5. Pequeñas sorpresas

44 6 1
                                    

Cuando llegamos al colegio, la gente de este nos miraba raro, ya que la gente solo creía el rumor de que solo hablaba con Liam por su hermano, la gente en serio es estúpida.

En ese momento decidí no preguntarle a Liam sobre lo que había dicho de paso uno, prefería hacerlo en otro momento donde no estuviera todo el instituto viéndonos.

Me despedí de Liam y salí corriendo a mi casillero a coger los libros de la siguiente clase, y bueno, porque no me gustaba ver las caras de asco y de lástima de la mayoría de las personas de mi instituto.

Cuando llegué, Moira, mi compañera de casilleros y de un año menor que yo me miraba con una sonrisa, la verdad es que daba gracias, ella era como mi hermana pequeña, y cuando no estaba con Melissa o con Marck cotilleábamos un poco ella y yo, no me juzgues, chisme es chisme.

-Hola Elena- Me dijo ella- ¿No me tienes que contar nada? - Dijo ella con una mirada pícara.

-¿Yo?, no se de que me hablas- Dije yo poniendo una cara seria para que se lo creyese.

-Venga vamos, ¿Qué pasa con Liam Reed? - Dijo ella alzando las cejas repetidamente.

-Emm... Luego te cuento Moira, llego tarde a mi siguiente clase- Y nada más decir eso salí corriendo.

Cuando ya estaba acomodada a cinco minutos de empezar la clase, porque si, le había mentido, pero es que no me apetecía tener que explicárselo todo, me llegó un mensaje.

"Que sepas que de mi no te libras, luego me cuentas 😉"

Ya me imaginaba, Moira es imparable.

Guardé el móvil, y me quedé esperando a la profesora, odiaba y amaba esa materia a la vez, si ya sé que es raro pero os explico, la odiaba porque la profesora era un infierno y porque no compartía la clase con ninguno de mis amigos, pero la amaba porque amaba las matemáticas, si soy rara, no me abucheéis.

Cuando acabó la clase y después de quejarme con algunos compañeros y de comentar que aunque había sido horrible, Isabel estaba más amable que otros años, salí de allí corriendo a clase de Historia, que compartía con Marck.

Cuando llegué y me vieron algunos empezaron a reírse, porque aparte de con Marck, también compartía la clase con Blake Reed, que suerte la mía.

-Ey cerdita, ¿No te apetece sentarte aquí conmigo? - Dijo él riéndose.

Simplemente pasé de su cara y seguí caminado al lado de Marck, al que se le notaba que en nada se iría contra él.

- ¿Qué pasa, que solo te acercas a mi por mi hermano?, que patética que eres- Y siguió riéndose con sus amigos.

Ahí no aguanté más, no se de donde saqué aquella fuerza de voluntad, pero me acerqué a él a decirle un par de cosas a la cara.

-Mira estúpido Reed, el puto día en el que quiera acercarme a ti será el fin del mundo porque eres un maldito arrogante, infantil y gilipollas- Paré y tomé un poco de aire- Y que sepas que si hablo con tu hermano es porque es un chico agradable y no un imbécil como tú.

Todo se quedó en silencio y yo me giré y me senté al lado de Marck, este pasó de confusión a felicidad y a otra cara que no supe descifrar.

Cuando acabó la clase salí a las siguientes dos clases hasta que llegó la hora de almorzar, en ese momento solo me apetecía estar sola, llevaba demasiada tensión en mi cuerpo como para seguir viendo el rostro 9de algunos compañeros que no se cansaban de molestarme, bueno por lo menos había conseguido que el estúpido de Reed me dejase en paz. Por lo que decidí irme a un banco que había entre unos árboles fuera de la cafetería.

Dos Diamantes Sin PulirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora