— Mani... — Tan concentrado estaba desde que empezó la mañana con el gato en sus manos que el ex santo de Leo no noto cuando el Santo dorado de cáncer se adentro al templo. Más específicamente en una las secciones diseñadas para cubrir las necesidad que requerían para que los dorados en cuestión las habiten; En una sala de estar. Riendo por lo bajo y acercándose a él, quedando sentado en medio de los 2.
— Cof Cof… — Fingidamente Sísifo tosió, recordando que su presencia aún estaba en el templo, cosa que Manigoldo pasó por alto.
— Buenos días Sisi. — Con una voz que rayada el sarcasmo solo eso le dijo el Sagitario, concentrándose en Regulus. - Veo que te estás pegando mucho a esta bola de pelos. — Regulus asintió.
— Hasta el momento me gusta mucho su presencia, es una criatura muy linda.
— Linda pero que puede matar sin problemas. Te recuerdo que es un animal callejero, allá sobrevive matando a sus presas. — Regulus parpadeo, por más que Sísifo ya le había comentado de eso no se imaginaba a esa cosa tan linda y en ese momento sumisa en sus brazos matando a cualquier criatura viva por más pequeña que sea. — Noto que lo domesticaste muy rápido.
— Eso gracias a mi tío.
Detrás de ellos, Sísifo no apartaba la mirada de los 2, casi escéptico a la espera que algo pase, tendría que irse con Athena pronto pero... Su deber o su sobrino, ambas eran igual de importantes a sus ojos. Dejándole la confianza necesaria al cáncer solo espero.
— Aún no sé qué nombre ponerle. Solo se me ocurre Come-Come, por la forma que lo encontramos y porque jugando con él me ha estado mordiendo un poco. — Regulus se acostó a dormir tarde por buscar lograr que esa gata se acostumbre a su persona.
— Yo ya le dije que le buscara un nombre mejor. — Sísifo detrás de ellos opinó. Manigoldo le dio la razón.
— ¿Maria? — Ambos negaron. — ¿Flor? — Volvieron a negar. — ¿Yui? — Bueno, esa sonada un poco mejor, pero ambos dorados seguían sin estar seguros, poniendo en jaque a Regulus porque no se le ocurrían muchos nombres y más para una dama. Una mueca en su rostro se empezó a formar ya que se estaba empezando a impacientar.
— ¿Qué tal Haru? — Regulus apartó la mirada del gato en sus manos para ver a su tío, volviendo al gato cargándolo por encima de su pecho.
— Haru será. Una fuerte dama. — Le parecía un lindo nombre por lo tanto no le fue difícil aceptarlo. Sonriendo, Manigoldo volvió a tomar la palabra.
-— Ahora que recuerdo a lo que vine, ¿Te parece si terminamos lo de ayer pequeño rey?
— Uhm... — Parecía dudar, al notar eso quien respondió a la pregunta fue Sísifo. O más bien, cuestiono lo que Manigoldo sugería.
— ¿No tienes tareas asignadas? Creo que ambos están muy ocupados para salir así como así unas horas. — Y ahí fue cuando rompiendo la distancia que había dejado entre su sobrino y cáncer, se acercó a ellos 2 cruzándose de brazos.
— Relájate que tengo todo bajo control. — Casi arrogante cáncer expresó. Totalmente relajado. — ¿Tú qué dices Pequeño Rey?
— Ahhh... — Las cejas de Manigoldo se torcieron por la confusión que Regulus presentó, haciéndolo adoptar la misma confusión. — ¿Lo podemos dejar para dentro de unos días? No quiero dejar a Haru sola tan pronto, y... Tengo que entrenar. - Bueno, nada podía hacer. Solo aceptó, parándose de la silla, pero, ofreciéndole su mano a Regulus.
— Bueno, al menos déjame ayudarte en eso. — Asintiendo a sus palabras Regulus aceptó, yendo los 2 al coliseo siendo seguidos por Sísifo que solo suspiro. Buscando enmarcar una sonrisa de medio lado lográndolo con dificultades, siempre estuvo consciente de la amistad que se había formado entre esos 2, pero apenas notada que a Regulus parecía hacerle bien la presencia de Manigoldo, y viceversa.
ESTÁS LEYENDO
Luciérnagas azules.
FanfictionOscuridad, luego de estar en una completa pelea y dificil pelea, donde se le reconoció por su gran poder, las heridas para el joven Santo de Leo serian más graves a pagar de lo que esperada en un primer momento. Toda su vida ahora se ve comprometid...