en contra de las reglas y segundo el tipo de arma que era.

Solo hizo ese paso en alto a otra acción imprudente hecha en su ausencia porque confiada en el juicio de El Cid.

Manigoldo había volteando los ojos tras escuchar eso.

— Descuide Viejo, está seguro en mis brazos. — Le aseguro. — Y que bien que menciona eso porque mis planes con el pequeño rey no paran. — Ahora quién torció las cejas... Más bien los puntos sobre los ojos, fue Sage.

— Está bien, solo no hagas nada loco. - Sentenció. Tenía ciertas sospechas pero prefirió esperar a que estas se confirmarán por si solas.

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Devuelto al presente, Manigoldo estaba rompiendo la distancia hasta quedar cerca de Regulus y sus compañeros, quedando de un santo frente a él. Sonriendo enormemente.

— ¡Mani! — Exclamó de felicidad al verlo, dejando concentrada la atención en el Santo de cáncer.

— Lamento haber tardado en volver a darte mi atención pequeño rey, tuve mis problemas con el viejo. —  Empezó con eso a modo de disculpa. Quería retomar sus planes, ignorando olímpicamente a los otros 2 hombres jóvenes. —  Pero quería verte. Ya estoy libre.

— ¿Vamos a comer otra vez, no? — Ya Teneo y Yato se sentían peor ignorados.

— No es mala idea de hecho, ¿Eso quieres? Porque ya existe un lugar al que quería llevarte. — Regulus asintió pero a su vez objeto ya que quería quedarse en el Santuario. — Bueno, sí, es un lugar bastante lejos pero aún es temprano y te puedo jurar que vale la pena. — Alego.

— Muy apegados por lo que veo - Yato intervino. En voz baja, cruzándose de brazos. — Ahmm... —  Rápidamente se arrepintió cuando 2 pares de ojos se clavaron en su dirección. — Me refiero a que... ¿No estás muy concentrado en Regulus? No entiendo que tramas.

-— Es mi amigo, compañero como Santo de Oro, y le quiero ayudar con sus problemas. — Simplificó, arqueando las cejas caminando cerca de Yato. — No veo que es lo malo. ¿Me explicas? — Cruzándose de brazos cuestionó.

Viendo esto, Teneo se llevó la mano al rostro pareciéndole raro e incómodo la tensión que se estaba formando.

Ahora que se preguntaba ¿Dónde estaba Tenma? Y para su fortuna, el toro hizo un acto de presencia en el momento justo. Salvando el pellejo de Yato que para sus adentros agradeció. Manigoldo no iba a ser capaz de pedirle pleito pero si de intimidarlo por completo.

— Así que están planeando salir... Tengo una idea de hecho.

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Ahora ya saben porque Manigoldo no se lo ocurrió mejor que lanzar a Yato contra Veronica jajaja. Pero total, estuve haciendo cuentas, y creo que puedo adelantar la declaración en este fic que estaba pensando para mucho despues. 

Luciérnagas azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora