Había perdido una pierna, en su frente y hombro seguramente quedaría una cicatriz bastante pronunciada. Manigoldo aún seguía consciente al momento de ser llevado de regreso al Santuario. Confirmando que, lo que Arkhes le había mostrado fue la batalla donde la muerte le esperaba. Dejándole el tiempo para mostrarle una forma de sobrevivir. Haciendo lo que pocos lograban, desafiando el destino. Sage lo había transportado al Santuario una vez habían separado a Thanatos del humano en su cuerpo, sacrificándose para sellarlo.
Su maestro sabía de esa visión que Arkhes le mostró. Regulus había vendado sus heridas, acostándolo en su cama solo con ropa interior mientras lo revisaba. Parecía que en su piel habían quedado cortes provocados por la destrucción parcial de la armadura.
— Toma. El agua de Copa te ayudará a pararte.
— Pequeño rey… — Regulus le miraba. Feliz de verlo, triste de su estado y lo suficientemente enternecido. Manigoldo imitó el gesto para tomar el vaso, ingiriendo el agua de la copa.
— En serio eres un caso único. No cualquiera pelea con la muerte misma y sobrevive. — Comentó. Manigoldo dejó el vaso a un lado, detallando a su pequeño rey.
— No cualquiera le voltea el hocico de un golpe. Al menos me llevaré esa satisfacción a la tumba. — Comentó, dejándole una pequeña risita al castaño.
— Te dejaré descansar.
Cuando estaba por voltear, haciendo fuerza para incorporarse en la cama Manigoldo sujetó su brazo. Mirándolo directamente al rostro, logrando mantenerse de pie. Rodeando con sus brazos al castaño, hasta abrazarlo fuertemente. Sintiendo un pequeño sollozo que murió en su pecho.
— Estoy feliz que estés conmigo. Pero, ah, quiero que sepas que no estoy molesto porque te hayas ido sin decirme nada. A pesar de que, si me mataste de un susto. — Sé sincero. Alzando el rostro, tendiéndole un beso en los labios a Manigoldo. Un beso perezoso. Cómo si de repente pudiera ignorar todo a su alrededor, las muertes de sus compañeros en batallas sangrientas. Un poco egoísta, más no quería perder a otra persona importante para él.
— Lo sé. Y creo que lo lamento, pero aún sin eso, igual te hubiera prometido que con todo lo que ha pasado entre los 2 no te dejaría solo. Mi pequeño rey. — Enmarcando su rostro en sus manos, besó su frente. Volviendo a tomar posesión de sus labios, bajando a su cuello.
— No hagas eso. No quiero abrirte otra herida. — Un pequeño golpe a la puerta los hizo voltear. Siendo Shion quien los visitaba. Manigoldo rodeo a Regulus con su brazo, poniendo su atención en él.
— Me agrada ver qué aún herido no cambias. Vine porque, al saber que perdiste una pierna puedo hacerte una prótesis para el momento en el que sanes por completo. Pero necesito tomar algunas medidas.
— Adelante.
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El regreso del Santo de Sagitario, no tardó en hacerse presenté, sólo que, esto necesito del sacrificio del guerrero de Capricornio. Teniendo muchas emociones dispersas en muy poco tiempo. Regulus, corriendo a su tío reaccionó feliz al verlo de pie, buscando ponerse al día con todo lo paso en su momento en coma. Teniendo a Athena para guiarlo. Consciente de sus demonios gracias al mundo de los sueños.
Sísifo tenía que hacer algo, ahora que estaba despierto nuevamente.
— Manigoldo. — Irrumpiendo en el templo entró. El guardián, aún en cama, volteo a la figura del castaño. — Primero que nada, lamento que el momento donde te diga esto sea en este estado. Siendo que, llevo considerándolo desde que vimos a Arkhes.
— Continúa. — Su voz era sería. Sabía que tenía que ver con Regulus una vez mencionó a la pitia.
— No te voy a negar que siempre tuve un descontento fruto de desconfianza hacia ti y sobreprotección hacia Regulus. Es mi sobrino, siempre he querido lo mejor para él, y me arrepiento de no haber podido cuidarlo una vez Ilias falleció. Sé que seguramente voy a morir, así que, por favor vela siempre por mi sobrino de ahora en adelante.
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Luciérnagas azules.
FanfictionOscuridad, luego de estar en una completa pelea y dificil pelea, donde se le reconoció por su gran poder, las heridas para el joven Santo de Leo serian más graves a pagar de lo que esperada en un primer momento. Toda su vida ahora se ve comprometid...