Capitulo 8

95 12 33
                                    

Quería despejar la mente un rato luego de los días que ha tenido. Sísifo ya tenía mucho normalmente, ahora tenía que sumar el estrés no solo de no saber cómo ayudar a Regulus concretamente, sí que no también saber que tenía que dejarle su confianza a Manigoldo en la situación de su sobrino, siendo que, por más que no le gustara admitirlo puede que sea lo correcto, ha estado sirviendo sus acercamientos juntos para levantarle el ánimo, Manigoldo sabía cómo escapar rápido de las obligaciones lo que le facilitaba las cosas.

Sísifo por su parte le gustaría poder dividirse en 3 para estar siempre en todas las responsabilidades que tenía, 1 con Sasha como cuidador de Athena, el otro para apoyar a Regulus y el último para atender las responsabilidades en su templo y como Santo de Sagitario.

Desde el cambio drástico al que había que adaptarse habían pasado casi 2 meses.
Siendo todo eso lo que le estaba expresando a los santos de Tauro y Capricornio.

—  Deberías calmarte. — Hasgard/Aldebarán hablo. Levantando las manos buscando acercarse a Sísifo.

— Escucha al toro. Tu estrés no es normal. — Cortantemente tras de ellos El Cid opinó, cruzados de brazos. — Entendemos tu actitud con Regulus, has sido tanto su segundo padre, un maestro y un protector desde hace años, pero sobreprotegerlo solo lo hará débil en este momento donde está expuesto, debes darle confianza para que forje su temperamento antes que su voluntad se vea oxidada.

— Él tiene la razón. — El toro apoyo al capricornio. — Regulus ya es un adulto, no estás actuando de la manera correcta. Además, como yo conozco bastante a Manigoldo, te puedo asegurar que sé que no tendría nunca malas intenciones con Regulus.

Sísifo se llevó la mano a la cara, aguanto un suspirando terminando con los dedos enterrados en su cabello.

— ¿Estás seguro Aldebarán?

—  Claro, hemos salido por Sake más de una vez. — Simplificando todo con una sonrisa le expresó. Se les olvidaba que el guardián del segundo templo disfrutaba de ese pequeño placer culposo. — Él me llegó a comentar un par de cosas ya hace bastante. Aprecia mucho a Regulus.

— En otras palabras, puedes asegurar que su confianza es mutua. — El Cid intuyo. Veía por donde iban sus palabras.

— Exacto. — Desviando su mirada a Cid le vio la razón antes de terminar volviendo a Sísifo. Teniendo una clara idea de lo que le pasaba. — Sísifo, te lo digo como tu amigo y compañero de entrenamientos, creo que estás dejando que esto te afecte mucho. ¿Qué tal si terminado vamos por Sake y te relajas?

— No lo sé. Puede que tengan razón pero... Me preocupa. Mi muerte es algo que ya me dejo de importar en esta guerra hace ya mucho, incluso, fui capaz de enseñarle a Regulus que no tendría que preocuparse por ella siempre y cuando muera con honor. Pero ahora, tengo miedo de que pasara al terminar porque sé que se quedará solo. No sé qué hacer más allá de querer mostrarle que todo está bien, tampoco sé cómo prepararlo para el mundo real cuando ya toda esta guerra termine con cientos de muertos, pero termine. - Su voz quería  de sonar lo más neutral posible expresando por fin todos los miedos que le comían el alma, pero fue casi en vano porque su angustia era algo palpable.

Que ninguno de los 2 Santos de oro junto a él supo cuestionar, tenía razones para pensar así. De sobra que era lo peor. La muerte de su padre le afectó, ahora perdió sus poderes y su único familiar vivo, su destino tarde o temprano lo llevaría fuera del santuario.

El santo de Dorado de Tauro rodeó el hombro de Sísifo con su brazo, sonriendo cómo se caracteriza en él. Expresándole su apoyo.

— Te entendemos a la perfección. — El toro habló, capricornio asintió, acercando más a Sísifo, dejando su mano sobre su otro hombro. — Nosotros estamos igual que tu, pero te prometemos que si alguno sobrevive, nos haremos cargo de tu sobrino.

Luciérnagas azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora